El primer amor.
Aquella primera ilusión que te hace idealizar la perfección y se queda en tu memoria como un sentimiento puro y verdadero.
Un recuerdo de la niñez dando paso a la juventud, apostando a un futuro incierto.
¿Recuerdas tu primer beso?
¿...
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Oliver.
¿Han escuchado sobre las citas de tres? ¿No? ¡Es porque no existen!
No de forma romántica.
Una semana... ¡Una semana! Ha paso una semana desde que Alba y yo lo hicimos "oficial". Y adivinen quién no se despega de nosotros ¡Si! La rubia arrogante.
He tenido que callar y soportar a las amigas inseparables durante todo el día y parte de la tarde. Sería mejor escuchar un taladro todo el día en mi cabeza, que las estúpidas conversaciones de estas dos.
Al principio pensé que Alba le daría importancia a lo nuestro, pero ella solo muestra interés en los entrenamientos con el equipo y no me gusta nada como mira a los otros jugadores.
Oliver, ¿a quién engañas? —Me reprocho a mi mismo—. Sé muy bien que no hay un nosotros en esta relación.
Lo peor de todo es que estoy bien con eso. Alba me usa por la misma razón que yo accedí a esto: Ambos queremos un lugar en la mesa de los más populares.
Creí que me gustaba Alba, y lo hacía, hasta que Camilla le lavó el cerebro y la convirtió en una copia de ella. Espero que un día se de cuenta de lo mucho que cambió desde que se mudó a este pueblo, sobre todo, lo desagradable que es su supuesta amiga.
—Son muy lentos —se queja la rubia.
—Si, muy lentos —repite Alba.
Ambas me miran con una ceja levantada.
—No han pasado ni cinco minutos desde que pidieron —digo desviando la mirada hacia la ventana que tengo a un costado.
Camilla y Alba insistieron en venir a una nueva cafetería del centro, al parecer la heladería de la señora Rocío está pasada de moda. Al entrar me di cuenta que este lugar parece la copia barata de Starbucks, con precios más accesibles y vasos de cartón reciclado sin ningún logotipo.
—Como sea —dijeron ambas.
Los tres decidimos que es más interesante la pantalla de nuestro móvil que vernos las caras. Yo le doy uso a los auriculares y puse un playlist de "The Weeknd" mientras traen nuestros aburridos cafés.
Alba estaba inmersa en su pantalla, Camilla se tomaba selfies donde me obligó a posar en una con ella. Eso me hizo pensar en lo diferente que te ves en una fotografía.
—Aquí está su pedido —habla la mesera entregando los cafés y el pretzel que pidió la rubia.
—Ya era hora —rueda los ojos la "reina"—. Ya vete.
Alba sonríe por el tono en que su amiga le habla a la chica.
—Gracias —digo intentado amortiguar el momento para la mesera.
Ella apenas y sonríe al irse.
—Controla a tu novio, Al.
—Camilla —la miro despectivo—, te crees la reina, pero no tienes modales para tratar a la chica que te sirve el café.