El primer amor.
Aquella primera ilusión que te hace idealizar la perfección y se queda en tu memoria como un sentimiento puro y verdadero.
Un recuerdo de la niñez dando paso a la juventud, apostando a un futuro incierto.
¿Recuerdas tu primer beso?
¿...
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Emma.
Este no es el Oliver que conocía.
¿Oliver agrediendo a alguien más? Por más que lo pienso y le doy vueltas a lo mismo, me es imposible concebir que Oliver se comportara de esa manera con Malik.
De niños, cuando alguien no le agradaba, solo lo ignoraba ¿Ahora grita y agrede? ¿Quién es él?
Pero... mi corazón se estrujo y a la vez salto de alegría cuando dijo aquellas palabras: «Termine con Alba».
Emma —me reprocho—, no volviste a Vermont por Oliver, lo hiciste porque mamá necesita a su hermana.
Muevo mi cabeza y me concentro en partir hacia la escuela. Me monto en mi bicicleta y pedaleó a velocidad media. Hoy los rayos del sol se sienten cálidos, parece que será un día despejado. Suspiro dejando que la música en mis auriculares llene mis pensamientos.
Respiro profundamente al pasar sobre el primer puente de madera, el olor a agua salada y tierra mojada inunda mi nariz. Esto es paz, la única que tengo por las mañanas.
Andar sola montada en mi bicicleta por este bello pueblo, se está volviendo mi actividad favorita.
Llego a la escuela cinco minutos antes de que suene la campana. Rápidamente estacioné mi vehículo de dos ruedas y puse la cadena de seguridad. Corrí dentro y entre al salón de clases antes que el profesor, por suerte no tuve tiempo de reparar en Oliver, pues él se sienta hasta el fondo, junto con Duncan.
Oh, Duncan... creo que está llevando lejos esto de darle su espacio a su mejor amigo.
(...)
Para el almuerzo las chicas prefirieron comer fuera, cerca del campo de fútbol —que no es muy grande—. Nos sentamos a disfrutar un par de ricos emparedados y fruta fresca mientras el sol nos bañaba. Lo bueno del sol de Vermont es que no quema, solo calienta levemente mientras la brisa golpea suavemente tu rostro.
—Es obvio —suelta Karla—, están en una riña a por ti, quien gane se queda con el premio —habla con indiferencia.
No pude aguantar, les conté lo que pasó anoche con los chicos.
—Bueno, no creo que sea así —me complico—. Digo, Malik me trata bien y eso... pero no nos conocemos tanto —agrego.
—Por favor —habla Lía—, a esta edad, si alguien te parece atractivo ya te gusta, no hay más.
—¿Eso pasó con Duncan? —Pregunto.
—No exactamente —ahora ella se complica.
—Mira, no es la gran cosa —continua Karla—, le gustas a los dos, no le veo el problema, ni siquiera son amigos —se encoge de hombros restándole importancia—. Apuesto 20 a por piel canela.