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Camino por la habitación.

De lado a lado, sentándose, golpeteando con el talón del pie, sumiéndose entre sus cabellos con el uso de sus manos.

Y devuelta a caminar.

Ayer en la noche había sido invitado a una gran fiesta, a la cual no iría si no fuera por el de porcelana.

Maldijo por lo bajo, con los pensamientos revueltos, el delirio atormentandolo y la ira consumiéndolo.

Podría decir que ya no quedaba uña en algún pulgar para morder.

Se sentía rabioso, odiaba que tocaran lo que era suyo. No era algo de su personalidad que apreciase, pero así eran las cosas.

Miro por sobre él rabillo del ojo, solo para encontrarse con un nervioso Subedar.

— deberías calmarte un poco...Mary podrá estar loca, pero es una loca inofensiva — se acercó, haciéndole soltar un gruñido de molestia — lo sabes más que nadie

Lo miro con su mejor expresión de "¿es enserio?"

Suspiro, no tenia tiempo para seguir esperando, pero era imprudente él no hacerlo.

Subedar rió, el gruño en respuesta. No sabía como este podía parecerle divertido lo de aquella situación.

O simplemente, le gustaba verle enojado.

Le ignoró olímpicamente mientras caminaba hacia los apocentros en busca de un atuendo presentable para dicha fiesta.

Era sencillez para el, lo de vestir como todo un caballero.

Un esmoquin,guantes, zapatos, cabello perfectamente atado y al bolsillo del chaleco una rosa amarilla. Finalizar solo era colocarse una de sus mejores mascarillas.

Se propuso a si mismo el llegar hacia el leñador, quien de igual forma y por mera casualidad, también se hallaba invitado a tan galante fiesta.

Como a de decir que era todo un don juan cuando se vestía como tal. Parecía menos cavernícola de lo que solía ser al actuar.

Ambos caminaron a la par,sólo para subir a una carrosa ya antes consultada, siendo conducidos en la noche por las luces lejanas en la colina próxima a las afueras del pueblo.

Solo tenían un destino como la mayoria de pequeños ricos y buenos mosos de aquel pueblecillo.

🌹  l͓̽a͓̽ m͓̽a͓̽n͓̽s͓̽i͓̽ón͓̽ v͓̽ 🌹

Las luces y la musica galante del interior de esta no se hizo esperar, fueron recibidos por los mayordomos de aquella dichosa mansión, o esclavos, como gustaba de llamarle el a las personas que servían a esa horrorosa mujer.

Las voces de las personas y las risas de ricachon no se hicieron esperar, charlas sobre monarquía y problemas económicos que le valían lo mismo que una pieza de escremento de caballo.

Al acercarse al gran salón junto a Subedar, s ele fueron entregados unos antifaces de negro con bordados en dorado de rosas, la hija de lepra sabía como ser elegante.

No rechisto al colocarsela y siguió su camino, hasta que la mano de su compañero y amigo se poso en su hombro.

— iré por allí, tratare de encontrarlo, tu sigue y no vayas a enojarte si ves a Mary, ¿de acuerdo? — asintió, cuando Naib Subedar era serio, era de temer — muy bien, si algo pasa quedate cerca de la entrada y vendré — fue así como se marcho, desapareciendo entre trajes y vestidos elegantes que llenaban poco a poco el lugar.

Siguió su propio camino hacia el centro del lugar, vaya su sorpresa cuando se hizo resonar una campanilla por todo el lugar, anunciando el comienzo de un vals.

Todos se disperzaron para dejar en aquel centro un gran espacio en forma de circulo, el hizo lo mismo,pues no queria ser notado tan rápido, además de que tenía su pánico escénico.

El mayordomo que toco aquella campanilla aclaro su garganta, sólo para posar elegante  siendo continuo a dos más.

— Den una grata bienvenida a su anfitrión, Lady Mary I — allí la vio, esa vieja bruja acercandose al centro del gran salón, siendo despampanante con un traje de plumas y sombrero a combinación, esta traía consigo una mascara blanca a comparación de los demás,los aplausos no se hicieron esperar — y su acompañante de esta noche, Joseph Delsaunier.

Sintió que todo el aire se le escapó por un momento, que su corazón dio un vuelco y sus sentidos en colapso.

Allí estaba él, haciendo resonar con tacon bajo y fino sus pasos por todo el lugar, siendo vestido en trajes con un lindo tono de dorados y azul.

Su cabello ondeante y amarrado con elegancia en un moño amarillo sol, mientras que sus hermosos ojos azules eran cubiertos por una mascara de blanco.

Definitivamente perdió el aire en ese momento.

Joseph nisiquiera miraba alrededor, tan solo se dirigía hacia aquella mujer.

No

Vio como este se doblegaba ante ella, haciendo una reverencia de caballerosidad que le hizo hervir la sangre y el pulso temblar.

Mary tomo la mano de fina madera  enguantada, antes de que ambos empezarán a seguir un suave vals.

Maldita seas, Mary.

Fueron las palabras en su mente antes de retroceder entre la multitud.

Ya encontraría su momento de actuar.

քօʀċɛʟaɨռ °•ıԀєňţıţʏ ν•°Donde viven las historias. Descúbrelo ahora