08.

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-¿Auron?- Aquella voz junto al toque leve de la puerta, le sorprendió al dueño de la casa.

No escuchaba aquella voz hace mucho...

Auron a pasos lentos fue hasta la puerta de su casa y tomó asiento en las escaleras de salida, para escuchar bien. Obviamente no respondería, como siempre.

Un suspiro se oyó desde el otro lado de la puerta, al parecer se habia rendido, o en un principio no sabia que decir.

-Te deje algo afuera. Voy con Lolito. Ojalá estés bien.- dijo Mangel para luego retirarse.

Auron se mantenia callado, con la mirada al piso bajando las escaleras.

"Lolito..." Pensó. Habia recordado que perdió la amistad de alguien tan bueno como lo era aquel alcalde. Le habia destrozado su felicidad. Pero aún asi, no se arrepentía del todo de lo que hizo.  Como padre, quería lo mejor para Raulito. Pero quizás no era la manera correcta.

Luego de salir de sus pensamientos, se levantó con la intención de salir de su casa.

Abrió lentamente una de sus puertas y se fijó que era lo que habia afuera.

Su mirada se fijo en un peluche de Frederick que habia en la entrada junto a un cartel.

"Esto es por la llama de aquella vez. Por favor, considera salir de casa alguna vez, aunque no lo creas me preocupas también.

-Mangel"

Auron tomó en manos aquel peluche, y quitó el cartel, entonces entró a su casa.

Sonreía levemente viendo al peluche, pero sin querer lagrimas escaparon.

No sabia si era por Frederick. O quizás porque le aliviaba saber que no todo Karmaland lo odiaba. 


-¿Lolito?-Llamó Mangel mientras tocaba la puerta a pesar de estar abierta, antes de pasar.

Lolito dejó de ver los papeles que tenia en mano de la alcaldía y los dejó a un lado, sonriendo al ver a Mangel.

-¡Mi niña!-dijo este extendiendo los brazos desde su silla.

Mangel entendió el gesto y sonrió para ir a abrazarle.

Desde el juicio de Auron, Lolito tenia unas ojeras terribles, se sentía demasiado traicionado y mal. Sentía que no tenía nada, pero no podia dejar la alcaldía a un lado.

Sin embargo, Mangel comenzo a ir todos los dias a la alcaldía para tratar de ayudar a que el alcalde sanara sus heridas.

Y actualmente, sus esfuerzos dieron frutos, y al parecer las ojeras de Lolito ya no se notaban tanto como antes, y ahora sonreía más. Pero solo con Mangel.

-¿Qué te trae hoy acá?-Preguntó Lolito mientras se separaba del abrazo.

-Simplemente quería verte.-

-¿Y de donde vienes?-

Mangel casi respondía que fue a casa de Auron, pero sabía que Lolito se molestaría. Sin embargo, Mangel sentía que no podian simplemente odiar al antiguo psicólogo toda la vida. Despues de todo, le debía el apoyo de una de sus consultas.

-Fui a ver a Auron.-

Lolito frunció el ceño, no parecía feliz con aquella respuesta.

-¿Porqué?- Su voz de ser una con mucho cariño, se hizo una totalmente seca al hacer aquella pregunta.

-Quería saber si estaba vivo aún.-

Lolito iba a responder, pero, se quedo callado pensando más a fondo aquella respuesta.

Sí, estaba molesto con su mano derecha, totalmente, se sentía  traicionado. Pero... pensar en que Auron podría morir sin el enterarse...

Ciertamente le deseaba el mal por sus malos actos, pero nunca la muerte. Despues de todo, era quien le dió apoyo en muchas ocasiones.

-Ya veo...-Respondió Lolito sin más.

-¿Aún lo odias?- Preguntó Mangel.

-No diría eso exactamente...-

-¿No crees que deberías ir a verlo?-

-¿Verlo?-

-Sí. Ya sabes, arreglar las cosas.-

-No lo sé, Mangel...-

Lolito bajó la mirada, a lo que Mangel tomo su cara en sus manos.

-No te preocupes... enserio. Solo... cuando te sientas listo, ve a verlo, ¿Sí?-

Lolito asintió. Mangel sonrió y luego se besaron.

A veces, es necesario cerrar heridas para sanar y seguir adelante.

Y es necesario hablarlo, pues no solo lastima a uno, sino a más.

El chico del cementerio. [LuzuPlay]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora