ω

2.3K 475 225
                                    

Llegó a aquel lugar sin saber absolutamente nada y eso le preocupó.

Por primera vez en su vida no tenía conciencia del pasado o del futuro del lugar en donde estaba. Estando acostumbrado a ser omnipresente ahora se sentía ciego, como si una persona acostumbrada a ver el mundo de color repentinamente no viera más que una escala de grises.

Sin conocimiento, sin ninguna misión específica, sólo él, en medio de una ciudad en donde le parecía haber estado antes. El recuerdo fue tan lejano que le fue imposible ubicar el lugar. Solo sintió algunas calles como familiares, cada paso se sintió como un dejavu.

Dejó que su instinto lo guiara y caminó, caminó sin rumbo, perdido, sin conocimiento de nada y sin orientación, era peor que un día libre, porque no sabía si efectivamente podía relajarse o debía esperar hasta ver algo que le proporcionará más información.

Un paso más, una cuadra más, entonces vio a la lejanía una cabina telefónica roja.

Se quedó congelado sin saber que hacer a continuación.

Podría correr, correr a alcanzar a Deku para verlo una última vez, o podía ignorarlo. Deku había dicho que se habían visto tres veces antes, pero eso no debía significar que no hubo alguna vez en donde estuvieron cerca sin saberlo, o que Katsuki hubiera visto a Deku en la lejanía sin que éste lo supiera.

Pero si no se acercaba a él solo para intentar cambiar su futuro éste podría ser efectivamente su último encuentro y Katsuki lo habría desaprovechado.

No sabía que hacer.

Se alejó de aquel lugar inmediatamente, corrió huyendo de esa máquina. No quería que fuera la última vez. Ansiaba verlo más que cualquier otra cosa, pero de la misma manera temía que aquella fuera la última vez, si había alguna manera de posponerlo tendría que intentarlo.

Así que comenzó a vagar sin sentido, rondar las calles de la ciudad sin rumbo procurando estar lejos de la TARDIS y al mismo tiempo lo suficientemente cerca para no perder la posible ubicación de Deku.

Y lo vio.

Deku pasó justo a un lado de él, caminando en dirección a la TARDIS, seguramente porque ya tenía que irse. Pasó a un lado de él y ni siquiera lo reconoció. No lo saludo, ni sonrió. Y no era por olvido (aun si solo se trataran de conocidos Izuku lo habría saludado), simplemente no era nadie en su vida.

Pero no quería aceptar eso.

—¡Deku! —gritó.

¿Qué esperaba haciéndolo? Una reacción tal vez. Que él girara y gritara su nombre emocionado, que se disculpara por no haberlo saludado argumentando que estaba perdido en sus pensamientos. Que le sonriera. Que le hablara. Que lo volviera a amar.

Algo imposible.

Deku no se detuvo, siguió caminando entre la multitud creyendo que aquel grito era para alguien más. Katsuki sintió un sabor amargo que recorrió su garganta hasta llegar a su estómago haciendo que este se comprimiera de forma desagradable. Apretó los labios viendo como la espalda de aquella persona a la que le pertenecía su corazón y alma comenzaba a alejarse. Caminó siguiéndolo y volvió a insistir.

—¡Hey Deku soy yo! Mírame.

Nuevamente no hubo respuesta, y esa amargura en su estómago comenzó a esparcirse por sus entrañas, por sus extremidades rodeando todo su cuerpo. Sin darse cuenta había comenzado a temblar. Frustración. Impotencia. Miedo.

Líneas De TiempoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora