Cenizas Azules (Libro #2 De Fuego Azul)

Capítulo 25

Evelen

Hice lo necesario por conseguir lo que quería y no me importaba los lejos que llegara, tenía que vengar la muerte de mi madre. No fue la mejor madre pero era mi madre. Encendí mi móvil y vi que aún tenía de fondo de pantalla la fotografía con mi hermana, cuando tenía 14 años. Sonreí con aquél recuerdo y una lágrima cayó sobre la pantalla del celular.

Era diciembre 21 y todos estábamos organizando la fiesta navideña, Estela era una amante de la navidad y decoraba la casa con cuanto adorno encontrara en los almacenes. Yo no era una amante ni creyente de nada pero ella hacía ver como si esa festividad tuviera un sentido y eso era valioso. En navidad, podía estar muy lejos de la academia y de los que me molestaban.

"Evelen ven y coloca la estrella" ella dijo subida en las escaleras.

"Podria subirla con magia"

"Eso quita el sentido a las cosas, el trabajo y el esfuerzo le da sentido a adquirir algo, si lo consigues fácil no entiendes el valor que tiene"

Sonreí al recordar aquél momento preciado pero luego se me vino a la mente, otros sucesos que me perturban.

Era mi primer día de clases en la academia para jóvenes sobrenaturales y perfeccionar sus actitudes. Estaba emocionada, por encontrar un lugar donde encajar, personas como yo, pero nada fue como esperaba. Apenas supieron que llegaría me dieron una manilla de plata de bienvenida y lo mucho que afecta ese material a los lobos, me causó escozor. Luego vino la vez que me escondieron la ropa en gimnasia, cuando encendieron mi cabello o la vez que me ataran en un ataúd con cuerdas de plata y cobre y un hechizo de magia que me costó horas poder romperlo y liberarme.

La única compañera que tuve fue aquella chica que era una bruja de último año, parecía una chimenea de lo tanto que fumaba. Me llevó a fiestas y me hizo ver que si no era yo la que dañaba, los otros me dañarían y que el miedo hace que te respeten. Estela jamás se dio cuenta de todo lo que sucedía, solo le parecía una chica problemática.

Jamás me emborraché, pero había veces que llegaba oliendo a alcohol y al día siguiente. Yo intenté cambiar pero el mundo no aceptaba algo que llamaban aberración.

La única mejor amiga que tuve murió a manos de uno de mis compañeros, que luego yo misma lo maté y me expulsaron de la academia. Nunca estuve de vacaciones, simplemente ya no me querían allí.

Lauren era una fuego azul y medio bruja con una rareza, no tenía los ojos azules y pasaba desapercibida como una simple bruja.  Ahora ella estaba de vuelta.

— ¿Esto es otro infierno?

— Sí, uno peor.

Duró una serie de semanas en despertar del eterno sueño. Casi nadie podía traer se vuelta a la vida a las personas, pero yo tenía el poder suficiente para hacerlo.

— Esto es agua, debes estar sedienta.

— Trae una maldita cerveza Evelen, estoy seca.

— Solo puedes beber agua por ahora, deja que tu cuerpo se acople un poco.

Agarró el vaso de agua y lo bebió con rapidez. Se colocó de pie y dio vueltas, como si tuviera piernas nuevas.

— Joder eres una jodida reina.

Me besó en los labios y me abrazó agradeciendo lo que había hecho por ella.

— Evelen te estaba buscando para...

Estaba justo detrás Crhistian, con una expresión de celos.

— No pensaba que tenías otro nuevo ligue.

— No joder, eso fue solo un beso de amigas. Tu novio es muy mojigato — río ella. — Comsigueme una cerveza y unos cigarrillos, volver a la vida me causa ansiedad.

— Ahora no, necesito que estés perfecta para lo que vamos hacer.

— ¿Hacer qué?

— Pedir un deseo a la luna azul.

— Joder, eso solo puede pedir una fuego azul de sangre pura. Yo soy mitad bruja.

— Cuando moriste, una parte de ti murió y esa fue la parte bruja que no pude traer de vuelta, pero tu parte de fuego azul jamás desapareció. Y sé que vienes de una raza de fuegos azules puros y que eras tú la última.

Lauren dijo un conjuro y notó que no sucedía nada, luego apretó el puño y abrió la mano dejando escapar fuego azul de su mano.

— Bueno está bien, puedo hacerlo. ¿Y cómo logramos vencer todo ese ejército que custodia Heims?

— Tengo el ejército y tengo mi poder.

Lauren sonrió animada con la situación que le proponía.

— ¿No había nadie más como yo vivo?

— Sí, una chica llamada Rachel, pero ella es demasiado santurrona.

Lauren cambió la expresión de su cara cuando escuchó el nombre.

— ¿Qué pasa?

— Nada, solo que tiene el mismo nombre de mi tía que en paz descanse. ¿Cómo es ella?

— Ojos azules como toda fuego azul y cabello negro tan oscuro como la noche y piel blanca llena de pecas. Es alta, algo insípida u delgada.

— Bueno hay fuegos azules con ojos cafés como yo.

— Tú eres una rareza, pensé que al traerte de vuelta, tus ojos serían azules pero al parecer hace parte de tu ADN.

— Es novio tuyo es muy bello.

— No es mi novio.

Miré a Christian que me miró con una expresión de molestia, yéndose de la habitación.

— Disculpa.

Lo seguí hasta el jardín, caminaba algo rápido para ser un simple fuego azul. Estaba sentado en el pasto jugando en su celular y tenía esa expresión de obvia molestia.

— ¿Qué te pasa?

Levantó la cabeza y volvió a mirar su teléfono, le agarré la barbilla y lo hice que me mirara. Él tenía los ojos más bonitos que había visto y eso que había visto demasiados ojos azules.

— Estoy harto de que jamás me des un lugar en tu vida, eres una jodida egoísta Evelen y  sabes que... te amo.

Estaba algo atónita por aquellas palabras, no tenía idea de que era el amor. Solo sabía que era por lo que todo el resto quería obtener y se sacrificaba por ello.

— No puedes amarme Christian.

— Pero te amo, sé que no eres la mejor chica, pero he visto algo que los demás no han podido y es una chica que dadas las condiciones le han negado cambiar su destino y la han hecho ver como un monstruo, pero nadie es del todo bueno o malo y tú eres justo eso. Tu soledad es la causa de tu amargura y de tu incomprensión. Si no fueras humana no estarías tan desesperada por sentir.

Lo besé y esta vez no fue por capricho o simple deseo, sino porque algo dentro de mí me empujaba a hacerlo. Y ese fue como el primer beso de mi vida.