cosas raras

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Nada había cambiado, ella lo sabia muy bien, pero de cierta manera, Anna se sentía distinta, había algo que la estaba incomodando bastante, un suspiró salió de su boca, miraba hacia la puerta deseando que alguien apareciera y quizás sus plegarias fueron escuchadas.

"toc toc"

Un suave toque en la puerta la hizo sonreír, cuando abrió se encontró a una chica rubia que mostraba su dedo ensangrentado hacia ella.

—Me corte pelando papas — Susurró ella con una torpe sonrisa que casi le saca el aliento a Anna.

—Adelante Gillian — La chica paso hasta la enfermería donde se sentó a la camilla, Anna buscó las cosas para desinfectar la herida, se acercó hasta la chica y tomo su mano delicadamente, tan delicadamente que Gillian sintió que la tocaba un ángel.

—Ten cuidado — Susurró la rubia por la cercanía con la otra chica, Anna sonrió levemente, haciendo que los latidos de la paciente se aceleraran peligrosamente.

—Hoy has estado muy torpe — La chica susurró burlonamente, Gillian se rasco su mejilla con la otra mano mientras una curita se ponía en su dedo por el médico del lugar—Es la tercera vez que vienes hoy — a Anna casi le hacia gracia la cara que hacia Gillian.

—Soy culpable — Gillian soltó una risa nerviosa, Anna terminó de poner la curita y el tratamiento estaba finalizado, le dio la espalda para guardar las cosas.

—No tienes que buscar excusas para venir a verme — Mencionó Anna mientras le daba la espalda, Gillian vio como las orejas de la chica rubia estaban rojas.

Y ella supo, que quizás, no era la única que estaba sintiendo cosas raras hacia su compañera.

¡Flechazo!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora