Isabella ha pasado parte de su vida dedicada a tratar de recuperar a su hermana pequeña del orfanato Linoy. Cuando una vez más fracasa en el intento, busca desesperadamente una solución a su problema, sabe perfectamente que sola no lo conseguirá. Tr...
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Isabella esquivó a Ángela pero no evitó que el filoso cuchillo la lastimara en una parte de su brazo.
- ¡Maldita estúpida!- La ex secretaria volvió a acercarse a ella mientras Bella buscaba algun objeto con el que pudiera defenderse.
Cuando la vio una vez más cerca de ella cerró fuertemente los párpados esperando lo peor.
- ¡Déjala! - escuchó el grito de Eros mientras sujetaba a Ángela por la espalda-. ¡¿Que crees que haces?!- enarcó una ceja quitándole el cuchillo de las manos.
Ángela miró a Eros con temor, la furia lo invadia y sus ojos lo reflejaban.
- ¡Contesta maldita sea!, ¿Qué haces en mi casa?.
- Eros,ten cuidado - respondió Isabella mientras colocaba su mano derecha sobre la herida que tenía en su brazo.
- Bella... - se acercó hasta ella y de dio cuenta que estaba herida-. ¿Estas bien?
La castaña negó con su cabeza intentando disimular el dolor.
La rabia se apodero de él, giró su figura hasta Ángela y la tumbo sobre la cama.
- ¡¿Estas acaso loca?! - gritó salido de sí-. Te vas a quedar ahí mientras llega la policía - se aseguró de atarla a la cama para que evitara escapar. ¿Entendiste? - la miró directo a sus ojos pero la mujer no estaba lúcida, parecía confundida con todo.
Todos los problemas se le habían juntado en una sola noche. Primero Vanessa llegaba borracha a su casa y después Ángela aparecía como una desquiciada en su casa.
- Vas a estar bien - Se acercó de nuevo a Bella mirando el corte en su piel, la sangre no paraba de salir de allí.
- No me siento bien... - la castaña empezó a tambalearse hasta quedar pegada a él.
- Bella... mirame - la sostuvo fuertemente y luego ella se desvaneció en sus brazos.
(***)
Isabella abrió los ojos cuando sintió la luz incandesente de la lámpara iluminar su cara. Parpadeó unos cuantos segundos y vio la figura del griego en una de la sillas de la habitación.
- ¿Eros... - susurró ella.
La suave voz de la castaña lo hizo despertar.
- Bella, al fin despiertas - se levantó de la silla acercándose a ella-. ¿Cómo te sientes?
- Aún mareada, la sangre y yo no nos llevabamos bien, no puedo verla porque me desmayo.
- Eso explica muchas cosas, por suerte la cortada no fue profunda y podemos regresar a casa hoy mismo - respondió mientras depositada un beso en sus manos.
- ¿Qué sucedió con Ángela?
- Está en una estación de policía, deben tomar nuestras declaraciones para llegar a una decisión - respondió con seriedad-. Quiero que esa mujer pague por lo que hizo.