XVI. Magia

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Louis era hermoso. Siempre lo había sido.

Era muchas otras cosas también. Era inteligente, era directo, era compañero. Aún cuando era caprichoso y demandante, había un borde suave y delicado en sus actitudes hostiles. Louis era ruidoso y brillante, pero lleno de misterio por igual.

Harry nunca había estado enamorado -no así- y quizás las emociones le entorpecían el juicio, pero creía que era eso lo que lo hacía bello.

Louis era, después de todo, mágico. No en el sentido de sus habilidades sino en el de su esencia. Era mágico por definición.

No era humano pero lo era al mismo tiempo. Más que cualquier persona que Harry hubiese conocido. Eso, creía Harry, era la magia.

—¿Sabes lo que es la magia—

—¿Mmmh?

Louis se giró perezosamente en la cama y fijó sus bonitos y redondeados ojos azules en él. Parecía mirarlo sin mirarlo del todo.

—¿Sabes algo de la magia? ¿Has oído de eso?

—Bob Esponja hizo magia en un episodio el otro día.

Harry sonrió.

—¿Y qué es?

—¿La magia? —Harry asintió— Pues... Es cuando puedes hacer cosas que no se supone que puedas hacer. Como hacer...

—Hacer algo que no se puede hacer—repitió Harry pensativo.

O ser algo que no debiera ser. Ser algo imposible. Ser mágico.

Louis era mágico e increíblemente bello, y Harry estaba perdido por él.

Apretó su cintura para acercarlo a sí. Buscaba abrazarlo, pero Louis le ofreció la boca.

—¿Quieres volverte mago? ¿Es eso?—preguntó acusadoramente y con el ceño fruncido.

Harry se rió bien fuerte y Louis debió encontrar algo de eso ofensivo, porque se incorporó sobre sus codos y trató de cerrarle la boca por la fuerza con los dedos.

Harry reía tan fuerte que sentía el eco de su propia risa en el corazón.

—Sólo pensaba, es todo— respondió, con dificultad, sobre los dedos de Louis.

—Hmm... —Louis lo observó en silencio durante unos segundos, antes de besarlo.

Su boca era suave, pero filosa. Tibia, mas distante. Húmeda, silenciosa; valiente, temblorosa.

Louis era mucho más de lo que Harry creía que una persona podría ser.

—Eres mi hogar y mi novio —sentenció, y era cursi, y sabía que muchas personas lo habían dicho antes que él, en situaciones absolutamente distintas y que todos ellos se habían creído incomprendidos, dueños de un tesoro único. Pero era Harry el verdadero afortunado, quien había tenido el lujo de vislumbrar el más raro de los tesoros. Y Harry creía que nunca nadie podría decir lo que él dijo y comprender su verdad secreta—No se supone que una persona pueda ser tu hogar.

Louis sonrió en silencio. Harry creyó que iba a besarlo de nuevo, pero no lo hizo.

—Tú eres mi nidito —dijo, corriendo la mirada—. ¿No crees que eso es tonto?.

Harry negó suavemente. Esta vez fue él quien puso el peso en los codos y se encimó sobre Louis.

—Creo que es mágico.

Louis ya no dijo mas.

Se giró a Harry y lo miró un buen rato y lo besó fuerte en los labios; húmedo, violento. Harry no creía que Louis jamás lo hubiese besado tanto. Tan profundo.

Cuando el beso terminó, Louis se giró dándole la espalda.

Tiró suavemente de sus manos hasta envolverlas sobre su vientre y acercar el pecho tibio, de Harry, sobre su fría espalda.

El departamento estaba helado.

Después de unos minutos, Louis se quedó dormido. Las palabras nunca dejaron sus labios, pero Harry creyó oirlas perdidas en su respiración. Estaba cansado, también, así que quizás se había tratado sencillamente de un sueño.

Eran palabras raras, pero ciertas. Como la cama, las sábanas, la tibieza del cuerpo a su lado y el peludo movimiento de aquella mágica cola.

Eran palabras tristes y atemorizantes. Hacían a Harry sentir solo y devastado.

¿Cómo era posible que Louis fuera capaz de todo eso? De hacerle sentir las mariposas, de brindarle un refugio, un hogar, y de hacerlo sentir tan mal al mismo tiempo, sin siquiera decir nada, sólo insinuando con su silencio unas palabras que Harry no quería oír.

Pero Louis era así. Louis era misterioso.
Por eso era mágico y por eso era infinitamente bello.

Louis se movió en sueños. Apretó fuerte las manos de Harry sobre su vientre y él pudo ver sus orejas temblar en un eléctrico movimiento antes de suavizarse de nuevo.

Harry le besó el cuello, enredó sus dedos juntos y se quedó dormido. Soñó con un nido de ropa tan grande que en él cabían los dos.


🐰✨

La Regla De Los 3 MesesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora