Capítulo V

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Despedir a Gerard es duro para todos. Les consuela saber que fuera todo está bien y que volverán a verse en unas semanas, pero eso no impide que las lágrimas broten.

El chat pasa más rápido de lo que Anaju querría. Reciben mensajes de apoyo de amigos y familiares. Les vieron hacía una semana, así ninguno llega a derramar demasiadas lágrimas. Esa noche, la tristeza era toda por la marcha de Gerard.

Cuando Ricky se marcha, todos se dan un abrazo grupal. Saben que cada vez queda menos y la gala de la semana que viene va a ser especialmente dura. Bruno y Flavio han quedado nominados y Anaju sabe que Mai ya está echándole de menos aunque él todavía no se haya ido.

La castaña siente una mano que sujeta su brazo y le provoca un cosquilleo en el estómago. Hugo, el causante de dicha sensación, la mira y, sin decir nada, la conduce hacia la sala del piano que tantos recuerdos guarda en su interior.

– Nuestros momentos más importantes siempre han ocurrido aquí –explica.

El corazón de Anaju se ablanda al escuchar sus palabras. Sabe que se refiere su conversación del día del reencuentro y al 29 de febrero. Esa fecha que tiene lugar cada cuatro años y que resultó determinante para ella. Esa noche fue la primera vez que notó como algo en su interior cambiaba cuando estaba con él. Fue la noche en la que pensó que él la miraba distinto. Días después, comprendió que se había equivocado.

– ¿Qué es lo que quieres que te aclare? –le pregunta ella. Sabe que no será capaz de decir nada si no es él quien le arranca las palabras.

– ¿Sentías algo por mí? –pregunta sin dejar de mirarla. No quiere perderse ningún detalle–. Anaju.

El nombre sale de su boca de una forma que hace que las piernas de ella flaqueen. Aunque no quiera admitirlo, él siempre ha tenido ese efecto en ella. La chica suspira temblorosa antes de responder.

– Ya no puedo negarlo, ¿no? –dice al fin–. Intenté no sentirlo. Pensé que podría frenarlo, pero no pude. Para ser sincera, tú no ayudaste. Tus actitudes me confundieron.

Lo último lo revela desviando su mirada y dejando salir una sonrisa irónica. Hugo sabe que es un reproche, pero también sabe que se lo merece. Aunque quiere añadir una observación.

– Mi subconsciente era sabio, Anaju –dice–. Él supo lo que sentía mucho antes de que yo quisiera reconocerlo. Nunca jugué contigo.

La chica vuelve a conectar sus miradas de forma brusca, haciendo que una sensación abrumadora se haga con él.

– ¿Y te hizo falta estar con otra persona para descubrirlo? –dice. Él sabe que se ha dejado llevar por el dolor, puede ver el arrepentimiento aparecer en sus ojos rápidamente–. Lo siento. Es solo que no sé qué quieres que hagamos ahora.

Hugo se le acerca. La chica continúa apoyada en la pared, pero al verle recortar la distancia que les separaba se pone rígida.

– Eva y yo nos equivocamos –admite cuando cree que ya están lo suficientemente cerca–. Los dos intentamos engañarnos, pero ya no tenemos nada. Ella está enamorada de Rafa. Y yo intenté estar con ella porque quería huír de la sensación que tenía al estar contigo. Con ella no tenía que luchar contra ningún magnetismo.

Anaju le observa. Sabe que no está mintiendo, pero tiene miedo. No quiere volver a hacerse daño. Todavía se está curando las heridas y no cree que sea capaz de sobrevivir a una segunda ronda.

– ¿Cómo era esa sensación? –pregunta ella.

En un intento de distraerse de la intensidad del momento, Anaju juega con la pulsera que cuelga de su muñeca. Al verlo, Hugo no puede evitar que se le escape una sonrisa.

POLARIS {Anahug}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora