Sentir

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Gilda ya había terminado de dormir a los niños pequeños, todos ellos se encontraban en sus camas, ya bañados, vestidos con pijama y en el mundo de los sueños, sonrió para si misma, bastante satisfecha de poder controlarlos. Todos ellos eran tan buenos niños, siempre hacían lo que se les decía, en especial desde que dejaron Grace Field.

Gilda salió del cuarto dirigiéndose hasta el cuarto de baño, para ella tomar un baño y dormir fresca, además de seguir su rutina de noche, estaba preparando sus cosas y estaba lista para entrar al cuarto de baño, cuando notó que alguien le seguía. Ella volteó su cuerpo por inercia y se dio cuenta que era Cislo, él le sonrió un poco al verla.

—Buenas noches, señorita Gilda — Dijo él mientras la observaba.

—Oh, hola Cislo, ¿qué haces tan tarde por acá? — Preguntó ella, el chico rascó su mejilla mientras miraba hacia otro lado.

—No tengo una excusa para dar un paseo tan tarde en la noche, así que te diré la verdad, yo solo quería verte — Gilda se sorprendió al principio, sus mejillas se colorearon un poco y su corazón empezó a palpitar como loco al oírle.

—Vaya... no esperaba esa respuesta —Ella miró hacia el suelo, bastante apenada por la sinceridad del chico.

—No puedo evitarlo, esta situación está empeorando cada vez más, si no la veo, siento que podría morir — Cislo se acercó más hasta ella, Gilda empezó a sentirse incomoda por la cercanía.

—Es verdad, yo me siento igual — Ella le miró a los ojos, comprendiendo la situación, se sentía tranquila de saber que ella no era la única que deseaba verlo y estar junto a él.

El chico se acercó aún más hasta ella, hasta que la distancia entre ellos se redujo en centímetros, se miraron directamente a los ojos, mientras se envolvían en una especie de trance, ella se puso de puntas para tratar de alcanzarlo, y él encorvó un poco su cuerpo para reducir totalmente la distancia de ambos y poder por fin besarse.

Gilda no pensó que su primer beso sería con esa persona, pero se sentía realmente bien, las mariposas en su estómago se alborotaron, haciendo que dejará de pensar, ella solo quería sentir más y más de esa sensación en sus labios.

Cislo envolvió sus brazos en su cintura, alzándola un poco, sin soltarle en ningún momento, por fin estaban saciando esa necesidad que había surgido desde el primer día desde que inhalaron ese veneno, y no quería irse solo con eso, él abrió la puerta del baño y tomó a la chica para cargarla y llevarla hasta allí.

Gilda se dejo cargar como una princesa hasta las regaderas, él cerró la puerta con seguro, para evitar que alguien entrará, Gilda se sintió nerviosa al ver esa acción, ya que había entendido que significaba eso. Cislo se acercó mientras la acorralaba en la pared, volvió a robar sus labios en un beso bastante profundo, ella se dejó guiar, sin poder protestar nada, después de todo, su corazón le gritaba que se dejará llevar y no pensará en nada más que en la sensación, él profundizaba el beso, pero la altura le molestaba, Gilda era una chica pequeña, y él era mucho más alto, deslizó las manos hasta llegar a sus glúteos y la alzó un poco, haciendo que pusiera las piernas a cada lado de las caderas de él. Ella empezó a temblar al notar que bulto del chico en su entrepierna, el beso continuaba y en sus cuerpos empezaba a subir la temperatura.

Cislo rompió el beso para tomar un poco de aire, fue cuando miró la cara de Gilda, para ver su expresión de excitación, pero se dio de cuenta que ella estaba llorando, en ese instante, la bajo suavemente y se alejó de ella como si quemará.

—¡Lo siento! — él se disculpó, bastante aterrado de haberla lastimado.

—No... yo lo siento — Gilda limpió sus lágrimas — Estoy asustada, estos sentimientos son falsos, pero al mismo tiempo son tan fuertes—Preguntó ella desesperada —¡Ya no sé si lo que siento es real o no! — Ella lloró aún más, horrorizada de lo que estaba sintiendo — Sé que van a desaparecer algún día, pero no quiero que lo hagan — Ella empezó a limpiar sus lágrimas con las mangas de su blusa.

Cislo se deprimió en ese instante, no sabía que pensar, no sabía que sentir, ella no podía ser la persona a la cual estaba destinado, solo había sido un accidente lo que había pasado aquel día, solo fue mala suerte que ambos se miraran ese día, y si se dejaban llevar por esos falsos sentimientos, se arrepentirían después de lo que habían hecho en esos momentos.

—No lo sé — Susurró él mientras ponía una mano en su cabeza —Pero no volveré a lastimarte, te protegeré de mi mismo — Después de decir aquello, abrió la puerta del baño para salir corriendo.

Gilda se quedó observándolo, sin saber que pensar y con el corazón totalmente destrozado..

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Pensé hacer el cap un poco más fuerte, pero me arrepenti ya que Gilda es una chica tan buena y pura...

¡Flechazo!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora