Capítulo XIV

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-¿Quieres que vayamos a cenar? – me pregunta Ethan cuando terminamos de caminar por el boulevard.

-Claro que sí, sería como una cena de bienvenida, así que yo invito.

-Oye, que yo esté de regreso no quiere decir que tú tengas que pagar, tú eres la princesa aquí así que yo pago.

-Ok, simplemente eres imposible, pero está bien tú pagas.

-Por cierto, tenemos que pasar antes por tu casa para que te vistas más formal, tengo un lugar planeado fuera de lo ejecutivo.

No sé qué ponerme, lo muy sofisticado no es lo mío, debo tener algo por ahí. Conseguí un vestido con falda ancha marrón oscuro con diamantes falsos en el área de la cintura haciendo un cinturón y en la parte de arriba del corsé. Unos tacones dorados y accesorios dorados, creo que así estoy bien.

Fuimos a un sitio de comida japonesa, no puedo creer que un lugar así puede llegar a ser tan lujoso, por lo general conocía de sushi como comida rápida o un bar pero esto va más allá, no es solo sushi y ya, se ve que se pusieron muy serios con esto de la comida japonesa, ofrecen todo lo que te puedas imaginar sobre la cultura.

Pidió un plato muy exagerado, tenía muchas cosas aunque estaba muy bueno, normalmente no suelo ir por ahí comiendo comida japonesa, es algo muy extraño en mí, casi ni me gusta, pero esto estaba realmente bueno.

El postre fue otra sorpresa, no puedo creer que los japoneses tengan más que solo pescado crudo y algas, era muy gracioso, eran tres bolitas de colores en un palito, creo que se llamaban Hanami Dango, nunca las había probado, eran muy buenas.

Luego de eso cuando estábamos en la puerta de mi casa decidimos quedarnos afuera viendo las estrellas, pasar momentos así con él me gusta mucho, no dejaba de abrazarme y hacerme cariños, es muy tierno conmigo.

-¿Te gustó tu día conmigo? – pregunta.

-Mucho, gracias por hacerme tan feliz.

-No hay nada mejor que verte y hacerte feliz princesa, esa es mi única meta en el mundo, sin tu felicidad no valdría la pena seguir es como si un vacío habitara dentro de mí. – me da un beso en la frente.

No puede ser más perfecto,  cada segundo que paso junto a él lo quiero más, creo que por fin conseguí al hombre de mi vida con quien podré ver mis hijos crecer.

No dejo de mirarlo a los ojos, su mirada es tan cálida, tan tierna, no puedo resistirme a verlo y no besarlo, pero también quisiera que sea él quien me bese a mí, sé que debe estar pensando lo mismo que yo, porque cada vez se acerca más hasta que nuestros labios se rozan.

Esa sensación al besarnos con esa pasión con la que viene acompañado me hace llegar al cielo, me gusta mucho, tenemos esa química que creo que muy pocos tienen.

-Hola, dicen que los niños no deben estar a esta hora en la calle, deberían pasar. –Dice Naomi cuando llega, interrumpiéndonos. A veces la quiero matar…

-¿Qué haces tú llegando a esta hora de la calle? – digo entre dientes.

-Salí a comer. Así que si ya estamos todos aquí, ¿por qué no pasamos? – abre la puerta y hace un gesto como para que pasemos a la casa. Tan bien que la estaba pasando y Nao llega a interrumpirnos, la voy a golpear pronto.

Nos sentamos en el mueble los tres sin decir una palabra por unos dos minutos, realmente fue un momento muy incómodo, que molesto, que bien que a menos busqué rápido con la vista el control de televisor y lo encendí, porque si no hubiese sido un tormento.

Creo que es mejor si me voy, esto aquí me resulta incómodo, iré a dormir, a ver si así se me calma todo.

-Ethan, cariño iré a dormir acompáñame, y tu deberías estar durmiendo ya, mañana tienes trabajo.

-Está bien jefa, como usted mande – dijo Nao, me parece muy cómico cuando se pone así, no puedo evitar reírme.

Todos nos paramos del mueble y nos fuimos a nuestros respectivos cuartos, Ethan obviamente conmigo, realmente no sé qué vaya a pasar hoy, o esta noche, mejor dicho.

Cuando ya estábamos acostados no me dijo nada, solo que estaba bonita y que durmiera bien, creo que se tomó en serio eso de esperar por mí, es todo un caballero, jamás pensé que habría hombres así.

Me abrazó durante toda la noche, se siente muy bien sentir que alguien te protege hasta cuando duermes, es muy tierno. Le quiero demasiado.

Dormir con él es tan cómodo que en la mañana se me pasó despertarme a la hora del trabajo, llevaba una hora tarde de la entrada, Ethan aún sigue ahí dormido, mejor voy al baño me ducho y todo eso y cuando salga le digo que se despierte para ir a trabajar.

Luego de ducharme me dirijo al cuarto, es increíble que siga dormido.

-Ethan – lo muevo un  poco – Ethan, despierta cariño, tenemos que irnos.

-Buenos días princesa, que sexy eres, me despiertas recién duchada solo con el paño puesto, como desearía quedarme una hora más contigo.

¿Una hora más conmigo?... siento como mis cachetes se ponen completamente rojos, no me había dicho nada así, es increíble, debo parecer una niña.

Se sienta en el borde de la cama, me toma de la mano y me acerca a él. En este momento estamos bien parejos, ya que solo tenemos una prenda, yo el paño y él su ropa interior.

Me acerca más y empieza a besarme, siento como en un momento caigo sobre él en la cama y luego como algo en un momento hace presión contra mi vientre. Seguimos besándonos, esto parece no acabar nunca, aunque así quiero que sea, infinito.

Damos vueltas hasta que en un momento yo quedo debajo de él, me mira con un brillo en los ojos que nunca había visto, se le notaba muy feliz, se ve muy tierno.

-Ethan.

-Dime princesa.

-Te quiero.

-Yo también a ti.- continúa besándome.

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