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Emma

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Emma.

Ese mismo día por la tarde.

—Esa parece una zanahoria —dice algo dudoso.

Sonrío viendo la nube que ha señalado. Malik tuvo la grandiosa idea de venir al lago después de clases, es un lugar muy pacífico y el sol es exquisito ahora mismo. Estamos recostados sobre el pasto fresco mientras el viento acaricia nuestra piel, es perfecto.

—¡Mira! —Exclamo señalando otra nube—. Esa tiene forma de corazón.

—Un corazón algo torcido ¿no crees? —agrega torciendo el cuello para tomarle forma a la nube.

Rio viendo su expresión, incluso entrecierra los ojos para "ver mejor". Él esboza su característica sonrisa que le roba luz al sol y me mira a los ojos, es tan lindo que me dan ganas de pellizcar la punta de su nariz.

Y no me resisto, arruga la nariz y suelta un inesperado estornudo, ambos reímos por ello. Miramos al cielo nuevamente, en busca de nubes extrañas.

—Me gusta, esto —comenta con la vista al cielo.

—A mí también. —Por alguna extraña razón siento mis mejillas arder un poco.

¿Era normal sentir mariposas en el estómago? Estos días han sido sin duda muy distintos...

—Malik...

—¿Si? —Me mira con esa cara tan tierna, su cabello se despeina debido al movimiento y algunas hebras se pierden entre el pasto.

Dudo un poco al hablar, pero he dejado pasar más tiempo del que debí, necesito saber qué pasó con Oliver.

—La otra noche —comienzo—, cuando Oliver y tú discutieron, ¿Qué es lo que sucedió?

Hace una línea con sus labios y desvía la mirada hacia otro lado, después, vuelve a verme con las cejas unidas.

—No es su culpa, yo lo provoqué —se nota arrepentido—. Estaba celoso.

—¡¿Celoso?! —Repito sentándome de una.

—Si —añade sentándose sobre su lugar—. Me gusta pasar tiempo contigo, más de lo que me gusta estar con mis amigos —dice sonrojándose—. ¿Sabes a lo que me refiero?

—C-Creo que sí —hablo con los nervios en la punta de la lengua.

—Me gustas —suelta.

Un escalofrío recorre mi espalda y mis brazos. Mi corazón parece que quiere salir a correr un maratón.

—Emma —toma mi mano llamando mi atención. Veo esos hermosos ojos marrones—. Me gustas mucho, y sé que estuvo mal lo que pasó con Oliver, pero no pude evitar sentirme celoso.

—¿Por qué?

—Porque sé que él es el niño de la casa del árbol y tú dijiste que fue especial para ti, después, lo vi salir de tu casa y no pude evitarlo. —Suspira derrotado—. Lo siento.

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