Enséñame a amar

Parte 19

Los chicos se subieron al auto y Emilia le dijo que iba a contarle cuando lleguen a su casa. Gabriela había invitado a almorzar a su yerno para festejar el primer día de prácticas de Emilia. Cuando llegaron a la casa Emilia saludó a sus padres y se retiró a su habitación para cambiarse y dejar su bolso. Luego de pasar por el baño para desmaquillarse y lavarse las manos, fue hacia el comedor para comenzar con el almuerzo. Con mucha alegría les contó la noticia a todos y su mamá aplaudió con entusiasmo. Comieron entre charla y risas. Emilia sentía que sus párpados pesaban, ese día había madrugado así que pensó en ir a dormir una siesta.

-Descansa Emi, nos veremos más tarde en la facultad. – dijo él besando la frente de su novia.

-Quédate conmigo a dormir un rato ¿Tiene algo que hacer ahora?

-Tengo que planear clases pero no es urgente... puedo quedarme con vos una hora.- respondió rascándose la nuca. –Hazme lugar en la cama.

-Ven amor, descansa conmigo.- dio Emilia estirando los brazos para abrazarlo en la cama. La chica colocó una alarma para no dormir de más y llegar a tiempo a la facultad.

En seguida se durmieron abrazados, Gabriel no sabía que tenía sueño hasta que se acomodó en la cama de su novia. Durmieron una larga siesta, la alarma de Emilia sonó a las cuatro de la tarde y ella saltó de la cama. Gabriel aún estaba allí dormido en su cama y no se había ido como tenía pensado.

-Gabi levántate, son las cuatro y a las seis tenemos clases. –dijo ella mientras le peinaba los cabellos de la frente. –Vamos remolón... arriba.

-¿Qué? ¿Qué hora es? – dijo Gabriel, perdido en el sueño.

-Las cuatro, vamos.- Emilia se levantaba de la cama para salir a buscar ropa.- Voy a bañarme rápido. ¿Te vas o me esperas?

-Apúrate, te espero para ir a mi casa y bañarme antes de las seis.

Emi salió corriendo, por suerte ya tenía todo preparado. Gabriel la esperó en la habitación. Tardó muy poco, Emilia salió con una toalla cubriéndole el cuerpo. Gabi despegó la vista del celular cuando la vio entrar a la habitación y cerrar la puerta.

-No me mires así, tenemos que salir, así que ni se te ocurra Gabi.- dijo ella señalándolo con un dedo desde la puerta del vestidor.

-¿Yo? ¿Qué crees que estoy pensando? – dijo el pelirrojo mientras se levantaba despacio de la cama para acercarse a ella.

-Cosas sucias.- sentenció Emilia.

-Sucias... no sé si esa sería la palabra... pero sí, es algo así...- Gabriel estaba en frente de ella acariciando el borde de la toalla, rozando levemente con las yemas de sus dedos la piel de su novia. – Son las cuatro y veinte, si salimos a las cinco vamos a llegar con tiempo de sobra.

-¿Qué propones entonces?

-Esto.- Gabriel le quitó la toalla a Emilia de un solo movimiento dejando desnuda a Emi, ella por instinto trató de cubrir su desnudez pero él suavemente le quitó las manos que cubrían sus partes íntimas.- No te avergüences, sos la mujer más perfecta para mis ojos.

Tuvieron poco tiempo pero disfrutaron del cuerpo del otro. Tenían sexo cada vez que podían y eso los hacía acrecentar aún más la necesidad de contacto. Parecían insaciables.

A las cinco de la tarde estaban subiendo al auto de Gabriel y dirigiéndose a la casa del mismo. Él tenía que asearse antes de ir a trabajar. Emilia lo esperó sentada en el comedor de la casa, revisaba sus apuntes antes de ir a la facultad. Estaban a unos pasos así que no temía por llegar tarde. Gabriel salió del baño y pasó a su habitación a cambiarse. Emilia no quiso ir hacia allí porque sabía cómo terminarían.

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Durante la tarde en la facultad Emilia le contó a su amiga Lorena y a Agustín de que se había tratado la conversación con la directora de la escuela. Los dos estaban muy sorprendidos, Lore estaba genuinamente contenta por Emilia, Agustín en cambio no demostraba una reacción en particular. Aun las chicas no lo conocían tanto como para conocer sus emociones.

Gabriel casi no se cruzó a su novia dentro de la facultad, había estado muy ocupado preparando sus clases en los momentos libres que tenía. Ni siquiera había salido en el descanso.

En una clase comenzaron a compartir sus experiencias en el primer día de prácticas. Prefirió callar y guardarse la propuesta de trabajo para el día próxima porque sabía que eso no era común y no quería dejar en evidencia a los directivos de la escuela.

Al terminar el horario de clases Emilia se despidió de su amiga y caminó hacia la parada del bus porque no había visto a Gabriel durante las últimas horas. Cuando pasó un par de minutos de espera Gabi apareció ahí para llevarla.

-Emi no te ví en la salida ¿vamos? Te llevo.

-Yo tampoco te ví hoy,- dijo ella mientras caminaba hasta donde estaba él.- ¿Estuviste ocupado?

-La verdad sí, muy. Planeando mis clases. ¿Cómo te fue hoy?

-Muy bien, contamos cómo nos fue a todos en nuestro primer día.

-¿Contaste lo de mañana?

-No, preferí guardarlo.

-Hiciste bien... Esta noche estoy cansado. Me imagino que vos igual.

-Más o menos, ahora tengo que leer lo que me toca trabajar mañana.

Rápidamente llegaron a la casa de Emi. Cenaron juntos pero Gabriel se fue a dormir a su casa. Tenía muchas cosas que hacer tal como Emilia y sabía que si pasaban esa noche juntos no iban a poder hacer lo propio cada uno.

Venían compartiendo varias noches juntos y esa noche solos era extraña para ambos. Estaba por llegar la media noche y el celular de Emilia sonó. Era una llamada de Gabriel.

-¿Amor? –preguntó al contestar Emilia.

-Emi... te llamaba porque... yo... te extraño. Quería saber cómo estabas.

-Oh amor... yo estaba pensando en vos. Hace bastante no dormimos solos.

-Mañana temprano paso por tu casa para llevarte. Quiero verte y darte un beso.

-Bueno ¿Querés desayunar conmigo?

-Sí, perfecto. Bueno, te dejo descansar. Te amo Emi.

-Adiós amor, buenas noches, yo también te amo.