capitulo 41

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|Capítulo cuarenta y uno|

Niall sacó su arma y yo saqué la mía, salimos de allí y comenzamos a caminar hacia la oficina de Michael, pasamos todo el pasillo y giramos a la izquierda. La puerta se encontraba abierta y al no escuchar ni ver a nadie sospechoso corrí hacia la oficina y entré, Michael se encontraba tirado y había un charco de sangre debajo de él, me arrodille y comencé a buscar la herida.

—Mike, ¿Dónde está?—Pregunté mientras tocaba su abdomen.

Se tocó el costado, levanté su camisa y encontré mucha sangre. 

—Vendrán por él en unos minutos.—Dijo Niall entrando. 

—Tenemos que encontrar algo para hacer presión en la herida y si no hacemos nada se desangrará.—Comenté mirándolo. 

Niall comenzó a buscar algo por todas partes, pero no encontró nada. Salió de allí y entró a los pocos minutos con una camiseta blanca, me la dio y la coloqué en la herida. Michael gruñó de dolor. 

—¿Quién te hizo esto?—Pregunté mientras le quitaba algunos mechones de color verde de la cara.

—Ann…—Dijo y gruñó de nuevo.—Annabeth.—Contestó y me mordí el labio.

Miré a Niall y esté hizo una mueca.

Cuatro personas con uniforme negro entraron a la habitación y se acercaron a Michael. Me alejé de él y me coloque alado del rubio.

—¿Qué sucedió?—Preguntó uno de ellos mirándonos. 

—Escuchamos un disparo y vinimos hasta acá, le dieron un disparo en el costado.—Dije.

—Vayan por una camilla.—Ordenó y dos de ellos salieron.

A los pocos segundos entraron y colocaron a Michael en la camilla y se lo llevaron. 

—Se pondrá bien, sólo fue un rozón, si hubieran disparado unos centímetros más cerca, él hubiera muerto al instante.—Comunicó y asentí con la cabeza.

Todos salieron de allí y me quedé con Niall.

—¿Qué vamos a hacer?—Pregunté.

—Bueno, no puedo hacer mucho, simplemente tratarla normal como siempre.—Contestó el rubio saliendo de la oficina. 

Lo seguí, se recargo en el barandal. 

—Literalmente dejó sin compañero.—Comenté.—Es una perra y si la tuviera enfrente ya estaría muerta, en serio.—Miré a Niall y comenzó a reír fuertemente.—Eres un idiota.—Acusé y me alejé caminando.

Fue detrás de mí, me tomó por la cintura y luego me acorraló contra la pared.

—Estoy comenzando a pensar que te gusta tenerme contra la pared.—Dije y él sonrió.

—Tienes razón, no sabes cuánto me gusta. Te ves tan sensual.—Contestó y besó mis labios.—Te amo…—Susurró.

—Te amo más.—Sonreí y lo besé lentamente.

La Estafa Horan (Niall y tu)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora