El primer amor.
Aquella primera ilusión que te hace idealizar la perfección y se queda en tu memoria como un sentimiento puro y verdadero.
Un recuerdo de la niñez dando paso a la juventud, apostando a un futuro incierto.
¿Recuerdas tu primer beso?
¿...
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
Emma.
La primera semana de clases estuvo llena de incomodidad, presentaciones y chicos muy extraños. Me sentía como una hormiga en el jardín de una familia numerosa. La escuela es demasiado pequeña para tanto alumnado. Los pasillos siempre están atestados, no puedo ni mirar mis pies cuando la campana suena y todos comienzan a correr hacia sus respectivos salones.
Por suerte para mí, no todo era tan malo, pues coincidí en el mismo grupo que mi dulce prima y su amargada amiga. Karla no dice mucho, no sé si sea por mi presencia o así es normalmente. No ha sido grosera conmigo por el momento.
También Oliver, Duncan y la pesada de Camilla nos hacen compañía cada clase. Es extraño cómo las cosas cambian tanto en seis años. Todos solíamos salir por las tardes después de clases para reunirnos en la heladería o el parque, ahora somos completos desconocidos, y aunque sí, mi amistad con Duncan es diferente a la de aquel entonces, él sigue siendo el mejor amigo de Oliver, sin embargo, no los he visto juntos desde hace unos días.
Duncan me contó que Oliver y él harían la prueba para entrar al equipo de fútbol americano. Recuerdo que Oliver ama ese deporte desde que nació —prácticamente—. Pero Duncan no está muy animado con la idea, creo que lo hace para no dejar a su amigo solo que, por el mismo.
Al entrar al pasillo principal de la escuela, varios chicos con la chaqueta de "Los Alces", me recorren con la mirada —lo cual me hace sentir incómoda—. Mi prima siempre los llama: «idiotas», creo que los jugadores de fútbol no le agrandan, sí, muchos son molestos, pero algunos son muy guapos, demasiado guapos para ser reales.
Camino cuidadosamente para no chocar con nadie y llegar a mi amarillento casillero designado en mi primer día. Tengo que buscar rápidamente entre mis notas del teléfono la combinación, soy muy mala para recordar estas cosas. Se escucha el click que el seguro hace cuando abre la pequeña puerta, pero se atora al intentar abrirla.
—Maldición —me quejo.
La puerta al parecer está atorada con la de abajo, al parecer tiene un ligero golpe que hace que no encaje bien, ¿tendré que soportar esto hasta graduarme?
Tiro del mango con toda mi fuerza y los libros que estaba dentro caen a mis pies.
—Ay, genial...
Me pongo en cuclillas para recoger mis libros antes de que todos los destrocen al pisarlos.
—Espera... —Oliver aparece.
Es incómodo que el chico con el que no hablas apropósito, te ayude en un momento como este. Ambos nos ponemos die pie con los libros entre los brazos, la verdad no se que decirle.
—Gracias —digo. Es lo lógico.
—Aquí tienes —me tiende los libros.
Una sonrisa incómoda aparece en el rostro de ambos.