Isabella lo miro confundida, no entendía que estaba sucediendo.
¿Por qué había dicho aquello? ¿A qué se refería? ¿Estaba acaso soñando?
Tuvo que salir de sus propios pensamientos para regresar a la realidad, se separó de sus brazos y miro a su alrededor las personas tenían su vista puesta en ellos.
- Lo siento, yo.... – tartamudeo y después se alejó hasta la mansión.
Eros dio un largo suspiro, que idiota había sido no era la mejor forma de haberlo dicho. Ahora si la confundiría. Quería ayudarla, hacer que pudiera reunirse con su hermana. La decisión que había tomado no había sido fácil, tampoco quería que Isabella interpretara mal las cosas, la quería, empezaba a tener cariño y sentimientos que iban más allá de eso por ella.
- Lo sabía.. – susurro la pequeña Isa mientras le sonreía.
- Ya vuelvo Isa, quédate con tu abuela – Eros se dirigió siguiendo a Bella al interior de la casa mientras quedaba a la vista de todos los invitados. Incluida su madre y una incrédula Ángela. Que no daba crédito a lo que acababa de ver.
Eros cruzo el jardín hasta encontrar a la chica en la cocina intentando organizar la comida.
- Bella... - susurro y ella dio un brinco en su puesto.
- Señor Eros – respondió avergonzada.
- Deja por favor de decirme "señor" suena arcaico – se encogió de hombros-. Solo di mi nombre – sonrió.
- Señor Aereleous usted es mi jefe, y no puedo saltar esa confianza.
- Creo que ha quedado claro en el jardín que lo que siento por ti va más allá de relación jefe – empleado.
Ella retrocedió. Lo había vuelto a escuchar de sus labios. ¿Que había logrado captar su atención? Ni ella tenía una respuesta para eso.
- Usted ha dicho que le gusto, pero yo... no soy el tipo de mujer que un hombre como tú escoge. Eso solo pasa en las películas y libros.
- Querer a alguien por sus sentimientos, o por mostrarse tal y como es no es una fantasía, ofreces sonrisas y alegrías en mi casa que no conseguiría en nadie con incluso superior nivel económico. Lo importante es ser tal y como somos sin dejar que otros nos digan que está mal o no. Me enseñaste eso – acorto la distancia que los separaba-. Me enseñaste a creer en mí mismo, aun cuando yo mismo me repetía que sería un fracaso. Bella eso es algo que no se consigue en cualquier persona.
- Yo.... – la chica apenas podía hablar. No estaba preparada para aquella confesión. Era la primera vez que una persona le decía cosas tan bonitas como esas-. Sabe que siempre puede confiar en mi – lo tomo de las manos y le dio una sonrisa-. Es un buen hombre y estoy segura que cualquier mujer se sentiría feliz de tenerlo a su lado, pero...
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Eros
RomansaIsabella ha pasado parte de su vida dedicada a tratar de recuperar a su hermana pequeña del orfanato Linoy. Cuando una vez más fracasa en el intento, busca desesperadamente una solución a su problema, sabe perfectamente que sola no lo conseguirá. Tr...