Capítulo XIX

795 53 11
                                        

4 meses más tarde

Las agujas del reloj avanzan al mismo tiempo que aumentan los nervios de la castaña. Se mira en el espejo, observando el resultado tras pasar pasar media hora sentada en el tocador escogiendo sombras y tono de pintalabios.

De sus labios escapa un suspiro. No está muy convencida de querer hacer esto. Sabe que es joven y tiene que arriesgarse a sentir nuevas sensaciones, pero le hubiese gustado que ese momento tardase más en llegar.

– Estás muy guapa –dice Bruno observándola–. No tienes que estar nerviosa, simplemente déjate llevar. Sé tú misma y todo irá bien.

Anaju aparta la vista de su reflejo y se gira para mirar a su amigo, que está sentado en el borde de la cama.

– Lo que más me aterroriza no es la cita –dice Anaju con seriedad–. Es que ha sido Samantha la que la ha organizado.

Bruno ríe. Estuvo presente cuando la valenciana se lo propuso y, aunque la castaña intentó rechazar la propuesta, la rubia fue tan persuasiva que terminó convenciéndola.

–Si te consuela, recuerda que es amigo de Flavio –dice el uruguayo divertido–. Y, si él le ha dado el visto bueno, es porque podemos confiar en el chico.

Anaju asiente antes de tomar una respiración profunda. El reloj marca las ocho y media, por lo que su cita debe estar a punto de llegar. No quiere hacerle esperar y, además, necesita calmar sus nervios, por lo que  decide bajar y esperarle en el portal. Cuando se despide de Bruno, este le desea suerte.

No quiero saber nada de la suerte, piensa ella. Le es inevitable recordar que en sus manos quedó su anterior relación. Su corazón escuece cuando le recuerda, todavía no ha curado sus heridas. No le reprocha nada, sabe que la decisión de dejarlo fue sabia, pero durante los últimos meses ha visto fotografías de Hugo yendo a cenar con alguna que otra chica. Y lo entiende. Entiende que no se deban nada, pero no puede evitar que le duela de todas formas.

– ¿Anaju? –una voz la saca de sus pensamientos.

– ¡Hola! –responde la chica al mismo tiempo que le dedica una sonrisa.

– ¿Lista?

Por un momento piensa en decir que no y subir corriendo las escaleras para volver a su zona de confort, pero entonces le observa bien. Parece educado y sus ojos le transmiten simpatía. Además, le parece atractivo, así que sigue el consejo que le dio el rubio la última vez que vieron. Tenía que aprender a ser feliz sin él.

Caminan por las calles rebosantes de la ciudad haciéndose preguntas para conocerse mejor. Es una conversación agradable y Andrés le da confianza, algo que hace que la chica pierda los nervios a medida que avanzan. El chico de ojos verdes le arranca algunas carcajadas y rápidamente ambos se dan cuenta de que comparten el sentido del humor.

– Es aquí –dice el joven con una sonrisa–. Sé que no es gran cosa, pero es mi bar de confianza. Te gustará.

Y no se equivoca. Anaju nunca ha sido una persona de excentricidades, así que cuando entra en el local y descubre un sitio acogedor, con gente que charla animadamente con una copa en la mano y algo para picar, siente que encaja en el lugar. Andrés sonríe al darse cuenta de que no se ha equivocado con ella.

– Ahí hay un pequeño escenario en el que cualquiera puede subir y hacer lo que quiera –explica–. Siéntete libre.

Anaju le responde con una sonrisa y un asentimiento para ser educada, pero en su mente ya ha decidido que no va a pisar esa plataforma. Por una noche, quiere olvidarse de la música y de todo lo que ella trae a su cabeza.

POLARIS {Anahug}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora