No tenía mucha hambre asíque al final solo comí un sándwich de jamón y queso que estaba muy rico.
-¿Quién ha hecho la comida? Está muy rica.-dije comiendo un trozo de la tarta de chocolate que había de postre.
-Kelly.-dijo.
-¿Kelly? No sabía que cocinara tan bien.
-Si, le gusta bastante hacer estas cosas.
Nos quedamos en silencio unos segundos. Yo contemplaba la cuerda balancearse sobre el agua.
-¿Qué hace esa cuerda ahí?-pregunté de repente.
-La puse yo. Un día descubrí este sitio mientras paseaba por aquí y me pareció buena idea poner una cuerda para tirarme de ella al agua.
Me quedé callada mirando el agua.
-¿Quieres bañarte?-me preguntó.
-No tengo bañador.
-¿Y?
Me lo quedé mirando. No pretendería que me bañase con ropa.
-No me puedo bañar con la ropa.
-¿Por qué no?
-Porque no tengo nada para cambiarme después, y si me quedo con la ropa mojada cogeré una pulmonía.
-Tengo toallas.
Que insistente.
-Venga, Jane. Se que estás deseando bañarte.-me dijo al ver que no contestaba.
De repente, noté como unos brazos me cogían y me elevaban en el aire.
-¡No, Tony!¡Suéltame!-grité intentando zafarme.
No me hizo caso y me tiró en el agua. Menos mal que hacía pie porque no sabía nadar. Si, no se nadar con dieciséis años, ¿vale? No es tan raro.
Saqué la cabeza fuera del agua y le miré.
-Te voy a matar.-le dije.
Él tan solo se quitó la camiseta y se tiró al agua.
Nos miramos. Me sonrió y yo le sonreí. Me perdí en sus ojos y sentí que no había nada más. Solo estábamos él y yo. Y entonces empezó a acercarse. Yo estaba inmóvil. Nuestros labios los separaban tan solo unos centímetros de distancia.
Y entonces empezó a sonar mi móvil y nos separamos de golpe. Fue como si hubiéramos despertado a la vez del mismo estado hipnótico.
-Tengo que cogerlo.-balbuceé.
Salí del agua y busqué mi móvil, todavía aturdida.
-¿Si?-dije cuando descolgué.
-Hola Jane, soy Mabel. ¿Qué tal te va?
Si yo te contara…
-Pues bien. ¿Solo me llamabas para eso?
-No, preguntaba mi madre que a qué hora vas a volver.
-Pues no se.-miré la hora del móvil. Ya eran las cuatro y media.-¿Por qué lo pregunta?
-Porque vamos a salir a comprar una cosa y no volveremos hasta las seis. Si vuelves antes tendrás que ir a la casa de Kelly y Tony porque se te ha olvidado llevarte la llave.
-Ah, vale.
-Bueno, pues era eso. Y ya me contarás en casa que tal te ha ido. Chao.
-Chao.
Y colgó.
-¿Quién era?-oí a Tony a mi espalda. Me di la vuelta rápidamente.
-Mi prima. Me ha dicho que se van a ir y no volverán hasta las seis, si llegamos antes me tengo que quedar en vuestra casa hasta que lleguen porque no tengo llave.
-Claro, por mi no hay problema.-dijo para, después, volver a meterse en el agua.
Actuaba como si no hubiera pasado nada hace un momento.
Resoplé y miré la cuerda suspendida en el aire.
-¿Quieres probar?-me preguntó desde el agua Tony, quien se había dado cuenta de que estaba mirando la cuerda.
-Claro.
Tony salió del agua y yo me subí a una pequeña plataforma de madera próxima al árbol en el que estaba colgada la cuerda. La verdad es que estaba bastante alta y yo tenía un poco de miedo a las alturas, pero no quería que Tony lo notase asíque me cogí a la cuerda y me agarré a ella como Tarzán. Me balanceé y cuando estuve a en el punto exacto me tiré al lago. Saqué la cabeza y vi a Tony sonreír desde la orilla.
-¿Qué tal?-pregunté saliendo del agua.
-Pues bastante bien.-me dijo sonriendo divertido.
-Ahora te toca a ti.-le dije.
Me miró un segundo antes de subirse a la plataforma para coger la cuerda con agilidad y repetir lo que yo había hecho antes.
Después de varias risas, Tony cogió las toallas y me pasó una. Me sequé como pude, ya que es bastante difícil secarse con la ropa puesta.
Cuando terminé le di la toalla a Tony. Seguía empapada pero más no podía hacer.
Recogimos las cosas y nos fuimos.
Cuando llegamos miré la hora, eran las cinco y media asíque todavía faltaba media hora para que llegaran mi tía y mi prima.
Tony abrió la puerta de su casa y me indicó que pasara.
-Kelly y mis padres están en la tienda. Esta semana le toca a ella ayudarles en la tienda y a la siguiente a mí. Nos solemos turnar.-dijo, y eso para mi significó algo así como ‘’estamos solos otra vez’’.
Yo solo asentí con la cabeza.
-Será mejor que te cambies.-dijo después.-O entonces si que cogerás una pulmonía.
-Ya te dije que no tengo ropa para cambiarme.
-No te preocupes, ahora te doy algo de la ropa de Kelly.
Y subió por las escaleras dejándome allí sola.
Me quedé pensando en lo que había ocurrido y no pude evitar sonrojarme al recordar que casi nos besamos.
¿Qué hubiera pasado si Mabel no hubiera llamado? Seguramente nos hubiésemos besado.
¿Él quería besarme? Y yo…¿yo quería besarle? No lo se. Estoy muy confusa…
En ese momento bajó Tony con ropa en la mano.
-Cámbiate en el baño.-me dijo Tony señalándomelo.-Yo también voy a cambiarme.
Me fui hacia el baño de la planta baja y cerré la puerta.
Miré lo que me había traído. Era una camiseta de tirantes básica blanca y unos pantalones cortos vaqueros, parecidos a los que llevaba ahora.
Me puse la ropa y, tras peinarme un poco con los dedos, salí del baño.
Tony no había bajado todavía asíque me senté en el sofá de la sala de estar.
Al cabo de un rato bajó y se sentó a mi lado.
-Me lo he pasado muy bien hoy.-dijo.
-Yo también.
-¿Quieres venir mañana a montar a caballo por el bosque?-me preguntó de repente.
-¿A caballo?
-Si, ¿sabes no?
-Si, se más o menos, lo que pasa es que no sabía que teníais caballos.
-Y no tenemos. Son de un amigo que nos los presta. Solemos ir por un camino que hay en el bosque. Pensaba ir mañana, ¿quieres venir?
Me lo pensé. Me lo había pasado muy bien hoy pero me daba miedo que volviera a pasar otra vez lo del casi-beso.
-Si.-dije finalmente.
ESTÁS LEYENDO
Una chica de ciudad en un pequeño pueblo
RomanceSoy Jane Palmer, tengo dieciséis años y vivo en Los Ángeles pero ahora mismo estoy en un avión rumbo a un pueblo en medio de ninguna parte en el que me quedaré con mis tíos y mi prima todo el verano. Me parece que estas vacaciones van a ser muy larg...