La espera era agobiante. Esperar a que el dolor pase era infernal. No podía soportarlo. Estaba llorando desde que se enteró. Les había pedido a Luján y Laura que la dejaran sola un rato. La primera insistió en irle y pegarle una buena trompada a Pablo, pero la castaña se lo prohibió. Estaba pasando por lo mismo, otra vez. Pero dolía 10 veces más que la anterior. Era peor. No tenía a su mamá y tampoco podía ir a lo de su padre, ya que había salido de la ciudad por una emergencia. No podía creer cómo le había hecho algo así de nuevo. Se sentía tan imbécil por confiar en él, tan ingenua. Se sentía rota por dentro, destruida. No podía dejar de repetir esa escena una y otra vez en su mente.
"Marizza, Me tenes miedo?" "En serio pensas que te pegaría?" Un escalofrío se hizo presente en todo su cuerpo. Cerró los ojos y más lágrimas resbalaron por sus mejillas. Esa era la única certeza que estaba presente en su cabeza. Él nunca le pegaría. Nunca.
Tocaron la puerta y ella se giró hacia ésta. Si era él, no pensaba contestar. "Marizza? Soy Mia" Soltó el aire que contenía y se paró. Giró la llave y le abrió. La rubia pasó y Marizza la volvió a girar rápidamente, como si temiera que alguien más entrase. "Vi las fotos, como todos creo"
No dijo nada, solo asintió. Abrazó a su media hermana y lloró fuertemente. Mia la estrujó y le acarició la espalda. "Cómo Mia? Cómo me hizo esto?" Se separó y se sonó la nariz.
"Marizza, yo lo conozco y..."
"No, ya sé que me vas a decir, que no es capaz de hacerme eso y que me ama, pero vi las fotos. Y cuando le pregunte si era cierto, me dijo que si" Se le cortó la voz y sollozó. "No puedo más. No te puedo explicar el dolor que siento. Me duele todo el cuerpo. No voy a poder"
Su hermana se acercó y la abrazó de costado. "No digas eso, si vas a poder, sos fuerte"
"No, no voy a poder. No puedo verlo a la cara, no. Qué hago? Puedo disimular, pero va a ser mucho más doloroso mirarlo y fingir que nada pasó, no soy capaz" Mia siguió abrazándola. "Por qué me pasa esto? Estaba feliz. Nadie quiere verme feliz? Todos quieren hacerme daño...?"
La miró a sus ojos y a la rubia se le formó un nudo en la garganta de ver a Marizza así. Ella acostumbraba a mostrarse fuerte y distante, pero ahora era todo lo contrario.
"Por qué las personas que más amo son las que más me lastiman?" Se abrazaron por última vez y permanecieron así por un prolongado tiempo. Cuando por fin Marizza se había tranquilizado, le contó bien la discusión de esa misma mañana, con detalles.
Volvieron a tocar la puerta y las chicas se encontraban en la cama acostadas, ya charlando un poco más entusiasmadas. "Marizza?" Se le heló el cuerpo y quedó rígida. Era él. "Marizza? Sé que estás acá" Sonaba tranquilo, pero también preocupado y con un tono de tristeza en su voz.
La petisa se dio vuelta y vio a su hermana. "Por favor, salí y no le digas nada. Ni que yo estoy acá, ni nada. Sólo anda a tu cuarto o alguna parte, pero no le digas nada por favor" Mia asintió y la abrazó rápidamente. Ambas se pararon, Marizza más silenciosamente y ambas se dirigieron a la puerta. Ella se colocó detrás de la puerta, donde él no pudiera verla y Mia abrió la puerta y la cerró, saliendo. Sin hacer ruido, giró la llave nuevamente.
"Y Marizza? Está ahí dentro?" Escuchó decirle a Mia, pero no obtuvo respuesta de parte de la chica. "Mia, respóndeme... Mia!" Se escuchó un portazo y dedujo que fue proveniente del cuarto de la mencionada.
