Capitulo veinte.

302 27 2
                                    

La noche marchaba genial, el dueño del bar había trasladado a Sofia al bar de su hermana Michelle, el lugar estaba más al centro y era mucho más grande. Por lo que implicaba una mejor para por el mismo horario de trabajo.

Alex estaba sentado junto a la barra hablando animadamente con la castaña cada que podían. El lugar estaba bastante concurrido.

—Sofia- gritó a su lado Elizabeth, su nueva compañera-. Te buscan en el telefono- señaló el aparato-. Un tal José- hizo una cara rara haciendola reír-.

—Ya vuelvo- Alex asintió-.

Entró a la pequeña habitación donde estaba el telefono, intentando apagar un poco el ruído y poder escuchar lo que su amigo decía.

¿José?

—¡Sofia! Al fin te encuentro, te he mandado cientos de mensajes!- su tono de voz la alarmó al instante-.

—¿Qué pasa? ¿Estás bien? ¿Gwilym?

—Nosotros estamos bien- intentó calmarla-. Es que...

—¿Lucy? ¿Rami?

—No, Sofia calmate por favor.

—No me puedo calmar si hablas con ese tono. ¿Qué pasa Joe?

—Es Ben.

—¿Ben?

¿Desde cuándo Joe la llamaba por algo que le ocurría a Ben?

—Es que...

—Joe, no tengo tiempo, dime que pasa.

—Está camino al bar.

—¿Ben?

—¡Si Sofia!- gritó desesperado-.

—¿Y para qué?

—No lo sé...

—Joseph- él soltó unas cuantas palabrotas-.

—Quiere hablar contigo.

—No puedo hablar, estoy trabajando.

—Eso no le va a importar...

—¿Ah, no?

—Está ebrio.

—¿Estaban juntos y dejaste que viniera hasta aquí ebrio?- Joe se quedó en silencio-. ¿Por qué no lo detuviste? ¿Está en su auto? Puede causar un accidente.

—¡No es mi culpa! Yo estaba en el baño, fue Gwilym el que lo dejó salir.

—¿En serio? ¡Gracias Joe!- se escuchó gritar a Gwil-.

—Lo siento Sofi, las cosas se me fueron de las manos. Tenía unas cervezas, Gwil llegó con otras cervezas y Ben...

—Adivino... ¿Llegó con más cerveza?

—Si... comenzamos a hablar, y bueno... cosas pasaron.

—¿Es en serio? ¿Esa es tu explicación?

—No creí que iría a verte. Cuando hablamos nunca pasó por mi mente que...- se quedó en silencio-.

—¿Que qué Joseph?

—Bueno, dijo que quería hablar contigo y le dijimos que lo hiciera...

—¡Por Dios Joe!- pasó su mano por su cara-. No lo puedo creer.

—Te envió mensajes, te llamó. Pero como no contestabas simplemente se rindió. Dijo que iría a hablar en la mañana, entonces fuí al baño y cuando volví se había marchado.

Only You Donde viven las historias. Descúbrelo ahora