Sin mediar ninguna palabra más el moreno giró, ingresando otra vez al piso de Raoul, dejando la puerta abierta detrás de sí como señal de que lo siguiera, supuso Agoney. Sin pensarlo mucho, avanzó por el pequeño pasillo de la entrada detrás del mayor con pasos lentos. Darse la vuelta y escaparse era más que tentador, la incomodidad ya podía palparse en el ambiente y eso que no llevaba ni cinco minutos allí.
— Tienes visitas Raoul — alzó la voz para que el rubio lo oyera desde donde sea que estuviera, mientras él regresaba su atención a una caja que se hallaba encima del sofá.
— ¿Eh? — se escuchó la voz del catalán acercándose a través del pasillo — ¿Quién... — no pudo terminar la pregunta al ver a Agoney en el otro extremo del salón — Ago — susurró sorprendido, acercándose — Hola — sonrió un tanto incómodo, estaba feliz de verlo pero a la vez era consciente de la situación.
— Hola — lo saludó con dos besos en cuanto lo tuvo enfrente — Yo... pasaba por si necesitabas ayuda con algo pero veo que ya la tienes... mejor me voy — dijo bajito. Se esperaba algo totalmente distinto cuando se dirigió allí de sorpresa.
— Si es por mí no te preocupes que no los interrumpo eh — habló ahora el de ojos azules.
— Rodrigo... — lo regañó Raoul — Deja de decir tonterías anda.
— Hola — gritó alargando la a el mallorquín mientras aparecía por detrás del rubio — Agoney, guapo, que sorpresa.
— Si, esto es una sorpresa para todos — dijo por lo bajo — Hola Ricky.
El silencio que se creó en el salón era el más pesado que había presenciado en su vida. Realmente aquello no estaba siendo cómodo para nadie.
— Ven aquí un momento — reaccionó Raoul ante aquel comentario.
Se acercó para tomarlo de la muñeca y arrastrarlo hacia la cocina, justo del otro lado del salón.
Cerró la puerta en cuanto entraron, apresurado por hablar a solas con el canario.
— Hola — volvió a saludar el rubio con una sonrisa tonta.
— Hola — le devolvió la sonrisa el moreno, rodeando la cintura del menor con sus brazos.
— ¿Qué haces aquí? — preguntó mientras envolvía sus brazos en el cuello del canario.
— Venía a darte una sorpresa, pero al final me la he llevado yo.
— Joder, no sé qué estás pensando pero no es así.
— No pienso nada Raoul, de verdad — suspiró el mayor.
— ¿Seguro? Es que no quiero que pienses cualquier cosa. Sé que puede verse raro que Rodrigo esté aquí, de echo no iba a venir yo no quería, pero cuando fui a casa a buscar cosas insistió tanto en ayudarme que acabé aceptando, ya sabes que no quiero que las cosas estén mal entre nosotros. Que está Luna de por medio, y además yo lo he querido mucho y fue importante en mi vida, no sé — dijo casi sin respirar.
Agoney lo miraba divertido. Estaba enamorado de su forma de actuar cuando se ponía nervioso, siempre le había dado muchísima ternura su verborragia.
— ¿Terminaste? — alzó una ceja.
— Sí.
— Vale. Escúchame — le obligó a prestarle atención — No me molestó, de verdad. Sólo no esperaba encontrarme con esto y es bastante incómodo. Pero sé que quieres estar conmigo, no pensé nada raro te lo prometo. Sé que quieres esto tanto como yo.
Raoul le miraba mordiéndose el labio inferior. Se moría de ganas de besarlo allí mismo después de escuchar sus palabras, pero con su ex marido del otro lado de la puerta la posibilidad estaba totalmente descartada.
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Petricor | Ragoney
FanficPetricor: distintivo aroma que acompaña a la primera lluvia tras un largo período de sequía.