29.

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Luego de un momento de besos seguidos entre los dos, ya se habian separado y volvían a estar tranquilos y sentados al lado del otro, como si nada.

-Entonces... ¿Dónde habíamos quedado?...-Preguntó Auron.

-Que somos novios, claro, sí me lo permites...-

-Pues claro, digo... luego de lo de antes...-

Luzu soltó una leve risa.

-Tienes razón. Tomaré la responsabilidad.-

-Deberías.-

-Bueno... entonces... ¿De verdad planeas quedarte aquí?-

-Siento que sería lo mejor, ya sabes, ahora mismo me quieren encerrar, aunque ya no tienen donde.-Dijo sonriendo Auron.

-De verdad que piensas en todo.-

-Algo así.-

-Bueno, sí lo deseas, puedes ir a mi casa. Lana y Mónica ya se irán mañana, así que puedes pasarte luego sin problemas, solo avisame y apagaré las torretas.-

-Lo tendré en cuenta.-

-Y... ¿Qué hay sobre Vegetta?-

-Ah, Triple 7... pues, ya tengo una idea con ello... ¿Puedes soltarme ya?-

-Tengo miedo de que te vayas de mi lado otra vez...-

Auron lo tomó de las mejillas y lo acercó.

-No hay otro lugar donde quiera ir ahora, Luzu.-

Aquellas palabras fueron suficientes para que el castaño abriera las esposas y las volvió a guardar en su inventario. Bien pudo ser una trampa de Auron, pero este seguía donde estaba, solo que ahora se acomodó mejor en el sofá.

-¿Entonces?...-Preguntó Luzu.

-Hablaré con El...-

-Pero sí lo amenazaste la última vez, tio.-

-Ya, pero, no de mala manera.-

-¿Necesitarás ayuda?-

Auron sonrió, quizás si necesite aquella ayuda. Se levantó del sofá y abrazó a Luzu.

-Necesitaré ayuda, sí. Gracias, Luzu.-





















-¡¿Pero qué cojones!?-Exclamó Rubius mirando por los cristales de la sala de su casa, habia escuchado una explosión.

-¿Es Auron?-Preguntó Samuel, que estaba acostado en el sofá.

-Pues no lo veo, ¡Pero si lo veo le meto una golpe, eh!-Dijo llendo a las puertas de la casa.-Tú quedate aquí.-Luego salió.

El rubio comenzaba a caminar por el área de la explosión, era cerca de su entrada y de la casa del arbol, habia un boquete, el cual por suerte no hizo mucho daño realmente.

-¡Auron, ya sal, rata!-

Lo que no esperaba era que pisara una trampa y le dejara encerrado entre barrotes de hierro.

-Hey, ¿Qué pasa, Rabís?-Dijo Luzu ahora frente a este, con una amplia sonrisa.

-¡Luzu! ¡Sácame de aquí!-

-No lo sé, Rabís... No tengo ganas...-

-¡Vamos! Dejemos las diferencias detrás.-

-No me malentiendas... Es que nísiquiera es mía, no la puedo quitar. No es personal...-

El chico del cementerio. [LuzuPlay]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora