🏹Capitulo 14

53.9K 3.8K 459
                                    

Navegaron por el mar mediterráneo cerca  de media hora hasta llegar a un lugar lo bastante alejado del muelle, en donde las aguas eran tan cristalinas y hermosas que casi se igualaban a los paisajes de los libros de geografía que una vez de niña leyó.

- ¿Te gusta? - escuchó su voz gruesa y masculina a sus espaldas mientras sus manos se envolvían a su cintura y la pegaban a su cuerpo.

- Este lugar es.... Bellisimo - contestó Isabella mientras sonreía-. Nunca había visto algo que se le pareciera a esto.

- Es a donde suelo escapar cuando las cosas no van bien - se encogió de brazos-. Aquí me siento como si estuviera en otro mundo, en otro
planeta...

- ¿Acaso las cosas no van bien? - giró su rostro hacía él confundida-. ¿Tengo algo que ver en ello?

¿Que había ocurrido? ¿Había hecho algo malo para que él ahora pensará aquello? Los pensamientos la dominaron en aquel momento.

- Claro que no - respondió pasando ligeramente sus manos por sus labios-. Tú eres lo mas bueno que quizás haya tenido en mucho tiempo. Te he traído aquí para que conocieras otra parte de mí.

Isabella sonrío y le dio un beso en la mejilla.

- Me habías asustado - dijo graciosa-. ¿Nos podemos meter? El agua se ve tentadora - sonrío ella.

- Claro que sí, es un lugar bonito para nadar, y puede que veamos uno que otros peces  colores.

Isabella fue la primera en deshacerse de sus ropas dejándolas a un lado del yate, después se lanzó al agua nadando hasta el fondo.

Eros se quedó en la superficie unos segundos sin ver que ella saliera del agua, preocupado se quito su camisa y se lanzó a buscarla.

- ¿Bella donde estás?- gritaba al tiempo en que se sumergia para encontrarla-. ¡Bella! - siguió gritando hasta que sintió unas manos jalonearlo hasta el fondo.

En medio del reflejo de luz que se colaba en el agua  la vio, Isabella estaba sonriendo al hacerlo victima de su travesura.

- ¡Joder, no hagas eso de nuevo! - gruño molesto saliendo a la superficie.

- Asi que estabas preocupado... - dijo ella con gracia mientras salia a flote-. Debiste ver tu cara, más blanca que la cera - soltó una carcajada.

- No es gracioso - respondió con seriedad él -. Creí que te habías ahogado.

- No fue mi intención que te enojaras - se encogió de hombros al ver aquella  expresion de enojo dibujada en el rostro de él-. No lo haré más, pero ya... quita esa cara.

- Me preocupe, es todo - respondió acortando la distacia entre los dos-. Sabes... Tus ojos se ven igual de azules los de este lugar ¿Que haría si no los vuelvo a ver?

- Los tuyos son de un color más bonito - agrego ella mientras pasaba sus manos por su rostro-. Y me gustan los tatuajes de tu cuerpo, son sexis... ¿Que haría si nos los volviera a ver? - igualo el tono de su voz.

- ¿Asi que soy sexy? - enarcó una ceja alardeando lo que ella acababa de decir.

- Cualquiera se daría cuenta de eso "Eros", en realidad eres como el dios del amor.

-  Te voy a contar algo...Siempre tuve curiosidad de porque mi madre eligió ese nombre para mí - dijo sonriendo-. Cuando tenía ocho ella me confesó la historia detrás del nombre.

- ¿Y cual era? - enarco una ceja.

- Me dijo que cuando estaba embarazada soñó con un niño de cabellos castaños y ojos azules verdosos, a mi madre se le parecío mucho a  lo que llaman en romano "cupido" según ella ese sueño le diría que su bebé sería un varón idéntico al que soñó, así que escogió el nombre de Eros para mí. Meses después me dio a luz ¿ y que crees ? con el pasar del tiempo se convenció de que estaba llena de razón, yo era idéntico a ese niño.

Eros Donde viven las historias. Descúbrelo ahora