Nada

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Ya habían pasado 3 horas y seguían atrapados, arriba estaban todos desayunando, en la hora anterior había llegado nueva mercancía y no tuvieron que ir al depósito, por lo que no los encontraron.

"Estoy harta" Se levantó y subió hasta la puerta. "Che! No se dan cuenta que estamos acá!"

"Para no te escuchan"

"Por lo menos quiero intentar" Pateó la puerta con furia. "Me quiero bañar, me quiero cambiar Pablo, estoy en pijama"

Él se percató de eso por primera vez, 'Estaba linda así' pensó viéndola. Marizza se dio cuenta de eso, se puso un poco incómoda y fue y agarró una bolsa de papitas fritas.

"Querés?" Le dijo con la boca llena, cosa que le pareció adorable.

No. Basta. Sacudió su cabeza y tomo algunas de la bolsa. "Y por qué viniste a las 5 de la mañana acá a comer?"

"Como cuando estoy nerviosa" Soltó metiéndose algunas papas en la boca.

"Estás nerviosa ahora?" Señaló la bolsa y ella las bajo al darse cuenta de lo que él hablaba.

Mierda.

"No, no estoy nerviosa, tengo... hambre" Él dio un paso hacia ella.

"Segura?" Observó cómo se llevó otra papa.

"Si" Dijo segura o eso aparentaba.

"No creo" Dio otro paso y quedaron mucho más cerca que antes y ella miro para abajo para no tener que mantener la vista con él. "Yo creo que te pones muy nerviosa cuando yo estoy cerca"

"Mentira"

"Si?" Se acercó todavía más rozando sus labios y sentían las respiraciones del otro. La bolsa de papita cayó al suelo, las manos de Marizza estaban ocupadas agarrando el rostro de él, besándolo.

Él profundizó el beso agarrándola de la cintura. Se separaron apenas para respirar y se juntaron de nuevo. Se apoyaron levemente en la pared y él presionó sobre ella.

La puerta se abrió de golpe y se separaron rápidamente. "Acá estaban, los buscan en dirección"

"A los dos?" Preguntó Marizza separándose del cuerpo de Pablo.

"Si, a los dos" Pilar salió y ella empezó a subir las escaleras y él iba detrás.

Se fueron hacia dirección y Marizza recibió varias miradas pues seguía en pijama. Tocaron la puerta y pasaron sentándose.

"Para que nos llamó Dunoff?" Le dijo cansada la castaña.

"Usted que cree Spirito? Se escabullen a la mañana en la despensa, muy bonito" Se cruzó de brazos.

"No nos escabullimos, yo fui a cumplir con mi castigo"

"Y usted Spirito?"

"Tenía hambre y como no había comida, baje a la despensa y la puerta se trabó"

"Hambre a la madrugada, curioso"

"Es cierto Dunoff" Marizza se levantó enojada.

"Esperen, Cómo se enteró?" Cuestionó Pablo.

"Eso no importa"

"No, si, si importa y mucho" Dijo ella más molesta.

"Lo que importa es que van a ser castigados" Informó él sentándose muy tranquilamente, aunque Marizza no estaba ni cerca de esa sensación.

"No hicimos nada malo"

"A no?"

"No" Respondió fuerte y claro.

"El castigo va a ser limpiar la entrada por dos semanas seguidas, menos los fines de semana" Pablo resoplo.

"Eso es un abuso, no somos empleados!" Golpeó fuerte en la mesa.

"Para, calmate" Le susurro él, pero no le prestó atención.

"Spirito por favor! Se sigue quejando y serán más semanas"

Marizza le lanzo una mirada asesina al director, protestó y salió disparada del lugar. Se fue al cuarto y se cambió.

Por fin.

Se bañó, desayuno y se encontró con sus amigas en los lockers, era el segundo recreo.

"Hola chicas" Abrió el suyo y dejó algo.

"Dónde estabas? No te encontramos en la mañana y todos te buscamos" Le informó la rubia, pero ella ya lo sabía.

"Si, ya sé" Dijo sin mirarlas y enojada.

"Qué te pasa?" Le preguntó Luján.

Les contó todo muy rápido y apenas le entendieron. También les conto de Pablo y el castigo.

Tocó la campana y todos fueron a clases. Marizza evitó el contacto visual con Pablo, obvio le había encantado el beso, solo que estaba cansada y necesitaba dormir, no estaba en sus planes quedar encerrada allí, solo comer algo y seguir durmiendo.

Por qué lo evitaba? Se había arrepentido? No lo entendía. Habían tenido un acercamiento como muchas otras veces, y ahora lo evitaba, también como muchas otras veces.

Estaban saliendo del aula cuando él se posiciono al frente de ella, impidiéndole salir. "Ey, hola"

"Hola"

"Vos te arrepentís de lo que paso?" Marizza levanto la vista sorprendida.

"No, no me arrepiento, pero... no quiere decir que seamos novios ni nada" Él asintió. "Es difícil confiar en vos"

"Si, ya sé" Se acercó y a Marizza se le puso la piel de gallina. "Pero, te puedo besar, no?" Pablo dio un paso más quedando a centímetros.

"Porque me muero por hacerlo"

"Y hacelo" No se aguantaron y sellaron la distancia con un beso suave, tierno y delicado.

Por desgracia, se tuvieron que separar porque toco el timbre y comenzó a entrar gente para la última clase. Se ubicaron y ante que esta empiece, se dedicaron una sonrisa.

Pablizza: Asi soyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora