Capitulo veintidos ~Aquí vamos de nuevo~

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—¿Sofia?

Ben la observó asombrado. Luego de hablar con Joe, de que la regañara como si fuera una niña pequeña y le diera "Consejos", Sofia le suplicó para que le diera la dirección del departamento de su amigo.
Entró como si fuera su hogar y Ben la siguió de cerca sin saber cómo reaccionar ante eso.

—¿Crees que puedes ir a mi departamento, decir eso e irte como si nada?

—Me echaste.

—Eso fue antes de que respondieras a mi pregunta, además, tomé tu mano para que no te fueras.

La castaña se sentó en uno de los sofás y él la miró divertido.

—¿Qué haces aquí? ¿Cómo sabes dónde vivo?

—Joseph.

—Voy a matarlo.

—¿Por qué? ¿No querías resolver las cosas?- Ben asintió-. ¿Entonces? Estoy aquí para hacerlo, para hablar, o al menos intentarlo, ya que cada vez que nos vemos comenzamos a pelear como dos idiotas- él sonrió-. Agradecele a Joe de que esté aquí y en mi modo "amor y paz".

—No es un buen momento.

—Ben...

—En serio, no lo es- Sofia suspiró y él se acercó a ella- Melody vendrá, y yo...

—Solo serán unos minutos, por favor.

—Tengo menos de treinta minutos...

—¿Quieres arreglar las cosas o no? Seré rápida, lo prometo.

Ambos se encontraban sentados uno al lado del otro.

—Hay algo que da vueltas en mi cabeza desde hace tiempo, y al decir todas esas cosas, simplemente me dejaste más confundida de lo que estaba- levantó las cejas-. Y es que me invitaste a salir, y luego- permaneció en silencio-.

—¿Luego?

—Oh por favor Ben. ¿Fingirás que no sabes de lo que hablo?- frunció el ceño-. Te alejaste de mi Benjamin, eso pasó. Te alejaste, comenzaste a ignorarme todo el tiempo y si intentaba hablar, peleabas conmigo y luego ibas a desquitarte con Joe tambien. Quiero saber, ¿Por qué? ¿Qué hice?

—Nada.

—¿Entonces por qué te comportaste así?

—Ya basta.

—No, no me quedaré callada hasta saber. Quiero saberlo, no me importa qué sea, solo dilo.

—Sofia...

—Dilo.

—Me enamoré de ti, ¿Si? Creía que era imposible, que era un simple capricho o una confusión por pasar tanto tiempo contigo, y que tal vez alejandome todo se calmaría.

—¿Qué?

Ella se acercó un poco más intentando no sonreír. Estaba enamorado, al fin había dicho esas palabras que para ella eran imposibles.

—Y no funcionó, era imposible estar lejos de ti, te extrañaba demasiado, quería hablar contigo, ver esos programas raros que tanto te gustan, quería verte y escuchar tu risa y tus chistes malos, que cantaras e hicieras todas tus locuras- ella sintió cómo se ruborizaba-. Y eso me molestaba demasiado, me molestaba no poder controlar lo que sentía. Por otro lado estaba Joe que sabía de mis sentimientos y presionaba, y presionaba y seguía presionando. Luego llegué a pensar que sentías algo por él, salían más seguido, fuiste a vivir con él. Estaba enojado conmigo mismo, por dejarte ir, y el solo pensar que tal vez sentías algo por Joe, me molestaba demasiado, porque- soltó una pequeña risa-. Hacían chistes con casarse y tener hijos, y creo que no podía estar mas celoso. Fue ahí cuando me di cuenta de que en realidad estaba enamorado, pero fue demasiado tarde. Estaba en la relación con Melody; cuando terminamos y creí que al fin iba a poder hablar contigo al respecto me enteré del bebé. Y cuando dijiste que me amabas, no sabía qué hacer, entré en pánico, no podía asimilar las cosas, si me hubieras dado unos segundos tal vez podría haber dicho algo, pero corriste.

Se quedó en silencio mirando sus manos, ella acarició su hombro para que siguiera, él sonrió de lado y suspiró.

—Luego de todo lo ocurrido, tuve muchos problemas con Melody, sus celos, sus caprichos, el bebé. Ella amenazó con irse si iba a Nueva York y te veía, no tengo idea de cómo la convencí de que no ibas. Ya en el cumpleaños de Rami, Lucy habló conmigo, Joe también, dijeron algo sobre Alex y me molestó, sentía celos de que salieras con alguien más, pero a la vez sentía que debía dejarte ser feliz, ya sabes, tu relación con él apenas comenzaba, y se los veía muy bien, te veías feliz. Se nota que él te quiere y que tu a él. Y no quería que por mi culpa todo eso se arruinara, pero luego, noté ese brillo en tus ojos al verme y entré en pánico otra vez, dije tantas estupideces, nada de eso es cierto. Quería mantenerte lejos para no lastimarte, pero fui tan idiota que te lastimé con mis palabras y eso es algo que nunca me perdonaré y que tampoco espero que perdones.

—Eres un idiota. Mierda Benjamin, en este momento te odio tanto.

Se acercó riendo y secó unas lagrimas que caían por las mejillas de ella.

—Lo sé, lo lamento tanto.

—¿No era más sencillo decirlo en un principio?

—Creeme, no lo era- ambos rieron-. El miedo al rechazo me lo impedía.

—Lo sé- sonrió-. Te entiendo.

Sofia rió levemente al recordar cómo se sentía la mañana que había ido al departamento de Gwil para hablar con Ben.

—¿Y la pelea causada por mi?

—Dijo que cambié, que no soy el mismo de antes. Se molestó porque no la abrazaba tan seguido. Y no sé en qué momento te nombró, pero, dijo que notó algo raro en mi al escuchar tu nombre. No soporté sus gritos y especulaciones, entonces le dije la verdad, confirmando sus sospechas. No buscaba lastimarla, nunca fue mi intención. Al parecer hiero a la gente sin intención alguna.

Ella rió y se acercó para besarlo, tomó su cara entre sus manos y él sonrió, pero al rozar sus narices el sonido de la puerta los hizo separarse. Ben le dió una mirada aterrorizada y le hizo señas para que se escondiera.

—No voy a esconderme- susurró-.

—Por favor, si te ve voy a tener problemas serios- sacudió sus manos de manera graciosa-.

—No lo voy a hacer.

—Oh vamos, no seas así.

—Ben.

—Por favor...- la empujó pero ella paró en seco- ¿Ahora qué?

—Y si... no lo sé, ¿Busca y me encuentra?

—¿Y por qué lo haría?

—No lo sé, tu dime.

—Vamos, ve por allá.

Sofia bufó al escuchar la puerta de nuevo.

—Benji, soy yo.

—Benji- se burló y él sonrió-.

Resignada la castaña caminó hasta la habitación pero se quedó en la puerta intentando escuchar o ver qué era lo que pasaba. La vió entrar, su vientre estaba enorme, no cabía duda, estaba embarazada. Rodó los ojos, molesta al ver cómo se besaban, por lo que se adentró en la habitación y, luego de unas vueltas, notó que fuera de ésta estaban las escaleras de emergencia.
Agradeció su suerte y salió haciendo el mayor silencio posible mientras sentía la adrenalina al tope.
No respiró tranquila hasta llegar a su departamento. No la sorprendió cuando recibió muchos mensajes y llamadas de Ben, pero no importaba, tenía que trabajar, tenía que prepararse y no había tiempo para hablar.

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