Parte Ocho : Acompañamiento

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Había aprendido a ayudar a su madre cuando su depresión comenzó a mostrar los síntomas más evidentes. Y sus motivos para ser terapeuta se afirmaron en toda la experiencia vivida con ella. Sabía que nunca fue fácil sobrellevar la muerte de su padre. De hecho para ninguna lo fue. Sarada hacía el duelo a su modo, como por ejemplo, visitando su tumba todos los fines de semana y contándole el día a día de ambas. Lo registraba en un cuaderno y luego se lo leía frente a su lápida. En la cual se inscribía:

En memoria de Uchiha Sasuke

1983-2020

Cada vez que entraba al cementerio las dudas de que estuviera haciendo lo correcto con su madre la inundaban. Acompañar a su madre requería un doble de esfuerzo. En especial los días que se acercaban a su aniversario de muerte. Era difícil ayudarla a salir de todas sus crisis. Y más si necesitaba más dosis.

Suspiró al atravesar la reja y saludar a los guardias que cuidaban el cementerio como de costumbre. Caminó por el extenso camino de piedras blancas y llegó a los nichos donde estaban sepultadas los descendientes de la familia Uchiha, que en paz descansen todos, decía cada vez que leía los nombres de sus parientes. Se detuvo frente a la lápida y se arrodilló junto con el ramillo que traía en brazos. Sonrió al leer el nombre, aún le dolía su partida tan repentina, todavía recordaba innumerables momentos junto a él. Sabía que no fue el mejor padre, pero lo intentó. Y a su modo, al menos para ella, lo fue. Y no se cansaba de agradecérselo.

—Gracias, papá. De verdad te extrañamos. Como siempre—sacó de su bolso su cuaderno. Aterciopelado y en color rojo. Su letra se mostraba limpia y legible—. Te contaré todo lo que ocurrió esta semana y créeme han habido varios cambios. Sobretodo con mi relación con Boruto que, por cierto, te hubiera caído tan bien.

De hecho algunas de las actitudes de Boruto le recordaban un poco a su padre. Su carácter frío y solitario era lo más parecido. Su seriedad y responsabilidad. Empezaba a creer que de verdad se hubieran llevado bien. Sonrió algo débil y recordó lo que vivieron en esa semana. Sobretodo lo que pasó en la biblioteca. Todavía seguía sin entenderlo.

—¿Sabes, papá? Se que Boruto será el hombre perfecto para mí, solo que todavía no lo puedo entender. Es como si fuera una persona llena de enigmas que no se deja descubrir—suspiró—. Seguramente es porque le apena que sepa en profundidad sobre él o que lo lastime. Sabes que no sería capaz de hacerle daño a nadie.

Con la yema de sus dedos acarició la lápida y curvó una sonrisa débil. Le dolía visitar la tumba y saber que ya no estaba mas. Era el único modo que encontraba para conversar con él. No existía otra forma. Y su ausencia le significaba mucho. Le dolía enormemente.

—Mamá también es difícil de comprender. Su enfermedad la está convirtiendo en alguien que no te gustaría ver—soltó un quejido—. Me gustaría que estuvieras aquí. Así sería más fácil para ambas.

Los recuerdos afloraron en su memoria tan rápido como los visualizó. Lo que había sucedido en la biblioteca fue uno de los motivos por lo que decidió aferrarse a Boruto. Creyó que estaba haciendo lo correcto en ayudarlo. El necesitaba ayuda e intentaba ser su soporte.

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Verlo llorar era algo extraño aún para ella. Jamás había visto a un varón hacerlo. Ni mucho menos el tipo de hombres al que se acostumbraba a frecuentar. Su padre era poco sentimental, su tío igual, y sus amigos no llorarían frente a ella. Verlo derramar lágrimas de un modo genuino era algo gratificante.

Siempre pensó que los varones estuvieron obligados a llevar una crianza dura y obligada. Y al igual que las mujeres, debían cumplir un estándar que jamás debían romper, siendo este enseñado de generación en generación. Y más sobretodo si tenía que ver con la fortaleza física. A veces creía que los varones eran débiles, emocionalmente, pero cubiertos por una fortaleza de hierro y falsificada detrás de músculos, trabajos duros y protección hacia los más queridos, terminaba siendo un escudo de lo que verdaderamente era su esencia.

En Secreto  (BoruSara)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora