Parte 11

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Hicieron  el amor una vez más hasta que el cansancio los venció. Emilia estaba durmiendo entre los brazos de Gabriel. El cuerpo desnudo del chico emanaba calidez que recibía Emilia. Ella tenía un cabeza apoyada en el pecho de él, mientras Gabriel la abrazaba con ambos brazos. Sus respiraciones estaban sincronizadas al igual que sus latidos. 

En medio de las noche las ganas de orinar asaltaron a la joven morena. Ella buscó la forma de desenredarse de los brazos de Gabi sin despertarlo. Cuando lo logró sintió el frío de la noche tocar su piel. Buscó algo en la oscuridad para cubrirse. En el suelo encontró al camisa blanca que ella misma le había arrancado a su chico. Se la colocó sobre los hombros y caminó sigilosamente al baño.

Luego de hacer lo suyo volvió a la habitación. Aún era temprano para que amaneciera. La chica se arrimó al ventanal del cuarto y corrió apenas la cortina bordó que tapaba la vista. En la calle no andaba un alma. Solo se veía la luna y las estrellas vibrar en el cielo. Su vista cambió en un segundo hacia la cama. Vio como Gabriel la buscaba aun dormido a su lado. Ella sonrió y se apresuró a meterse entre las sábanas con él. Antes se quitó la camisa para dejar su desnudez libre. 

Él, sin haber despertado la abrazó por la espalda cuando ella todavía no se había acomodado del todo en la cama. La pegó a su pecho y hundió su nariz en el cabello marrón de Emilia. Quedaron dormidos en posición de cucharita. Ella se sentía en el cielo mientras caía nuevamente dormida. 

Temprano por la mañana cuando los rayos del sol estaban saliendo el celular de Emilia sonó. Estaba recibiendo una llamada de su mamá. Dormida y con un solo ojo abierto tomó la llamada. 

-Mamá ¿qué pasa?

-Hija no sé si estas con Lore o con tu chico... pero quería decirte que nos estamos yendo. Vuelve a alimentar a Lola, por favor. 

-Estoy con él, en un rato voy para allá. Disfruten su fin de semana. -dijo en un susurro Emilia para no despertar a Gabriel. 

-Cuidate hija. Te quiero. Nos vemos a la vuelta.- dijo su mamá para después cortar la llamada. 

Emilia volteó la vista hacia la cama y lo vio dormido. Ella ya no tenía sueño así que fue al baño a lavarse los dientes. Después volvió a la cama y se acostó a su lado para observarlo. Le parecía irreal la perfección de ese joven. Se podía ver que la barba estaba empezando a asomar en su rostro. Sus pestañas eran largas y abundantes. La mandíbula de Gabriel era muy varonil, marcada y sensual. Tenía el rostro relajado. Emilia se acercó lentamente y depositó un pequeño beso en sus labios. Él despertó cuando ella se estaba alejando. La miró con una pequeña sonrisa.

-¿Me estabas observando?- dijo el con voz grave. 

-Sí, un poco...- dijo ella con un poco de vergüenza porque la pescaron.

-Despertarme con un beso tuyo es como siempre quiero amanecer.- dijo Gabriel mientras la acercaba a él para darle un suave beso.- Sabes a menta. ¿Usaste el cepillo que te dije?

-Sí, no te preocupes... ¿cómo es que no tienes aliento a muerto cuando despiertas?- dijo ella con risa contenida.-

-Es uno de mis dones.- dijo él divertido mientras la abrazaba. En ese momento notó que ambos seguían desnudos.- ¿Cómo lo pasaste anoche?

-La mejor noche de mi vida. - dijo ella con mucho sentimiento- Gracias por cuidarme. 

-Para eso estoy... es más, ahora mismo podría volver a repetir un par de cosas y enseñarte unas nuevas. - propuso Gabriel mientras acariciaba la  pierna de Emilia. 

Ella se sonrojó, no le desagradaba la idea. Lo besó metiendo un lengua en la boca de Gabriel. Eso lo encendió. El siguió su beso fogoso mientras acariciaba a su chica. Pasó una mano por la parte interna de sus muslos. Ella poco a poco iba abriendo las piernas.

 Las manos de Emilia recorrían la musculosa espalda de Gabriel. Luego subieron al rostro de él. Un rayo de sol que entraba por el ventanal encendía en fuego su cabellera. Gabi no despegaba sus labios del cuerpo de Emilia. Después de los labios bajó por su mandíbula y cuello, para luego encaminarse a su seno derecho. Besó, chupó y mordió su pezón. Emilia descubrió sensaciones nuevas con eso. Arqueaba la espalda mientras sentía cómo jugaba con su otro pezón. 

Cuando terminó de jugar con sus senos bajó una mano hasta su vagina, acariciando lentamente sus labios. Para Emilia era como una tortura, ella sentía que lo necesitaba dentro con urgencia. Pero él siguió con su trabajo. Introdujo un dedo dentro de su cavidad y lo sacó, hizo eso varias veces hasta que se acercó el dedo a la boca, lamiéndolo mientras cerraba los ojos. 

"Me encanta tu sabor", dijo él. Emilia sentía que su sexo pedía a gritos un orgasmo. Gabriel trazó un camino de besos desde el centro de sus senos hasta donde comenzaba su vagina. Separó bien las piernas de la chica y comenzó a lamer y succionar su vulva. 

Emilia no podía creer lo que estaba haciendo. Estaba fuera de sí por el placer que le estaba  proporcionando. Sentía la lengua de Gabriel trazar círculos al rededor de su clítoris. Ella sólo podía gemir y sostenerse de las sábanas para soportar el orgasmo que estaba por liberar. 

Gabriel introdujo dos dedos dentro de ella y comenzó a estimularla para que eyaculara.  En segundos ella estaba gritando y expulsando un chorro de squirt que mojó las sábanas. Él inmediatamente se acercó a su boca y la besó salvajemente. Ella lo ayudó con su mano a masturbarlo y cuando vio que él estaba llegando al orgasmo acercó sus senos para que acabara ahí. Cuando él eyaculó ella lo miró a los ojos y pasó un dedo por el semen que había depositado en su cuerpo para luego llevárselo a la boca. Gabriel estaba totalmente ido del placer. 

Agitados se acostaron en la cama juntos. Se quedaron por unos segundos en silencio hasta que ella habló. 

-No sabía que podía acabar así.- dijo mirándolo. 

-¿Sabías que podías acabar?-él se apoyó en un codo para mirarla.

-Sí sabía pero no así, tan potente. Fue el mejor orgasmo.- dijo ella, ya sin vergüenza. 

-Me alegro de haber sido yo el que lo hizo.- respondió el besándola.- Voy a bañarme, ¿querés ir conmigo? 

-Quiero descansar un minuto. Me dejaste exhausta.- dijo ella cerrando los ojos y sonriendo al techo.

-Como gustes... hay otro baño al final del pasillo si te querés bañar. 

-Genial, en seguida voy. - dijo ella abriendo los ojos y levantándose de la cama. Buscó su ropa regada por todo el suelo del cuarto y se retiró al baño. 

Se dio un baño con agua caliente. Estaba haciendo frío. Cuando terminó, Gabriel estaba haciendo el desayudo. Después de tomar una taza de café Gabriel llevó a Emilia a su casa. 

Ella entró y alimentó a Lola que la estaba esperando acostada en el sillón de la casa de estar. La chica se dirigió a su habitación para cambiarse de ropa. Seguidamente decidió hacer limpieza en la casa para pasar el tiempo. Aun no podía creer lo que había vivido la noche anterior y aún más, lo de esa misma mañana. Había sido tan intenso... estaba totalmente enamorada de Gabriel. 

Enséñame a amarDonde viven las historias. Descúbrelo ahora