Aceptando

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—Emma, por favor — Norman no dejaba de insistir en que Emma le abriera la puerta, pero ella ni siquiera le respondió —Voy a entrar — él abrió la puerta despacio, pero encontró todo a oscuras.

—¡No puedo creerlo! — La voz de Emma resonó por toda la habitación, espantándolo —¡MALDITO SEÑOR WICKHAM!, ¡Cómo se atreve? — Emma tiró el libro a una esquina, Norman solo fue testigo de la ira de la chica.

—¿Emma? —

—¡Kya! — Ella gritó al oír la voz del albino, ambos se sobresaltaron —¿No-Norman? — Ella se dio la vuelta para verlo.

Norman solo miró a la chica, quien estaba solamente con una camisa (de unas tallas más grandes de las que ella usaba), despeinada, con platos por todas partes, además de empaques de helado en el suelo. Emma bajo un poco la camisa que solo le llegaba hasta los muslos, avergonzada de que Norman la viera así, pero ni siquiera lo había oído entrar por lo concentrada que estaba en el libro.

—Etto... Emma, ¿qué sucede? — Norman sonrió un poco, sin saber como reaccionar a esa escena.

—Es que el señor Wickham se robó a Lydia y ahora el muy maldito pide dinero para casarse con ella — Emma solo miró el libro con desprecio.

—¿Eh? —Norman solo ladeó su cabeza.

—¡Es como Bárbara!, ¡ella se robo a Ray para casarse con él! — Y Norman al parecer comprendió la situación.

—Emma, solo fueron por los ingredientes de la droga, ellos no se... — Iba a explicárselo, pero Emma se acercó hasta él y le tomó de la camisa.

—¿Crees que un hombre y una mujer que tienen sentimientos mutuamente pueden quedarse solos sin hacer nada? — Preguntó ella enarcando sus cejas, Norman tragó seco.

—¿Ray tiene sentimientos por Bárbara? — Cuestionó él, soltándose y limpiándose la camisa, debido a que Emma tenía restos de helado en los dedos.

—¡Si!, ¡Y ella lo va a deshonrar! —Exclamó realmente preocupada, caminando en círculos por la habitación mientras se mordía el dedo — Él esta demasiado amigable con ella desde que inhaló ese gas venenoso — Emma suspiraba.

—Y tú te enamoraste de Ray también desde que lo inhalaste — Concluyó Norman, viéndola aburrido.

Emma desvió su mirada, sonrojada, según lo que había dicho Gilda y lo que había leído, ella llegó a la misma conclusión... pero.

—No es del todo cierto — Susurró ella al albino, este le miró interesado.

—¿Qué pasa? — Norman le miraba curioso.

—Creo que... viene desde antes — Norman abrió sus ojos asombrado por esa declaración — No me había dado cuenta porque Ray siempre ha estado a mi lado, esta es la primera vez que se ha alejado tanto de mí, sin contar cuando estaba inconsciente por lo de Goldy pond ya que cuando me desperté, él fue la primera persona que vi — Norman le oía atentamente, sin poder creérselo del todo — Creo que lentamente... se formó ese sentimiento, por eso no me había dado cuenta de lo mucho que lo quiero y lo necesito — Emma sentía que se moriría de la vergüenza por admitir esos sentimientos en voz alta.

Norman seguía sin poder creer lo que había dicho Emma, se revolvió el cabello un poco, para tratar de asimilarlo, luego soltó un sonoro suspiro, que ella escuchó aquel suspiro.

—Con que así son las cosas — Él le miró algo entristecido, por saber sobre ello — Creo que te tengo que decir algo —

—¿Qué es? — Emma le miró desconfiada, aun no se olvidaba de lo que había visto en aquel cuarto, pero no se sentía con el valor de reclamarle por eso ahora.

—Según mis cálculos, es imposible suprimir la descarga de dopamina de manera parcial — Emma solo parpadeó confundida.

—¿Qué quieres decir? — Preguntó ella, temiendo por la respuesta.

—Quiere decir que como estabas enamorada desde antes de Ray, ese sentimiento se ira cuando tomes la medicina — Empezó a explicar él — Si alguien más estaba enamorado de otra persona desde antes de inhalar el gas, también olvidaran ese sentimiento hacia las otras personas, será como un reinicio en nuestros cerebros — Ella parpadeó asustada.

Apenas estaba empezando a comprender y aceptar ese sentimiento, y se lo iban a arrebatar.

—¡Vete de aquí! — Y Emma lo empujó para sacarlo de la biblioteca.

Definitivamente, Norman solo significaba problemas.

Ella se deslizó por la puerta, sin saber que pensar o sentir al respecto sobre eso.

¡Flechazo!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora