Primera vez

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Se dio vuelta y se cruzó de brazos. "Bueno, hablemos"

"No entiendo porque estás celoso"

"Por si no te diste cuenta, él quiere algo con vos"

"Pero yo no. Yo estoy con vos y no me importa si él siente algo por mí, yo no. Y tampoco sé porque la loca de Carolina piensa que hay algo entre nosotros"

"Es entendible" Dijo Pablo.

"Qué es entendible? Me estás jodiendo?" Él revoleó los ojos.

"Es entendible porque Tomás y Guido también lo pensaron"

"Y te llenan la cabeza" Marizza negó mirando hacia abajo. Después de un rato de silencio, se subió a la mesa de billar, alejando unas bolas e instándolo para que se acerque. Pero no se subió. "Estoy harta"

"De qué?"

"De que no podamos estar bien, Pablo. Estamos siempre en el mismo círculo que da vueltas sin parar. Nos peleamos, no nos hablamos por unos días, lo que implica no vernos y después nos arreglamos pero por unos días porque volvemos a discutir. No entiendo" Ésta vez sí se acercó y ella también arriba de la mesa. Pablo puso los brazos a los costados de sus piernas. "Damos un paso y retrocedemos dos, literalmente"

Se volvieron a quedar en silencio. Marizza le acarició el pelo y él sonrió. "Perdón, pero no es que no confío en vos, sino en él"

"Pero yo no puedo hacer nada con eso" Él asintió.

"Ya sé, perdón" Marizza asintió y lo acercó para besarlo. Pablo se incorporó un poco más sacando las manos de su costado para ponerlas en su cintura y acercarla más. Abrió sus piernas y se aferró a él, rodeándolo.

"Pablo... para" Dijo entre besos.

"Mmm..." Siguieron besándose y él bajó a su cuello.

"Alguien... puede venir, para" Se rió ya que le hacía cosquillas.

"Estamos solos" Miró para atrás y le sonrió.

"Si, ya sé pero alguien nos puede ver" Su novio asintió al parecer un poco desilusionado, pero la entendía.

"Si tenes razón, perdón" Le sonrió para calmarla y se puso a ordenar las pelotas para guardarlas. Ella pensó.

"Queres ir al cuarto?" Levantó la vista y frunció el ceño. "Laura se fue con su familia unos días y Luján está con Marcos, creo" Pablo le sonrió y terminó de guardar las cosas rápidamente. Juntos fueron al cuarto de Marizza sin hacer mucho ruido. Cuando llegaron comenzaron a besarse y sin querer cayó él sobre ella. La castaña largó una carcajada, pero luego lo besó con intensidad. Bajó sus manos hacia la remera de él y la intentó sacar.

"Para, no tenemos que hacerlo"

"Ya sé, pero yo quiero"

"Segura?" No estaba muy convencido. Ella puso los ojos en blanco y lo besó con intensidad.

"Estoy muy segura" Le sacó la remera y Pablo quedó en cuero. Hizo lo mismo con ella. Comenzó a besar cada parte que podía. Su cuello, la clavícula y luego descendió hacia su pecho. Todo eso logró suspiros por parte de ella y enredó sus dedos en el pelo rubio de él. Las prendas siguieron cayendo y él se detuvo antes de entrar en ella.

"Te amo mucho"

"Yo también te amo" Besándose y amándose, estuvieron juntos.

Se despertó a las tres y media de la mañana aproximadamente. La vio dormir profundamente, había sido lo mejor que le pasaba. La amaba tanto que salía de su capacidad entenderlo. Le acarició el pelo suavemente para no despertarla y siguió durmiendo aferrada a ella.

Cuando despertó a la mañana, el olor de Pablo inundó sus fosas nasales y cerró los ojos sonriendo. Estaba dormida boca abajo y mirando para el lado de la puerta, de espaldas a él, aunque su brazo estaba en su espalda. Estaba toda tapada, gracias a dios. Giró la cabeza y él dormía. Se mordió el labio, muerta de amor. Le acarició el pelo y lo besó.

"Qué lindo despertar" Susurró Pablo. Ella rió.

"Digo lo mismo"

"Cómo estás?" Preguntó todavía sin abrir los ojos.

"Perfecta" Dijo sin saber lo que le esperaba.

"Marizzita!" Se escuchó desde el otro lado de la puerta y Marizza resopló.

"Justo hoy tiene que venir?" No se preocupaba mucho, ya que la puerta estaba con llave. "Ya voy!" Se levantó y se puso rápido una remera que le tapaba hasta un poco más arriba de las rodillas.

"Espera, Y yo?" Preguntó él desde la cama.

"Tranquilo, no va a entrar" Le dio un beso rápido. Abrió la puerta y enseguida la cerró para que no pasara. "No grites que Laura duerme" La saludó. "Qué pasa?"

"Vengo a llevarte a un día de madre e hija" Dijo la mujer emocionada.

"No puedo, me junto con Pablo"

"Vamos Marizzita, ahora nunca estamos juntas, por favor" Le rogó y tuvo que acceder, no se iba a detener. "Vístete así vamos"

"Ahora? Queres ir ahora?" Dijo resaltando esa palabra.

"Si, ahora. Ve" La chica se metió en la habitación y de nuevo no dejó que su mamá entre. Pablo ya se había vestido cuando la vio contra la puerta. Se acercó a él y lo besó.

"Mi vieja quiere pasar el día conmigo" Él rió.

"Está bien" Se volvieron a besar y Sonia volvió a insistir. "Vos salí y después salgo yo cuando se hayan ido"

"Dale" Lo saludó por última vez y salió de su cuarto.

Todo el día estuvieron dando vueltas comprando cosas, o más bien Sonia, porque Marizza estaba harta. Aunque en el fondo le gustaba pasar tiempo con ella. Eso no quitaba que estuviese todo el tiempo pensando en Pablo y lo que había ocurrido la noche anterior. Esos últimos días lo había estado pensando, pero no encontraba oportunidad. No le iba a contar a Sonia, al menos no en ese momento. Primero tenía que hacerlo con Luján, Laura y hasta Mia. Pablo le habrá dicho a sus amigos? Qué le habrán dicho ellos sobre ellas?

Pablizza: Asi soyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora