Capítulo XIX

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Llego temprano a casa aún no hay nadie, creo que ellos no deben sospechar que los vi. Voy a la puerta del cuarto de Naomi y veo si consiguieron el anillo, no, aún sigue ahí eso es bueno. Estar aquí me trae malos recuerdos y más este maldito anillo, los odio tanto a los dos, me alegra tanto saber que me vengaré.

Bajo a la cocina y busco unos cuantos licores para el momento, conseguí una botella de Hpnotiq, es una de mis favoritas más que todo por su color azul neón tan brillante.

No puedo tener a Naomi aquí mientras hago esto, necesito algo más que un cuarto.

*Ethan cariño, espérame en tu casa, te tengo una sorpresa. Besos*

Paso uno listo, ahora tengo que guardar todo para esta noche, me voy a divertir muchísimo.

-Pau, ¿qué haces aquí tan temprano?- me pregunta Naomi cuando llega a la casa.

-Salí con Alejandro un rato, quería hablar conmigo, por cierto, ¿qué haces tú aquí tan temprano?, no sé si sabes que aún te queda una hora para terminar de trabajar.

Aparte de perra me falta en el trabajo, quisiera matarla aquí mismo, como la odio, sin embargo trato que mi profundo odio y ganas de matarla, meterla en bolsas plásticas y lanzarla a un río no se note.

-No tenía mucho que hacer, estaba preocupada, no te vi ni esta mañana  ni el trabajo, creí que te habían secuestrado o algo así.

Que maldita y aun así se hace la que no sabe nada, que vi desde afuera como ambos me buscaban.

-Es que Alejandro me llamó y no quise molestarlos, ya sabes para que duerman bien.

-Que tierna eres, te quiero mucho amiga.

Como es que ahora no explota por su descaro, quién se cree, igualada. Que falsa es, estuve toda mi vida con una “amiga” falsa, no sabía que podía llegar a estos límites.

-Si bueno, ya me conoces. Hoy voy a salir con mi prometido, así que subiré a arreglarme y ponerme muy sexy, así como para hacerlo disfrutar como nunca nadie lo había hecho.

Espero que haya captado el mensaje, por perra.

-Ok, bueno te dejo para que te alistes.

Subí a mi cuarto y arreglé todo, desde la botella hasta la ropa, todo. Lo guardé en mi cartera y empecé a maquillarme, sé que hoy sufrirá muchísimo y eso me hace tan feliz.

Terminé de arreglarme y para la ropa de ahorita escogí una de esas camisas que se pueden poner si sostén pero sin verse de puta, una falda  y unos tacones muy altos, toda mi ropa de negro más un blazer blanco que sé que hará contraste.

Me dirijo a su casa en mi carro, sé que está cerca, pero no quiero que nadie me vea así.

Lo mejor de esto, es que tengo las llaves de su casa y puedo entrar y salir cuando quiera.

Pasé por la sala y no estaba, tal vez esté en su cuarto, es extraño, todas las luces están apagadas, no sé qué pasa…

Caminé por toda la casa y no lo vi, esto es extraño, me trae ese sabor amargo de déjà vu, de cuando no lo conseguía anoche en mi casa, bajo a la sala y me siento en uno de los muebles a esperar que llegue, es extraño porque no me respondió el mensaje y por lo general suele hacerlo.

Luego de media hora le escribo, tengo un fuerte nudo en la garganta, tal vez en estos momentos lo están haciendo en mi casa mientras que yo estoy aquí esperándolo.

*No sé si te llegó mi otro mensaje, pero hace media hora que estoy aquí en tu casa y tú aun no apareces, ¿dónde estás?*

Es increíble que me tenga esperando.

*Disculpa princesa, estaba en una reunión pero no te preocupes, voy en camino*

Me responde luego de cinco minutos, es increíble, si estaba con ella, porque qué reuniones puede tener si ahora trabaja para mí y hoy es que empezó a trabajar.

Por fin siento que abren la puerta, me acomodo bien en el mueble y trate de no lucir molesta ni con odio.

