Capítulo XX

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Caigo en el piso y empiezo a llorar, como los odio, ojalá y sufran mucho en el futuro.

No dejo de pensar en cuando abrí esa puerta, la trataba diferente a mí, no lo entiendo, por qué tenían que hacerlo, o tal vez yo sea la culpable, tal vez por ser tan complicada, no lo sé, o tal vez sea porque ella es más bonita, más delgada, tiene el cuerpo perfecto, no lo sé.

Perdí a dos personas que eran muy importantes en mi vida al mismo, pero igual ambos me fallaron al mismo tiempo. Mi sufrimiento es el doble, no quiero estar más aquí. Escucho aquel horrible sonido que venía de su cuarto. Me tapo los oídos.

-No quiero estar más aquí, no quiero estar más aquí, no quiero estar más aquí. – Susurro – ¡NO QUIERO ESTAR MÁS AQUÍ! – grito y siento como mis lágrimas caen aún más que antes.

Odio esta casa, odio todo, los odio más a ellos, no entiendo por qué me hicieron esto, creo no ser mala. No lo comprendo.

Necesito irme, no lo aguanto más, agarro mi teléfono y le escribo a Alejandro.

*¿Puedo ir a tu casa?*

*Claro que sí Pau, aquí te espero*

Busqué un poco de ropa para unos días, solo la que más me guste y no usé mientras que estaba con él porque no pienso volver a esta casa y todo lo que quede será vendido, desde hoy me toca volver a nacer y eso implica tener todo nuevo, vida nueva, casa nueva, oficina nueva, todo. 

Si él no viviera tan lejos de aquí dejaría el carro y todo, quiero llegar rápido. 

El camino por la vía fue eterno, creí que jamás llegaría, sentí que ese viaje fue el más largo que pude haber hecho a pesar de que son unos 10km.

Su casa me hace sentir tan cómoda, así como en familia, todo es muy cálido y me calma un poco.

-Estás muy roja e hinchada, no llores más por favor – me dice con un tono triste.

-Sé que ya no lloraré más, lo he hecho tanto que mis lágrimas se secaron.

-Bueno… haré que te salgas de esa tristeza, pero antes dime, ¿te vienes a mudar conmigo?, que traes esa súper maletota.

-No, o sea sí, pero no mudarme como tal sino unos días en lo que compro casa nueva.

-¿Tienes alguna vista?

-No, pero quiero algo grande, que sea como mi castillo, con un gran patio y jardín y mi propia playa privada.

-Paula, ¿es en serio? – me lo pregunta como si no lo pudiera creer.

-Claro que es en serio, quiero cambiar y saldré de esa casa de soltera para algo más grande.

-Estás loca, ¿tú vivirás sola ahí?

-Sí, por ahora no espero nada, pero será mi futuro para una familia.

-¿Sola, sola?, mi amor pero cómprate un perro al menos.

-Y un perro también.

Buscamos casas por internet como locos, había olvidado lo difícil que es conseguir lo que te gusta a la hora de mudarte, además buscamos un carro nuevo, cambiaré mi Mercedes por un 4x4, siempre quise uno pero no me parecía muy ejecutivo, que importa ya optaré por un Jeep Wrangler Level Red último modelo, además por si necesito salir de noche un Corvette Stingray. Creo que gasto mucho dinero, pero si quiero cambiar mi vida, deseo que sea de esta manera.

-“Mi hermanita la multimillonaria, ahora demostrando lo que tiene” la película – dice Alejandro burlándose de mí.

-Ja ja, que gracioso, algún día tenía que hacerlo, tanto dinero en el banco no se puede quedar ahí aburrido.

-Es un buen punto, ¿quieres comer?

-¿Me harás panquecas?

-No.

-Entonces no voy a comer nada – hago un mini berrinche.

-Que niña eres te haré tus panquecas.

-Una a cero, a favor.

Amo su comida, me recuerda tanto a cuando era chiquita, a pesar de ser la mayor y mujer el cocinaba, siempre lo ha hecho mejor que yo, realmente mejor que nadie podría decir, dichosa la mujer que se case con él y la alimente.

Prendo el televisor mientras él cocina, <se queja de que yo me comporto como millonaria y su casa casi que habla de toda la súper tecnología tan avanzada que tiene>. No soy de ver programas o series o cosas así me cuesta mucho ver la televisión si no es algún deporte pero que esté en vivo.

Después de pasar los miles de canales que tiene conseguí uno donde pasaban patinaje artístico sobre hielo, el problema es que es ruso y por ende todo, pero absolutamente todo está en ruso, así que ni puedo leer los nombres de los patinadores.

Ese es uno de los deportes más hermosos para mí, es como un sueño frustrado ya que al vivir en una zona playera cerca de trópico, prácticamente se desconoce del hielo.

-Ya tengo tus panquecas, toma.

-Gracias niño, y… ¿la Nutella?

-¿Todavía las comes con Nutella?, madura Pau – dice fingiendo enojo – ya te la busco pequeña.

-Dos a cero a favor. – amo ganarle y restregárselo en la cara, es tan divertido.

-Ya me descobraré.

Las panquecas estaban muy buenas, extrañaba tanto esto, hacen que me sienta más feliz, hasta que pasa un rato.

-¿Qué le pusiste? – le digo mirándolo feo.

-Lo de siempre, ¿por?...

-Porque…. Ya vengo… - salí corriendo al baño, nunca me habían hecho vomitar, odio vomitar, ¿por qué vomito?, asco.

-¿Cómo se llamará?- me pregunta cuando vuelvo a la sala.

No entiendo, creo que se equivocó, o tal vez habla con alguien, tal vez sea esquizofrénico y nunca lo supimos…

-¿Quién?, ¿estás loco?, deja la droga.

-No estoy en drogas, tu hijo/hija, lo que sea.

Ahora sí que se volvió loco, no tendré ningún hijo.

-No estoy embarazada, solo le pusiste algún nuevo ingrediente que me cayó mal y ya.

-Ok hagamos algo, mañana te compro una prueba de embarazo, así sabremos si fui yo o tú. Por dios, nunca vomitas así que estoy cien por ciento seguro de que no fue mi comida.

-Bien, así lo haremos.

No puedo estar embarazada, o sea, no, es imposible, bueno no es tan imposible… pero estaba todo bien calculado, esto no puede pasar, no lo creo, solo me toca esperar. Es increíble que Alejandro ahora me haga dudar de si estoy embarazada o no.

Por otro lado no había vomitado antes, así que mi punto de que su comida tiene algo diferente puede ser muy acertado.

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