—Boruto. Solo es un juego...
El rostro era impecable y su voz la delataba. Aquel sueño era tan vívido que podría pensar que eran fragmentos de su realidad. Para su fortuna no lo eran. Y por desgracia lo experimentaba por segunda vez.
Jadeó al sentir el roce, luego su respiración entrecortada, por último su voz grabándose en su memoria. Quería huir, sus piernas no respondían, y el temor lo invadió. Y entonces su voz desapareció, para transformarse en otra, más suave y bondadosa:
—Boruto, ¿estás bien?
—¡Sarada!
Hubiera preferido que aquel sueño fuera irreal. No fue tanto así. Las sensaciones del pasado recorrían su cuerpo, en cada poro de piel, como si volviera a repetirse la escena. Pues en el momento en que quiso sujetar la mano de Sarada sus ojos se abrieron de golpe.
- - - -
—¡Mamá...!—gritó agotado en un hilo de voz.
Lo primero que escuchó fue su alarma resonando en la habitación y luego vio la luz entrando por su ventana. Ya era de día. Restregó sus ojos con la esperanza de borrar cualquier rastro de aquella pesadilla. Y dejar que solo permanezca la imagen del rostro de Sarada y su voz tan dulce. La única que lo calmaba y que lo hacía sentir cómodo. No odiaba al sexo femenino, más bien sentía repulsión y entendía que eso era una enfermedad. Una que ni siquiera sus padres le crerían. Y que tampoco lo sabían. El pretexto sería:
Es porque no conoces a las mujeres.
No sabes tratar con ellas.
Eres muy tímido.
Sabía que lo único en lo que sí estaba de acuerdo era que debido a esa mancha oscura en su pasado, le dificultaba relacionarse con el sexo opuesto de un modo sano. Por eso mismo Sarada era su vía de escape. Ella era la primera que no le generaba repulsión y de la cual podía confiar. Su serenidad y su corazón puro le permitía entregarse sin prejuicios.
Se sentó sobre la orilla de la cama y estiró los brazos. Sentía el cuerpo pesado. Quizá se debía al estrés. Entregar esos informes le estaba demandando mucho más tiempo. Soltó un leve bostezo y enfiló hacia el baño. Se aseó, se peinó y cambió su pijama por una ropa más cómoda. Como todos los días saldría a correr y luego regresaría para cambiarse el uniforme. Al finalizar se incorporó a la cocina y sus padres ya estaban despiertos:
—Buen día, Boruto—saludó su padre entusiasmado.
Ante la indiferencia de su hijo, se lamentó de haber abierto la boca, ¿por qué siempre sentía que lo ignoraba? ¿Acaso había sido un pésimo padre? No entendía qué pasaba entre ellos. Su semblante se notó preocupado y aún así lo dejó pasar. Pues Boruto siguió de largo y apenas recogió unas tostadas con mantequilla de maní para salir a correr luego. Naruto miró esperando a que esposa hiciera algo, sin embargo, tampoco se animó a hacerlo.
Últimamente estaba más cerrado que antes y ni siquiera podían percibir por qué. Ya había sido así toda su adolescencia y ahora con la adultez se acentuaba. Suspiraron al mismo tiempo, despidiéndose con un saludo ameno. La puerta se azotó dejándolos atónitos en sus pensamientos. ¿Qué más podían hacer si él no quería hablar?
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Las tan deseadas vacaciones de verano se acercaban y eso significaba que, cuando salía a correr, cada vez eran más los que frecuentaban el parque. No solo eran hombres. También las mujeres lo hacía y siempre que él corría no dejaba de percatarse de que más de una le echaba un ojo. Admitía que era guapo a los ojos de cualquier mujer y más por sus excéntricos cabellos, sus rasgos occidentales y sus marcados músculos. Nunca estuvo interesado en fijarse en las demás chicas, su mente se concentraba en la música y nada más.
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En Secreto (BoruSara)
Fanfic《 Hay una parte de mi pasado que no quiero que sepas, ni hoy, ni nunca. Sarada, es vergonzoso para mí y no me creerás 》 Boruto comenzó su tercer año de Sociología. Y a pesar de que es bastante bueno en los estudios, es pésimo para relacionarse co...