Lo que quedó de aquella mañana pasó volando entre música y aseo en la casa de Emilia. Al medio día almorzó sola mientras miraba una película y luego se dirigió a su habitación para estudiar para los próximos exámenes. Si bien aún faltaban varias semanas para que comiencen los parciales ella siempre se preparaba desde muy temprano para no atarearse cuando la fecha estuviera próxima.
Después de varias horas de escribir, leer y estudiar, Emilia decidió llamar a su amiga para que fuera a merendar con ella. Lore contesto a su llamada pero le dijo que no podría ir porque estaba con Leo. A la morena le sonó rara esa situación pues ellos dos siempre se veían por la noche y apenas eran las cuatro de la tarde. Sin embargo no quiso preguntar por teléfono, pensó que lo mejor iba a ser hablar con ella el lunes en la facultad. Como estaba aburrida y no sabía que hacer pensó que quizás Gabriel estaría disponible para visitarla. Sin tardar más lo llamó
*Hola Gabi.
*Hola bonita. ¿Pasa algo?
*No, solo quería invitarte a merendar en mi casa. ¿Estás disponible?
*Voy pero con una condición muy importante.- dijo con voz sería al otro lado de la línea.
*¿Qué condición?
*Quiero panqueques.
*Dalo por hecho. Te espero entonces.
*Estoy yendo hermosa.
Emilia se puso a preparar la masa para los panqueques en lo que llegaba Gabriel. Cuando el timbre sonó ella salió corriendo para abrirle y volvió corriendo también a la cocina para que no se le quemara nada.
Él la siguió hasta la cocina después de cerrar la puerta. Sonrío cuando la vio en plena preparación. Se paró al lado de ella y le dio un beso en la mejilla.
-Ya estaba extrañándote, bonita.
-Yo también... Vas a chuparte los dedos cuando pruebes estos panqueques.-dijo ella señalando el plato donde tenía algunos listos.
-No creo que tanto como anoche.- dijo él con cara de pervertido.
Emilia se rió a la vez que se le subían los colores al rostro. Mientras ella terminaba de cocinar, él se puso a preparar el café. Una vez todo listo se sentaron en el patio trasero, en una mesa redonda que estaba allí para compartir los rayos del sol que aún se hacían presentes. Gabriel devoró casi todos los panqueques con dulce de leche que la morena había preparado. Dijo que le recordaban a los que le preparaba su mamá hacía muchos años.
-¿Tus padres vienen a cenar?- preguntó él curioso.
-No, se fueron todo el fin de semana.
-No me digas...-dijo el con un brillo en sus ojos.-No sé si voy a poder dejarte sola todo el fin de semana.
-No estoy sola. Lola me acompaña. ¡Lolita!- dijo la chica llamando a la perra que se acercaba moviendo la cosa de un lado al otro.
-¿Pero qué tenemos aquí? Una la labradora.- dijo él mientras acariciaba la cabeza y el lomo de la cachorra. Ella recibía con gusto los mimos que le daban. Era un animal muy cariñoso con los demás y le encantaba recibir atención.
-Ella es mi bebé, Lolita. Me la regalaron hace unos meses para mí cumpleaños.- dijo ella mirando con una sonrisa a la perra que estaba recibiendo caricias por parte de los dos.
-¿ Cuando fue tu cumpleaños?
-Fue el 20 de noviembre.
-Agendado.-dijo el con una sonrisa.
-¿Y el tuyo?- preguntó Emilia
-El 15 de julio cumplo 28. Un anciano próximamente.
- Que tonto, seguís siendo joven.
-Voy a ser tu sugar daddy.- dijo el entre risas y provocando carcajadas en Emilia. Juntos se divertían mucho. Hablaban de la vida, contaban chistes, compartían sus gustos y eso los hacía felices.
Cuando el sol fue desapareciendo decidieron entrar a la casa a mirar alguna serie o película en Netflix. Eligieron la serie española Merlí. Después de ver dos capítulos seguidos pensaron en cocinar algo para la cena.
-¿Te parece si preparo pasta?- propuso él.
-Genial. Tengo todo lo necesario. Vamos a la cocina.- respondió ella.
Una hora más tarde estaban preparando la mesa para comer. Emilia estaba maravillada con los dotes culinarios de Gabriel. Él había amasado la pasta con harina y huevos y también preparó una salsa exquisita.
Cuando todo estuvo listo se sentaron en la mesa del comedor. Emilia decidió poner un poco de música para acompañar el bonito momento que estaban compartiendo. En el parlante sonaba Put your head on my shoulder.
Cuando habían terminado su plato casa uno Gabriel la miro a los ojos y habló.
-Emi yo sé que nos conocemos hace muy poco tiempo. Pero siento que lo que hemos vivido en estos días fue como empezar una nueva vida. No puedo dejar de pensar en que quiero hacerte feliz cada día. Yo sé que no somos solo amigos así que quiero proponerte que seas mi novia, que me dejes cuidarte, que me dejes amarte.- confesó Gabriel mirando a Emilia a los ojos. La mirada del chico estaba cargada de sentimientos, sus ojos estaban cristalinos.
-Gabi es verdad que fue poco tiempo... Yo me propuse ir despacio con mis sentimientos pero cuando estamos juntos siento que eres como un torbellino que hace volar por los aires mi cordura. Quiero que me enseñes a amar.- dijo ella emocionada. Sintió que una lágrima se escapó de sus ojos y rodaba por la mejilla.- Quiero que seamos novios.
-Espero que este sea el único tipo de lágrimas que derrames conmigo: de emoción y felicidad.- dijo él mientras detenía la pequeña gota que estaba llegando al mentón de Emilia. Luego de eso se unieron en un beso largo y tierno. Ella tenía sus manos detrás del cuello de Gabriel y él la abrazaba por la espalda y la cintura. Sus cuerpos encajaban perfectamente al igual que sus labios.
ESTÁS LEYENDO
Enséñame a amar
RomanceLa vida era muy monótona para Emilia, pero como dicen por ahí... lo mejor tarda en llegar. Así es como comienza una nueva etapa que es digna de compartir. ------------------------------------------------------------------ Esta historia está ubicada...