Capitulo treinta y siete.

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Narra Sofia:

Había despertado luego del parto y unas horas de sueño. Al abrir mis ojos giré a ver a mi pequeña durmiendo a mi lado, minutos después escuché unos leves golpes en la puerta y una cabeza pelirroja asomarse.

—Oh, despertaste.

—Ven- lo invité con mi mano-.

—No quería molestar- detrás de él estaba Layla-.

—Claro que no molestan, pasen por favor.

—¿Es esta mi hermosa sobrina?

—Puedes cargarla si quieres.

—¿En serio?- sus ojos se iluminaron-.

—Claro que si. Después de todo, ella también estaba ansiosa por conocerte- reí levemente mientras él la sostenía-.

—¿Cómo puedes lucir tan hermosa luego de dar a luz?

Reí ante eso mientras veía a Jeffrey entrar a la habitación con sus manos en su espalda, detras de él estaba Ben, se notaba que estaba nervioso.

¡Mami!- corrió hacia mi-.

—Hola bebé.

—¿Cómo te sientes?

—Muy bien amor, gracias por preguntar- todos reímos-. ¿Quieres conocer a tu hermanita?- él asintió efusivamente-.

—Joe, devuelveme a mi pequeña.

Joe se acercó haciendo puchero y dejó a la bebé en mis brazos.
Ben ayudó a Jeffrey a subir a la cama y ambos sonrieron admirando a la pequeña que dormía tranquilamente.

—¿Cuál es su nombre?- Jeffrey no quitaba sus ojos de la bebé-.

—Anna- dije sonriendo-. ¿Te gusta ese nombre?

—Si mami.

—Quedense así- exclamó Joe sacando su celular-.

—No, Joe, estoy horrible.

—¡Estas hermosa! Ahora denme unas grandes sonrisas.

Los tres mantuvimos la sonrisa incluso después de que escuchamos el sonido que anunciaba que la foto había sido tomada.

—¡Nada de subirla a instagram!

—No prometo nada.

—En serio estaba asustado- dijo Ben mirandome a los ojos-.

—Nunca voy a abandonarte mi amor.

—Te amo Sofia.

—Te amo Benjamin.

Mi sonrisa no podía ser más grande, definitivamente era uno de los mejores días de mi vida.

—Oh pero que adorables se ven mirandose de esa manera- Joe rompió el silencio-. ¿Puedo tomarles otra foto?

—Cariño arruinas el momento- Layla golpeó su brazo-.

—Lo siento.

Todos reímos.

—¿Quieres sostenerla?- el brillo en los ojos de Ben habló por él-. Ven aquí.

Se la entregué y no pude evitar que una lagrima de felicidad se escapara.

No llores ma.

—Lloro de felicidad- sonreí-. Mi pequeño hombrecito, ¿Cuándo fue que creciste tanto?

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