Parte Siete : Refugio

918 89 65
                                    

Un refugio es un lugar donde una persona o un animal, logra sentirse seguro. Escapa de la realidad que tanto lo atormenta y así puede prepararse para salir cuando se sienta capaz.

- - - -

Lo escribía y seguía sin convencerse. Lo borró completamente. El cursor esperaba que volviera a teclear una sílaba nueva o una oración con sentido. No le convencía. Pues sabía que los refugios no existían y según muchos autores solo era una protección para esquivar la inminente realidad. No existían tales cosas. Ni siquiera conocía que de verdad un refugio funcionara. Cualquiera se derrumbaría al encontrar la debilidad. Cuando el depredador lo encontraba ya no existía salida. La única opción que tenía era:

—Huir...—revolvió sus cabellos estirándose en su silla con ruedas y haciéndola girar. Ya estaba estresado de tanto escribir ese informe—. No tiene sentido.

Miró de reojo el texto que tenía que presentar para su exposición sobre Comportamientos Humanos. La huida como reacción ante el miedo era la más común. La idea del informe era escribir qué pensaban sobre ese comportamiento y cómo se presentaba en el ser humano. Era una característica tan común que hasta él la conocía muy bien. La huida era el sinónimo del miedo, del pánico, era un método de protección, era parte del instinto animal. Soltó un fuerte suspiro y se puso de pie.

No podía hilar las palabras porque temía escribir un ensayo personal. Y de ninguna manera quería revelar eso a sus compañeros. Hablar de ese comportamiento era describirse. Y odiaba que fuera un patrón en su personalidad. De verdad no se sentía cómodo con ser así y desde hace tiempo buscaba cambiarlo. Kawaki le había enviado unos videos al grupo de Whatsapp. Abrió el link y miró el video: hablaba sobre la vida de los animales en el bosque y en las praderas. Un claro ejemplo del comportamiento de la huida. Una táctica que usaban todos los animales sin importar su jerarquía en la pirámide alimenticia. Era común a todas las especies del planeta, desde la más microscópica a la más superior. Era un instinto de ...

—La supervivencia es un asco—concluyó al terminar de ver el documental de una hora.

La puerta de su habitación lo sacó de su aislamiento. Levantó la mirada y le indicó a su madre que pasara. No era su madre, todo lo contrario, era su padre:

—Boruto, vinieron los abuelos. ¿No los saludarás?

Ahora mismo quería huir. Odiaba las reuniones familiares. En especial porque, al no estar su hermana, era al que más le hacían preguntas. Y su abuela Kushina era un caso perdido. Esa mujer a parte de empezar a parecerse una obsesiva con sus preguntas incómodas, a veces era algo desubicada y aunque su cariño fuera genuino, lo hacía sentir extraño. Resopló y sonrió:

—Está bien. Ya bajo...

—La abuela Kushina dijo que tu abuelo preparó el estofado...—añadió su padre entusiasmado.

Era obvio. Casi no veía a sus abuelos paternos y la razón era porque vivían en el norte de Japón. Solían venir dos veces al mes para visitarlos y en las fechas festivas era turno de visitarlos. Navidad era la excepción. Pues generalmente lo festejaban en Tokio.

- - - -

Las carcajadas de su abuela Kushina se hicieron notar en el pequeño bullicio que se armó. Al bajar el último escalón se arrepintió de haberlo hecho. Pues en cuanto lo hizo la mujer se volteó hacia él y corrió hasta sus brazos para envolverlo en un tierno y acogedor abrazo. No quería que lo abrazara. Odiaba el contacto. Él carraspeó y su mente se paralizó unos segundos:

—Abuela, ya...

—Oh, perdóname. Es que hace mucho que no te veo—sonrió y acarició su mejilla. El rubio apartó la mirada molesto y luego su rostro. Tomó una distancia considerable y se cruzó de brazos sin dejar de apartar la vista.

En Secreto  (BoruSara)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora