Tomate

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-Por favor, por favor que no haya un incendio dentro.- decía a la puerta del departamento, desde el lobby se podía apreciar el olor a quemado y ella sabía que era de su departamento.
Había acabado una jornada de trabajo pesada y solo quería darse un baño, pero de nuevo estaban los problemas con los niños pero ¿Fuego? Podría ser agua, joder, podría ser hasta harina, su mano apretó la perilla antes de girarla.

La casa estaba intacta, los niños estaban bañados y acostados en el sofá solo había un detalle, el horno parecía querer explotar.

-Por merlin!.- fue lo primero que dijo antes de correr hasta la estufa y girar la perilla cerrando el fuego.

-Mione?

-Les he comprado juegues, una pequeña alberca está en el baño por que querías "Jugar en agua con tu hermana" he hecho de todo y tú intentas prenderte fuego?

De nuevo esa mirada, la de un pequeño cachorro pateado, Mizael sabía que no podría aguantar mucho, se aprovechaba de ella.

-Nunca una persona había hecho tantas cosas por nosotros... jamás habíamos sido tan felices...- el labio le tembló.- Queríamos agradecerte por todo... te hicimos un pastel...- corrió hasta el horno y con unos guantes lo saco.

Ciertamente no era un pastel, estaba hecho de plan integral de sándwich, estaba pintado de color oscuro, tal vez era café, y su decoración era de trozos de lechuga y tomate.

Sus ojos comenzaron a picar, ellos habían hecho eso para ella y ella les había gritado.

Se saco los zapatos y fue hasta el.

-Les he dicho este día que los amo?.- tomo el niño de la mano y lo llevo hasta la cuna, donde una niña los miraba divertida y chupando su dedo del pie.

-Queremos quedarnos para siempre contigo.

-Y lo harán.

-Aun no puedo decirte quiénes son nuestros padres.- el niño levanto la manga del brazo y beso su cicatriz.

Amaba a esos niños más que a cualquier cosa y haría por ellos lo que fuera necesario...
Sabía que eran hijos de mortifagos, pero eran niños al fin de cuenta, niños que no tenían culpas y que la sociedad había encerrado y enterrado bajo tierra y cadenas, eran sus niños, no importaba el origen, eran sus niños.

-Es por que soy una sangre sucia?

-Es por que eres nuestra...- el niño parecía palpar la palabra y ella estaba dispuesta a esperar, sabía que era difícil, pero no lo veía imposible, Mizael tenía una pelea consigo mismo entre seguir la oración o pararla en seco, pero observó sus ojos y lo supo allí mismo, era una pérdida de tiempo detener lo inevitable.-Mama.

La palabra resonó en su cabeza, notando como si fuera alguna pelota, la palpo con sus propios labios... Era una palabra tan hermosa y el se la había dicho...
Por primera vez en semanas, claro que había estado a punto de decirla antes, pero siempre se detenía, no quería presionarlo y lo dejaba pasar, pero esta vez en verdad se la había dicho, le había dicho mamá y quería que se lo repitiera por el resto de su vida.
Observó a la bebe y ella los miraba encantada, como si entendiera la situación y estuviera de acuerdo con ello.
La tomo en sus brazos, había ganado peso y se veía como una muñequita de vidrio, se notaba que era una sangre pura, pero ahora era suya, soñaba con una Maria Granger y un Mizael Granger...
Y la abrazo, aparentándola fuerte y agachándose al tamaño del pequeño...

-Seremos una familia ahora?.- ella tenía que preguntar, nadie lo haría por ella.

-Si mamá.

Ellos estaban llorando, sabían lo que significaba, un nuevo comienzo, una oportunidad, la luz por una ventana, era todo eso y aun más...

-Adoró que me llames así...

-Pronto ella también lo hará... antes, cuando había más niños de su edad parecía querer hablar... pero ella se cerró.

-Es un efecto de trauma, pero hablará luego, estoy segura.

El resto de la noche pasó tranquila, había guardado el pastel y le había puesto un hechizo para que jamás se secara, tenía partes negras, pero serviría de recuerdo algún día.
Habían pedido comida a domicilio, aun estaban en la fase de probar todo lo que no era tóxico y le encantaba, los niños ganaban peso y ella también, antes se consideraba bonita, delgada y perfecta, pero ahora ya no tenía para quien cuidarse, para quien arreglarse y lo hacía por ella.
Había hecho dietas y tratamientos para gustarle a él cuando comenzó a sospechar de otra mujer, y había bajado kilos trancando ser más delgada más perfecta, pero ahora todo era diferente, su punto de vista había cambiado, había ganado peso, sus piernas ahora eran más anchas al igual que su cadera y su trasero, su abdomen ya no era totalmente plano y ahora tenía un par de estrías por el cuerpo, no demasiadas, su familia siempre se consideró con buen físico, no podría engordar tanto...
Estaban viendo una serie de televisión y no pudo evitar pensar en todo lo que ocurriría cuando los adoptará, podía escuchar los Flashes de las cámaras y los eternos rumores y chismes sobre su cuenta, sin mencionar que el mundo mágico era machista y sería mal vista.
Pero amaba a esos niños y ciertamente no le importaba lo que dijeran de ella, pero si de ellos, sacarían a la luz todas las verdades de sus padres y no sabía si ellos estarían listos para eso, la bebe aún era pequeña, pero eventualmente crecería y Mizael, era todo un caso y aun que hablara con palabras claras y precisas, sabía que aún era un niño con ganas de una familia, se le avecinaba una tormenta, pero ella ya tenía el paraguas a mano.

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