Marizza se apoyó en el piso, pero todavía apoyada sobre la puerta. Sintió pasos hacia ella y se tapó la boca para no emitir ningún ruido. "Marizza, por favor abrime mi amor" Colocó su otra mano para hacer más presión sobre su boca, ya estaba llorando de nuevo. "Marizza, no sé si me escuchas, pero ojalá que si... Yo no te engañé, me tenes que creer, por favor... Si me escuchas sólo recorda eso, yo no te engañé, yo te amo con todo lo que soy"
Quiso abrir y reprocharle que no le podía decir eso. Que no le podía decir te amo por primera vez como si nada hubiera pasado y sabiendo que ella podría no estar ahí. Pero él continuó con su relato.
"No podemos terminar así, nosotros tenemos que terminar juntos, por favor tenes que confiar en mí, solo esta última vez" Pero eso era lo que no podía hacer, confiar en él.
Ya el Lunes, y luego de dos días de no salir de su cuarto, decidió que era tiempo de salir y enfrentar la situación. No había recibido más visitas por parte de Pablo, cosa que le ayudó a pensar en frío. Ya se había dado una ducha caliente y vestido, ahora sólo le faltaba cruzar la puerta. Respiró profundo y salió. La clase estaba por comenzar y cuando se sentó, una mano se apoyó en su hombro.
"Podemos hablar?" Levantó la vista y se encontraba Pablo, con el pelo despeinado, ojeras enormes y con la voz un poco ronca. Muy en su interior, ella se preocupó. Pero cerró esa idea y se enfocó en actuar como había acordado con ella misma.
"Para qué queres hablar? Para decirme lo buena que estaba esa chica? No, gracias" Le sonrió con total falsedad y se giró hacia el pizarrón. Agarró su mano y la levantó sin hacerle daño.
"Ya volvemos profesora" Le dijo a Hilda y sin más explicación, la sacó del alón, ante la mirada de todos. Cuando estaban fuera, ella agradeció que la cortina del aula estuviese cerrada, sino, sería un completo espectáculo.
"Me queres soltar?" Se zafó bruscamente de su agarre y lo enfrentó enojada. "Quién te pensas que sos para traerme así? No tengo ninguna obligación de hablar con vos"
"Estabas en el cuarto el sábado?" Esa pregunta la descolocó. Cruzó sus brazos y frunció el ceño.
"Si, si estaba"
"Entonces escuchaste lo que te dije" Ella asintió con la cabeza, pero sin cambiar la expresión de su cara. "Yo no te engañé" Dijo Pablo serio y ella rió frenética.
"Ah no? Entonces el de la foto no eras vos"
"No, si era yo pero..."
"Pero qué? Que me vas a inventar ahora?" Pablo se acercó a ella, pero Marizza se alejó instintivamente.
"Por favor, me tenes que creer, no pasó nada" Ahora sonaba desesperado como cuando le habló hacía dos días.
"No entendes?! No me importa si pasó algo o no! Yo no puedo volver a confiar en vos..." Dejó el papel de superada y ahora ella también se mostraba como realmente se encontraba. "Te di otra oportunidad y vos la desperdiciaste. Estábamos bien y vos lo arruinaste. Esto es tu culpa"
"Vos sos la que no entendes. No es lo que parece. Yo estaba en la barra y la mina se me acercó. Yo le dije que se fuera, en serio, pero me besó y justo ahí sacaron la foto. Al ver que era una amiga suya, la saqué de ahí y me volvió a besar, esas eran las fotos. Te estoy diciendo la verdad"
"Y vos no te podías separar? Que gracioso" Marizza seguía con los brazos cruzados, pero ahora con una mirada fulminante.
"Esa es la verdad y si vos no podes confiar en mi..."
"Confiar en vos?! Cómo pensas que yo puedo creerte después de todo lo que me hiciste? Te pudiste haber inventado esta historia hace 10 minutos"
"Marizza, esto es una confusión. Por favor, en serio, tenes que creerme" Vio sus ojos y pudo notar como decían la verdad.
Sin decirle nada, se apartó y entró al salón, donde recibió miradas de todos, pero lo único que hizo fue sentarse en su lugar.
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Pablizza: Asi soy
Ficção AdolescenteEs cuarto año, Elite Way, colegio pupilo y con sus alumnos rebeldes y sin causas. Todo lo que paso en la primera temporada, paso en esta historia. Solo que la segunda temporada es diferente. Una historia diferente, pero el mismo amor.