Capítulo 18

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Tony y yo seguimos juntos y Ruth no daba señales de vida. Tony decía que eso era buena señal y que a lo mejor se había rendido pero yo no terminaba de creérmelo del todo. Me parecía demasiado sospechoso que Ruth hubiera desaparecido de repente.

Además, Travis nos había dicho que estaba rara. Decía que se pasaba los días sola en casa sin salir y que no hablaba casi. Él pensaba que era por la medicación pero yo no pensaba lo mismo.

Ya pasada una semana desde su primera amenaza estaba tumbada en la cama escuchando música mientras miraba el techo.

Me aburría bastante asíque decidí ir a dar una vuelta.

-¿A dónde vas?-me preguntó mi prima que estaba viendo la tele en el salón.

-Me aburro, voy a dar un paseo. ¿Vienes?

-No, gracias. No tengo muchas ganas de salir ahora.

-Vale. Vuelvo en un rato.-dije, para después cerrar la puerta a mis espaldas.

Caminé sin rumbo fijo por la carretera que da al pueblo y empecé a pensar en todo lo que había cambiado desde que estaba allí. Para empezar, en Los Ángeles nunca se me hubiera ocurrido ir sola a dar un paseo. Al final si que me iba a costar irme de allí. ¡Y me tendría que ir en unas semanas! No quería ni pensar en ello. No se lo que pasará cuando me tenga que ir.

Entonces vi por el rabillo del ojo una sombra moverse entre los árboles que rodean la carretera. Me acerqué a ver que era y entonces sentí un pinchazo en el brazo y todo se volvió negro.

Oía unas voces que me llamaban y abrí los ojos pero lo veía todo borroso. Dejé que se me enfocara la vista y pude ver tres pares de ojos observándome.

-¡Ya despertó!-exclamó Kelly. Y me abrazó.

-¿Qué ha pasado?-pregunté aturdida.

-Eso nos gustaría saber a nosotros.-dijo mi prima.

-Kelly y yo te encontramos tirada en el suelo cerca de la carretera.-dijo Tony de pronto.

Entonces sentí un ligero dolor en la palma de la mano derecha. La miré y tenía una raja cubierta por sangre seca. Me la quedé mirando horrorizada hasta que me percaté de que tenía algo rojo en el brazo. Era un mensaje escrito con sangre, supongo que la de mi mano.

Tú lo has querido.

Entonces un solo pensamiento me cruzó por la cabeza: Ruth.

Miré a Tony que me miraba con los ojos rojos, debía de haber estado llorando. Después miré a Kelly y por último miré a Mabel.

-Ruth, ¿verdad?-dijo ésta última.

Entonces me acordé de que había visto una sombra entre los árboles y había ido a ver que era cuando sentí que me pinchaban en el brazo y ya no recordaba nada más.

-Me ha debido de pinchar con una jeringuilla con algún tipo de droga o algo así para que me durmiera.-dije.

-Y después te hizo eso.-dijo Kelly señalando la herida de mi mano.

-Al menos no te ha hecho nada más.-dijo Tony.-Cuando te vi tirada en el suelo me temí lo peor.

-Tony, tengo que decirte algo.-dije.

Estábamos en mi habitación. Ya me había curado la herida y me había puesto una tirita para que no se abriera. Habíamos tenido suerte de que mis tíos no estuvieran en casa, a ver como iba yo a explicarles que tenía una raja en la palma de la mano. Cuando me vean la tirita no se lo que me inventaré.

Una chica de ciudad en un pequeño puebloDonde viven las historias. Descúbrelo ahora