Isabella permaneció en la cama sin decir nada cuando sintió la figura de Eros acostarse al lado suyo.
- Bella... - susurró.
- ¿Por qué me mentiste? - apretó con fuerza sus párpados dejado escapar de nuevo las lágrimas. A este punto sentía que la honestidad entre los dos se había roto-. Sabías que Ángela estaba libre ¿Porque ocultarlo de mí?
- Porque no quería preocuparte - respondió él tratando de tomar su mano gesto que ella rechazó-. Bella... Sé que no debí hacerlo, te pido una disculpa.
- Esa mujer es muy peligrosa, y lo peor de todo es que está suelta por ahí.
- Voy a tomar cartas en el asunto, voy a hacer lo posible porque la arresten y la lleven a una cárcel.
- Tengo miedo de Marie, ella sabe de su existencia - recordó con horror las palabras de esa mujer amenazando con hacerle daño-. Ya no sé si esto sea una buena idea.
Él pestañeó unos segundos sin entender lo que estaba diciendo.
- ¿A qué te refieres? - enarco una ceja.
- A nuestro matrimonio, ya no estoy segura.
El griego se levantó de la cama como si lo que acabase de escuchará se tratará de una broma de mal gusto.
- No vamos a aplazar el matrimonio - gruño con fuerte voz.
- Es lo mejor - sostuvo ella.
Eros se acercó de nuevo hasta Isabella la sostuvo de una de sus manos para levantarla de la cama y así obligarla a que lo viera a los ojos.
- Sé que te mentí, pero no es una razón para que terminemos el compromiso – dijo sincero.
- Eros...
- Te amo – respondió con una media sonrisa-. Me enamoré de ti, de la persona que eres, y si decidí casarme contigo no es sólo por Marie, es porque no quiero renunciar a ti, Isabella lo hago por amor.
Las palabras habían salido automáticamente de sus labios, ella estaba en silencio sin saber que decir, menos pensar, quizás aquello no era una simple ilusión como pensó lo había creído.
- Estoy confundida – susurró-. Porque siempre que pasan cosas buenas en mi vida, algo las arruina.
- Nada va arruinar nada, menos Ángela. Confía en mí.
Ella bajo su cabeza por unos segundos. El silencio rondo en la habitación pero esta vez sí hubo una respuesta.
- Supongo que no puedo luchar con lo que siente mi corazón – sus manos acariciaron su mentón como respuesta a lo que había dicho-. El futuro es incierto para los dos, pero me arriesgaré a tomarlo porque también te amo.
Él le dedico una sonrisa en respuesta mientras la cubría con sus brazos en un cálido abrazo que compartieron por unos minutos.
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Eros
RomanceIsabella ha pasado parte de su vida dedicada a tratar de recuperar a su hermana pequeña del orfanato Linoy. Cuando una vez más fracasa en el intento, busca desesperadamente una solución a su problema, sabe perfectamente que sola no lo conseguirá. Tr...