-Hola princesa, ¿dónde has estado?, me tenías preocupado – me da un beso en la frente.

Huele a perfume, esa perra lo hico todo a propósito como para que viera que estaba con él, no puedo creer que haga eso. Lo quiere, bien es suyo pero solo necesito este momento para destruirles todos sus momentos juntos.

-Estaba con Alejandro, anoche me llamó porque tenía un problema y fui a ayudarlo, espero que no te hayas molestado.

-No tranquila princesa, siempre que sea un asunto familiar no te preocupes, pero trata de llevarte el teléfono la próxima vez, de verdad estaba demasiado preocupado.

Y él cree todavía que va a haber próxima vez.

-Está bien cariño, oye como ayer no pudimos celebrar bien nuestra noche de compromiso hoy te tengo una sorpresa – me paré y me quité el blazer – sé que te va a gustar, pero tienes que quedarte aquí sentado.

Fui a cambiarme, todo esto es tan chiquito y se debe usar sin ropa interior, prácticamente estaré al descubierto. Salgo y me dirijo a la cocina, siento como su mirada que se clava en mí en el momento en el que paso por la sala.

Sirvo un en una copa de cóctel el Hpnotiq y me dirijo a donde estaba él.

Dejo la copa en la mesa de café y me siento sobre él para quedar frente a frente.

-Te explico, estas son las reglas del juego, no puedes hacer nada que no te diga, es decir, no puedes besarme si no te lo pido, no puedes tocarme si no te lo pido ni tampoco hablar. ¿Entendido?.

-Entendido.

Empiezo a besar su cuello y paso mi mano por todo su cuerpo, agarro sus manos y las coloco en mis senos y hago que aprete. Paso sus manos por mi cintura descubierta, sé que ese es el punto que más le afecta porque está en el medio de todo y no puede hacer nada.

Me bajo de sobre él y me arrodillo al frente, bajo el cierre de su pantalón y un poco sus bóxers y lo dejo salir, empiezo a masajear muy lento. Sé que esto lo vuelve loco.

-¿Crees en la magia negra?

-Un poco.

-Eso es interesante.

Agarro la copa de Hpnotiq y bebo un poco, lo otro lo echo en su pequeño amigo y hago sexo oral hasta que llegue a ese punto en el que no puede más.

-Bien ahora te explico, todo esto es un antiguo rito de magia negra, me costó mucho conseguir la bebida azul, pero aquí está. Gracias a esto tu sexualidad llegará hasta aquí, espero que lo hayas disfrutado porque más nunca volverás a sentir nada así, tu amiguito no funcionará más, así que lo siento para cuando quieras estar con otra mujer. – Me saco el anillo del dedo y se lo doy – toma, puedes dar esta relación como terminada, si quieres se lo das a Naomi te apuesto que ella estará encantada de recibirlo y no le importará que esté usado ella es así, va a aceptar todo lo que le ofrezcas porque como los perros solo se come las sobras.

-No me puedes hacer esto, no te creo, la magia negra no existe.

-no me importa si me crees o no, el punto es que está ahí y ya no puedo hacer nada para repararlo, si quieres pruébalo, es tu problema ya, yo solo sé que más nunca podrás usarlo, dale gracias a tu amiguita Naomi.

Me paré recogí todas mis cosas y me fui.

Cuando llegué a la casa fui directamente al cuarto de Naomi y prendí la luz para que se despertara.

-Ok perra, vete de mi casa, toma – le lanzo las llaves de la casa de Ethan – tal vez tú también tengas una de estas, pero no me importa, olvidé dejarla así que tú se la llevarás, tienes diez minutos para recoger todo lo que tienes aquí e irte, ya tienes toda la noche para que te lo tires, si es que puedes, porque ya dudo que lo vuelvan a hacer, pero como dicen los restos a las perras ¿no?, así que muévete y recoge todo.

Me fui y conté el tiempo sentada en el sofá, a los 8 minutos bajó.

-Disculpa.

-Vete de una vez, no quiero saber de ti más nunca, chao – abro la puerta y se va. 

Volver a nacerDonde viven las historias. Descúbrelo ahora