Parte Tres : Problemas epistemológicos

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No entendía por qué todavía no lograban entenderse. Creyó que aquella conversación en la fiesta le había dado el paso seguro para que se acercaran, pero lejos de conseguir eso, lo único que logró fue que el rubio tomara más distancia. ¿Es que no le caía? Quizá era algo torpe y aburrida, por eso no le llamaba la atención. No es que tuviera rasgos que la hicieran una mujer tan atractiva ni nada por el estilo. Siempre resaltó su inteligencia, pero ¿existían hombres que se preocuparan más por la inteligencia que por el físico? Sí, obvio que sí, solo que no estaba segura si Boruto era parte de esa excepción.

Ya de por sí su problema era la timidez al extremo. ¿Cómo haría para entablar un diálogo? ¿Y si al final le parecía fastidiosa? No quería caer pesado. Sabía de antemano que los hombres odiaban a las mujeres pesadas. Suspiró. Solo eran prejuicios. Nada concreto. Miró su manzana. No dejaba de devorarla. La ansiedad de saber el por qué la evitó en la sala de música la dejaba intrigada. Quería respuestas y él no se dignaba a responder ese mensaje. Le había clavado el visto y luego se había desconectado.

—No le intereso. No hay dudas—se arrojó a su cama resignada—. A este paso, conseguir novio, será lo último en mi lista de mi vida universitaria.

Antes de terminar el último bocado, se detuvo en sus incoherentes pensamientos: ¿había dicho "conseguir novio"? ¿Desde cuándo le interesaba eso? Ya estaba en su tercer año y lo que menos le debía preocupar era eso. Ya tendría toda la vida para tener una pareja estable y en su debido momento una pareja. ¿Por qué distraerse con banalidades? Sacudió la cabeza y palmeó sus cachetes para reaccionar:

—¡Debes concentrarte, Sarada! ¡Nada de romances innecesarios!

Y de verdad quería convencerse, estaba casi segurísima de que lo lograría, y no sería así. Boruto, su crush a escondidas, su amor imposible, decidió responderle:

De: Boruto

Lo siento

Quería estar solo

De verdad estarás en la biblioteca también mañana?

Casi le hace saltar de la cama al leer su mensaje. ¿Le había respondido? Era casi un milagro. Su sonrisa de par en par fue inevitable. ¿Y cómo no? Siempre creyó que jamás podrían dialogar. Ni siquiera pasarían de un hola casual y ahí estaban, teniendo su primera conversación coherente, pues empezaba a creer que la de la fiesta fue inútil. ¿Al fin acudiría en su ayuda? Eso era gratificante en el buen sentido.

Para: Boruto

Sí, sí estaré

Como siempre :')

El golpeteo en la puerta llamó su atención. Y enseguida corrió para abrirla. Era su madre llamándola para la cena. Habían aprendido a convivir solas desde la muerte de su padre y aunque por la depresión de su madre las cosas se podían complicar, hacían lo que podían. Sabía que convivir con una persona depresiva era conflictivo. En especial por sus crisis emocionales. Muchas veces su madre aparentaba que lo tenía todo bajo control, pero lo cierto era que su mente era un verdadero caos. Uno que ni siquiera ella podía controlar. Había comenzado con la medicación hace poco y su hija creía que eso ayudaría a la convivencia. Al menos para controlar sus impulsos.

—Ya voy mamá.

Bajó las escaleras a su lado, mientras conversaban sobre lo que habían hecho durante el día, pues desde que Sakura se retiró de la medicina por completo; su pasatiempo favorito era la jardinería. Se había vuelto una experta en el asunto. Y eso la reconfortaba. La ayudaba a mantener su mente ocupada en algo.

En Secreto  (BoruSara)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora