Tierra llamando a luna

1.3K 85 23
                                    

Regreso a su departamento después de las 4 de la madrugada, no entendía como es que pansy podría persuadir a todos, la había manipulado tan fácilmente para que ella se quedara hasta esa hora, para que tomara alcohol y hasta para que compartieran un beso de cuatro.
"Para ser más iguales" dos hombres y dos mujeres, le había gustado, pero solo por pansy, ella se veía tan feliz pero tan preocupada por ella, no quería causarle más molestias, no quería que notara que su alegría ya no estaba.

-Esos son los términos que mi cliente pide, algún inconveniente?.- Blaise Zabini solo hacía su trabajo, pero en su cabeza solo existía una y mil veces maldiciones contra Pansy potter-Malfoy.

Había pasado una noche de mierda, tenía una resaca que le partiría la cabeza en dos y se veía horrorosa, ni siquiera se había duchado esa mañana.

-No voy a aceptar nada que venga de usted, soy la ministra de magia, no necesito su dinero.- le hablo a su ahora ex esposo.

-Es lo que mereces, fuiste mi esposa.

-Cuando me casé eras pobre, no quiero nada ahora que ha cambiado eso.- las palabras resbalaron de su boca como mantequilla, la miro con los ojos abiertos.

-Sal de aquí.- severus hablo y Zabini obedeció.- deja de comportarte como una niña Hermione y acepta de una vez.

-Ya te acepte el divorcio, ahora que? Me obligarás a aceptar la mitad de todo lo que tienes?

-Eras mi esposa.

-Eso no te importo mucho.

-Ella fue un error, jamás te engañe, te lo juro, Hermione te amaba...

-Recuerdas lo que me dijiste el día que te largaste? Vete a la mierda severus.- usó sus propias palabras en su contra, saliendo de la oficina a paso rápido, pero no tanto.

-No me obligues a hacerlo.- la tenía justo por las piernas, pegado su cintura a la de ellas, la tenía contra la puerta.

-Jodete.- de nuevo hablo ella, su respiración se cortó cuando se acercaron más.

Y sin más la beso, era un beso forzado, por parte de ella y un beso que sabía a cielo por parte de él, demostraba todo lo que sentían, toda la amargura pero también el dolor que ambos sentían, era todo en uno.

-Suéltame.-ella había tomado su varita y no dudó en maldecirlo y tirarlo de espaldas al escritorio, rompiéndolo, para luego irse rápido.

-Esto no incluye los honorarios señor Snape.- Blaise hablo.

-Lo reparare y pagaré en un segundo, es solo que... creo que me jodi la espalda.

Blaise volvió a dejarlo solo.

La vida de severus Snape había sido una completa mierda desde que la dejó, pero creía que era lo mejor, era un hombre mayor y uno roto, no tenía nada que ofrecerle, tenía el dinero y el poder, pero no tenía lo que ella necesitaba, no podía darle hijos...
Había descubierto su infertilidad y no podía confesarle, prefirió el camino difícil y hacerle creer que la había dejado de amar, la hizo creer que estuvo con otra mujer, había arruinado no solo su vida, si no la de ella y la de su "amante", pero ahora que la veía, solo podía recordar sus ojos cristalizados y la forma en que la había herido, no podría volver a pedirle una oportunidad, jamás, pero ella se merecía saber la verdad, había prometido jamás dañarla, pero la mentira de la infidelidad se le fue de las manos, rompiendo su promesa en el acto.
Solo quería que ella supiera la verdad, quería que entendiera que jamás le había fallado, que jamás le había sido infiel y que la amaría hasta día de su muerte y hasta después de eso, pero cada vez que se veía era lo mismo, con un beso o algún toque, con ella maldiciéndolo y él rompiendo alguna cosa, no podía seguir viéndola así, sabía que la había herido, en un principio no supo cuánto, pero después de días sí que se enteró, la había roto, la había dañado y la había matado... era el peor hombre sobre la tierra y ella cada vez se lo hacía ver, lanzándole esas miradas tan filosas que serían capas de romperlo en cualquier momento, con esos comentarios sarcásticos que soltaba cada vez que lo veía y con ese dolor que le veía en los ojos, ella quería matarlo.

Pero ya no podía echarse para atrás, hacía cada vez más ausencias con asuntos que realmente no le interesaban para verla, para saber como estaba ella, para escuchar su voz y con algo de suerte tocarla y hacer que lo escuchara, jamás funcionaba.

Había querido ahorrarle el dolor de que jamás podría ser madre, lanzándole otro que terminó haciéndole más daño, al principio lo creyó lo mejor, creyó que si ella pensaba que tenía a otra mujer lo dejaría y ahí terminaría el asunto, pero eso no pasó, ella no parecía responder, hasta qué pasó, ella encontró a esa mujer y a ese hombre con su apariencia revolcándose en su tienda, en la bodega y él desde la sombra pudo verla, como ella moria lentamente, como cerraba los ojos y luego lo volvía a ver, sus ojos llenos de decepción y desamor, pudo ver esa tarde lo mucho que ella lo amaba y también lo mucho que la dañaba, pudo ver todo lo que sentía por él y jamás se sintió tan dichoso, hasta que ella se hizo ver presente y miro a los ojos a aquel hombre, no encontró nada hacía ella, lo planeado se le fue de las manos y cuando quiso explicar ella ya había desaparecido, había querido irrumpir en su casa, decirle la verdad, pero los hechizos de protección al rededor de la casa le hizo entender que eso era lo correcto, que ella merecía más de lo que él podía darle, ella merecía una familia, ver crecer a sus hijos en su vientre, ella merecía eso y más.

Pero las cosas se habían complicado, más cuando no solo rompió su matrimonio, si no también su amistad con Ginny Weasley.

Vuelve a empezar Donde viven las historias. Descúbrelo ahora