La final fue perfecta. No hubo rivalidad, ni competitividad. Fueron cinco amigos alegrándose de los logros de cada uno. Les acompañaron los profesores, todos con rostros cargados de orgullo por ver que su trabajo había dado sus frutos. Y no solo con ellos cinco, también con los once concursantes que en su día abandonaron la academia y que no podían faltar. En esa final hubieron muchas lágrimas, pero fueron únicamente de felicidad.
Mai y Flavio fueron los primeros en abandonar la lucha por la victoria. Quedaron quinta y cuarto, respectivamente, pero lo único que les importó fue sentir el cariño de todos los allí presentes. Hugo quedó tercero, pero obtuvo su triunfo cuando se posó junto a Anaju y colocó su mano en su cintura. Ella le sonrió y le susurró en su oído que él era su ganador. Y eso fue más que suficiente.
La victoria se la llevó Nía, algo que no sorprendió a demasiada gente. Todos se abrazaron, emocionados y eufóricos por haber llegado hasta el final de aquella experiencia tal y como empezaron: juntos.
Pero la noche no había hecho más que empezar. Una fiesta les esperaba para despedir el programa a lo grande. Bailan, cantan, se abrazan e incluso recrean, en una plataforma del local, sus mejores actuaciones. Como no podía ser de otra forma, Señorita es una de ellas. Pero esta vez, cuando llevan ya varios segundos retándose tras terminar la canción, Hugo y Anaju se besan.
Sus amigos y profesores aplauden y vitorean. Al separarse, los dos jóvenes rompen a reír y abandonan el pequeño escenario improvisado. Noemí toma el relevo, cogiendo el micrófono y alzando la voz un par de veces para que todos se callen y presten atención.
– Bien, hola a todos –saluda–. La noche tiene que ir terminando, pero antes quiero despedirme. No solo de mi parte, sino también de la del equipo. Quiero daros las gracias a todos. A los profesores, por transmitir no solo conocimientos, sino también valores. A los bailarines, que en tiempo récord se aprenden todas las coreografías y lo dan todo sobre el escenario. También a los técnicos de cámara y sonido, que hacen posible este proyecto.
Por último, Noemí enfoca su vista a los concursantes, que se han agrupado y se abrazan observándola con ojos brillantes.
– Y, especialmente, os lo quiero agradecer a vosotros –la voz de la directora se entrecorta ligeramente–. Habéis demostrado que este formato sigue vivo y vuestro talento ha enamorado a miles de personas en cada gala. No tengo palabras para definiros, pero habéis sido un grupo ejemplar, siempre unidos y cuidándoos los unos a los otros. Respecto a mí y al resto de profesores, queremos deciros que vais a tenernos siempre, aunque sea al otro lado del teléfono. Siempre seréis nuestros pequeños. Muchas gracias.
Ese es el broche final. Tras largos minutos de abrazos y besos en la acera, la gente comienza a marcharse. Todos van a irse al hotel a descansar, pero Anaju tiene una idea mejor.
– ¿Quieres que vayamos a mi casa? –pregunta la castaña.
Hugo, que estaba distraído, agacha la cabeza para mirarla.
– ¿A tu casa? –repite la pregunta para asegurarse de que ha escuchado bien.
– Sí, mi casa –ríe la chica–. No vivo debajo de un puente. Así que, en vez de ir al hotel, ¿qué te parece dormir en mi casa?
Al rubio no le hace falta pensarlo dos veces.
– Me encantaría.
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POLARIS {Anahug}
FanfictionAlgunas veces, las obviedades más descaradas son las que pasan desapercibidas. A veces, el corazón se vuelve ciego y comete algún error. El tren parte y alguien lo pierde, a pesar de ser el único capaz de llevarle a su destino. Pero no siempre es de...