La mano de Mai acariciaba la espalda de Anaju, pero la joven se pone en pie de un salto cuando la puerta se abre y da paso a Bruno, Nía y Eva. Todos se acercan al recibidor rápidamente para abrazarse unos a otros en forma de cálida bienvenida.
Hugo, que había estado la mayor parte de la tarde en la terraza devorando un cigarrillo tras otro, tarda unos segundos más en aparecer. Anaju quiere apartar la mirada y ahorrarse la escena que está a punto de suceder. Pero, para su sorpresa, la secuencia con la que esperaba encontrarse nunca ocurre.
La gallega y el rubio se abrazan cariñosamente. Sonríen con un atisbo de complicidad, pero no se besan. Anaju supone que prefieren no alimentar el morbo que esa imagen ofrecería en la redes sociales.
Tras la ronda de saludos la academia vuelve a estar completa. La rutina hace acto de presencia y todos se dirigen a las mesas para cenar. De la forma más natural que le es posible, Anaju se coloca en la punta opuesta a la que siempre solía ocupar.
Su idea era escapar de Hugo, pero su plan se ve truncado cuando éste se sienta en la silla de delante. La castaña no puede evitar mirarle, buscando algún gesto de reproche por parte del chico. Para su sorpresa, él no dice nada y simplemente comienza a cenar.
La cena podría haber sido muy incómoda, pero Mai salva la situación al situarse a su lado para entablar una conversación. Bruno participa algunas veces y le arranca un par de carcajadas sinceras. Hugo no se pronuncia, pero Anaju sabe que está ahí porque constantemente le lanza miradas furtivas que ella lucha por esquivar.
Cuando apagan las cámaras, todos se encuentran en la sala de ensayos. Bailan. Ríen. Se abrazan. Pero Hugo y Anaju se mantienen alejados. A medida que avanzan los minutos, los concursantes van desapareciendo y ponen rumbo a la habitación.
Hugo hace una parada en la terraza para permitir que sus labios envuelvan al último cigarro del día. Respira tranquilo e intenta ordenar sus pensamientos. Unos pensamientos en los que está tan inmerso que no puede evitar sobresaltarse cuando Samantha aparece a su lado.
– ¡Rubio! –le saluda–. ¿Cómo estás?
El chico baja su mirada al suelo antes de responder.
– Jodido –admite–. No sé cómo actuar.
– ¿Qué pasa con Eva? –pregunta directamente–. No os he visto especialmente cariñosos. Y, conociéndoos, me extraña bastante.
Hugo suspira. Dedica unos instantes a formular las oraciones con las que, después de mucho tiempo, va a asumir que algo no funciona.
– No estamos bien –confirma. Samantha le anima a continuar con una mirada impaciente–. Sé que cuando nos despedimos parecía que todo al fin encajaba, pero no es cierto. Pensaba que lo que sentía por Eva era suficiente, pero no lo es. Y sé que ella piensa lo mismo, pero prefiere no decirlo para, al menos, tenernos. Y a mí me gustaría que con eso me bastara, pero sé que solo me estaría engañando a mí mismo.
La rubia suspira y se toma su tiempo para elaborar una respuesta.
– Eva está enamorada de otra persona, Hugo –me dice, y confirmo que mantiene su carencia de filtro intacta–. Siempre habéis sabido que vuestra relación puede entreteneros, pero nunca va a llenaros. Y no os juzgo, es lícito tener una relación así. Pero no es positivo si lo utilizáis para huir de otras cosas.
Es la primera vez que el chico la mira; y se sorprende. Su mirada está llena de comprensión y le sonríe de forma fraternal.
– ¿Huir de qué?
Da por hecho cual es la respuesta, pero necesita oírlo en boca de otra persona para convencerse de que no se está volviendo loco.
– Ya sabes de qué –dice–. O, mejor dicho, de quién.
ESTÁS LEYENDO
POLARIS {Anahug}
FanfictionAlgunas veces, las obviedades más descaradas son las que pasan desapercibidas. A veces, el corazón se vuelve ciego y comete algún error. El tren parte y alguien lo pierde, a pesar de ser el único capaz de llevarle a su destino. Pero no siempre es de...