El primer amor.
Aquella primera ilusión que te hace idealizar la perfección y se queda en tu memoria como un sentimiento puro y verdadero.
Un recuerdo de la niñez dando paso a la juventud, apostando a un futuro incierto.
¿Recuerdas tu primer beso?
¿...
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
Emma.
El verano estaba por acabar.
Es una pena que yo pasara la mayor parte del tiempo en la escuela y en mi habitación.
Cada día intento ser más positiva que el anterior. Lo de papá nos toca a todos en casa, pues es reciente, aunque sabíamos desde antes que pasaría, pasó los últimos meses en el hospital, eso no quita que sea doloroso. Es inevitable recordarlo, siempre será parte de mí, de todos.
Pero como dije, es mejor enfocarse en las cosas positivas. Como, por ejemplo, que volví a Vermont, junto con mi prima Lía y amigos del pasado.
Las clases de verano se pasan lentamente, no tengo muchos amigos, casi todos son chicos que no acreditaron en una o más materias del curso pasado. Solo he visto a una chica en clase, siempre se sienta atrás y no habla con nadie, de ahí en fuera estoy rodeada de testosterona.
¿Lo más difícil? Compartir clase con Oliver. No hablamos desde nuestra "charla" en su cocina. No nos dirigimos ni un saludo, ni una sola mirada, nada. Somos simples conocidos de la infancia.
Supongo que Oliver Cox solo fue mi primer amor...
¿Cómo se puede cambiar tanto en seis años?
♡♡♡
—Oh entiendo —digo a través de la línea.
Hablo con mi prima.
Es el penúltimo día antes de comenzar las clases oficialmente, últimamente ella no tiene mucho tiempo, consiguió un empleo de medio tiempo en un minisuper, me gusta que gane su propio dinero, pero quisiera poder pasar más tiempo con ella.
—No te preocupes, estaremos juntas en la escuela, hasta te cansaras de mí —dice con su voz dulce.
Siempre me calma, tiene un don.
—Bien, ten una tarde productiva.
—Gracias —dice animada—. Oye, deberías salir con Emmett, le hará bien a ambos.
—No, él está encerrado en su cuarto jugando videojuegos, sabes que nada ni nadie existe cuando está frente a su consola.
Ella suelta una carcajada.
—Es cierto —afirma divertida.
—Pero llamare a Duncan, tal vez quiera salir a dar la vuelta por ahí.
—Ah... sí, podría ser... bueno, ya tengo que irme o llegaré tarde.
—Bien, te quiero.
—Te quiero.
Colgué el celular y le mandé un mensaje de texto a Duncan «¿Tienes tiempo libre? Me gustaría salir un rato».
