09.

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A la misma hora de siempre, las 5 de la tarde. Todos los dias Luzu llegaba.

Luego de la visita de Mangel, Auron se quedó a dormir en su cama, queria descansar un poco.

Cuando se levanto, aún tenia tiempo antes de que llegara Luzu.

La última vez que lo vio, hizo lo pedido y usó el antídoto, pero ciertamente no lo devolvió por completo a la normalidad. Se le quedo una parte del cabello del mismo color de la miel que antes cubria su cuerpo.

Se acostumbraría, de cualquier manera, ya le daba igual todo.

Acomodó los peluches que tenía en su cama, antes eran dos y ahora Frederick se unió a su colección. Quizás algún dia se ponga a hacer a los demás...

La puerta de su hogar fue tocada, y Auron fue hacia allá, sabía quien era, debía ser Luzu.

Pero antes de llegar, oyó una voz que no era Luzu.

-¡Hombre, Auron!- Era Fargan.

Normalmente no venía a esas horas, sino un poco más temprano en su hora de almuerzo.

Rápidamente tomo asiento en la mitad de sus escaleras camino arriba, lo hizo de la manera más silenciosa posible, pero no pudo evitar un mínimo ruido que habia hecho al caer.

-¡Eh, Te escuche! ¿Estás ahí, no?-

Fargan se emocionó, se aliviaba al saber que su amigo seguia vivo realmente. Se iba a asomar por los agujeros de la puerta, pero antes de hacerlo, su salvación llegó.

-¿Fargan?- Recién habia llegado Luzu.

El llamado se giró a ver al recién llegado.

-Hombre, Luzu, que bueno verte.- Saludó Fargan.

-¿Qué haces aquí?-

-Pues... pasaba a ver a Auron, ¡Lo he oido! De seguro sale.-

Luzu miró la puerta de la casa de su vecino, una parte de el, supo que hacer.

-Quizás no quiera salir hoy, ya vez.- respondió Luzu.

-¡Pero que lo he oido muy cerca!-

-Necesita más tiempo, Fargan.-

El policia lo pensó un poco, ya habia pasado mucho tiempo, quizás un mes y poco más desde que su amigo se quedó en casa encerrado, no habia oido su voz en todo ese tiempo, y extrañaba pasar el rato con El.

-Tienes razón...- Respondió el policia. -Quizás necesita más tiempo.-

-Así es.-

-Bueno, ¡Te veo en otra ocasión, Luzu!-

-¡Hasta pronto!-

Ambos se despidieron con la mano, cuando Fargan ya se habia ido, Luzu miró a la puerta.

-¿He llegado a tiempo, Auroncito?-

Auron soltó un suspiro pesado, podia jurar que casi se le iba el alma del cuerpo.

Por alguna razón, no se sentía listo para hablar o ver a sus amigos aún. Pero... con Luzu era diferente.

-¿Recuperaste tu apariencia?-Preguntó Luzu mientras apoyaba su espalda a la puerta.

-Sí.-

-¿Me dejarías verte?- 

Auron entró básicamente en pánico y se miró a sí mismo, estaba terrible y para nada presentable, o al menos así pensaba. No estaba listo, no hoy.

-...Quizás mañana.-

-¿No ha hecho efecto?-

-¡Sí lo hizo!-

-¿Pero...?-

-Pues... simplemente no estoy listo, Luzu.-

-Entiendo.-

Esperaba que insistiera con su idea, pero al ver que le dió su tiempo, le sorprendió. Auron sonrió mientras miraba a una pared del pasillo de las escaleras.

Luzu de verdad era demasiado bueno para Karmaland, siempre lo fue. Aún recordaba cuando le hablaba tan emocionado de las elecciones y todos sus sueños para llevar a cabo en Karmaland.

Pero le preocupaba tanto que la bella luz de Karmaland, Luzu, su niño, no pueda con toda la presión y la maldad en la alcaldía.

-¿Auron?-Llamó Luzu al notarlo muy callado.

-Oh, lo siento. Me perdí un momento.-

-¿Estás bien?-

Aquella pregunta se formuló varias veces en la cabeza del antiguo psicólogo. No estaba bien, era evidente.

Cuando Luzu no estaba su vida se reducía a dormir breves intervalos en el dia, desvelarse en las noches, no comer como se debe, y...

Paso su mano derecha por su brazo izquierdo, por encima de la ropa. Muchas veces pensó en quitarse la vida, ya todo daba igual, se sentía demasiado miserable.

Pero desde que Luzu insistía en visitarlo, dejo de pensarlo un poco, ya que le preocupaba la idea de que el que encuentre su cuerpo, sea su querido niño. No quería dejarle aquella imagen.

Las veces que Luzu llegaba, se hicieron de "Visitas sorpresas indeseadas" a "Visitas esperadas".

-Fue una pregunta tonta, ¿Verdad?-Dijo Luzu al no escuchar una respuesta.

-No, solo que... no lo sé, Luzu. Simplemente... estoy cansado.-

-¿Sabes que necesitas?-

-¿Qué?-

-Salir. ¿Qué tal ir por un helado un dia? Vamos, incluso podemos ir a mi casa y te muestro a mi chocobo.-

-Suena a una buena idea, pero...-

-Oh, no es necesario que sea hoy o mañana. Es una propuesta para cuando quieras, cuando te sientas listo.-

-Gracias.-

De verdad que Luzu aliviaba sus males, aquel tiempo que su vecino iba a visitarle, cada palabra, le evitaba el pensar en cosas malas, en que su vida estaba estancada.

Luzu seguía hablando de su dia, mientras que Auron solo escuchaba.

-Como te quiero Luzu, mi niño.- Aquellas palabras se le escaparon, habia pensado en voz alta, pero no era nada que el castaño no sabia ya.

-Extrañaba que me dijeras así.- Respondió Luzu sonriendo con nostalgia. Aquellas veces que pasaba con Auron, sus palabras, sus bromas, todo.

-¿Enserio?-

-Así es, Auroncito.-

-...Quizás, deba decirlo más seguido.-

Aquello alegró a Luzu. Pero ahora que recordaba, por más que no quisiera dañar el momento, recordó la hora, tenía algo que hacer.

-Ya me tengo que ir, ¿Nos vemos mañana a la misma hora?-

-Claro.-

Luzu ya se iba a ir, pero Auron recordó algo.

-¡Espera!-Llamó Auron.

-¿Sí?-Se detuvo un momento mirando a la puerta.

-Ten.- Por un agujero de la puerta, pudo ver una amapola que Auron le daba.

Luzu sonrió más mientras la tomaba en manos.

-Gracias por... venir.-

-No tienes que agradecer. ¡Nos vemos, Auroncito!- Dijo para luego retirarse de aquella casa tan peculiar.

Cada dia, era una vendita que Luzu trataba de ponerle a las heridas de su querido vecino.

El chico del cementerio. [LuzuPlay]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora