Capítulo 18

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Rachel

No sabía porque la ayudaba y tampoco porque permanecía aquí. Miré a su amigo que le ofrecía plantas alucinógenas, tras pasarle un polvo azul que ella absorbía con su nariz. Siempre supe que era una chica problemática, pero nunca pensé que estuviera tan descarriada. Supongo que luego de tantas mezclas de razas algo no podía andar bien. Estela era un caso aparte, ella tenía demasiada bondad en su ser pero Evelen era la encarnación del mal, su parte humana era inexistente.

- Tienes el aspecto exacto de una viciosa.

- Me importa una mierda, soy jodidamente inmortal.

Una chica que antes había visto se apareció y le arrebató el frasco de la mano para romperlo en el suelo con su bota café.

- Te dije que lo dejaras.

- Deja de molestar mamá, no va a suceder nada.

- Eres una idiota, eso te debilita y te desconcentra, te necesito enfocada.

¿Acaso ella habia dicho mamá?, sentí que los pelos de la nuca se me ponían de punta. Pensar que la madre de Estela había vuelto a la vida por tercera vez me preocupaba, pensaba que me había deshecho de ella y en realidad no era así.

— Oh pero que sorpresa, aquí está la famosa chica del fuego azul verdadero— se acercó a mí y fijó su mirada, ahí supe que era ella.

— Pensé que habías muerto.

— Esa es una palabra muy relativa en el mundo de los inmortales, por cierto ¿Cómo va tu matrimonio?

— Eso no le importa.

— Me imagino que mal por tu expresión.

— Para su pesar, y el de su hija muy bien.

Evelen arrugó la nariz y se levantó del sillón, fue tan rápido que no pude alcanzar a ver cuando su puño iba directo a mi mejilla. El golpe fue tan fuerte que comencé a sangrar la mejilla inmediatamente y el dolor era insoportable. Pegué un grito de dolor y ella solo se reía.

— Pensé que ya la tenías controlada.

— Es algo difícil para alguien que tiene un bloqueo en su mente y además tiene fuego azul. El fuego que acaba con cualquier magia.

— Déjame y yo lo arreglo.

La madre de Evelen se acercó a mí, abrí fuego azul para ella, quien se apartó apenas la llama rozó una de sus manos. Comenzó a gritar con la mano en carne viva. Sabía que era una marca que no iba a desaparecer y que siempre llevaría consigo.

— ¡Estupida!

— Entienda de una maldita vez, ya no soy la misma que encerró en el manicomio, ahora soy más fuerte de lo que era entonces. Soy la chica del fuego azul verdadero y sabe muy bien que acaba con cualquier tipo de magia como lo dijo su hija así que no me ponga un dedo encima o no respondo.

Me levanté de la silla y salí por la puerta principal. Evelen estaba riendo a carcajadas, tenía un pie puesto sobre una roca y sus colmillos estaban a la vista al igual que sus largas uñas de mujer lobo.

— Que lindo moretón, creo que no se te va a quitar en un buen tiempo.

— Tengo la capacidad de curarme más rápido— le contradije.

— Pero es mucho más lenta que la de un vampiro, sólo observa.

Levantó una roca pequeña y con simpleza la pasó por su mano haciendo que sangrara. Abrí mi boca de horror, al ver cómo con tal normalidad se mutilaba a sí misma sin una mueca de dolor.

Sacó un pañuelo de su bolsillo y limpió un poco de sangre que había salido de su mano y la mostró de nuevo como si nada hubiera pasado.

— No eres humana.

— No querida, pero estamos en un mundo donde los monstruos gobiernan, la gente sigue todo lo que teme.

— Te equivocas, ahora déjame ir. Deben estar preocupados por mí.

— Claro, vete.

Ella me dio espacio para que pasara pero apenas salí a unos metros de la casa un fuerte dolor de cabeza me aquejo, caí de rodillas sin poder abrir los ojos, mis oídos estaban a punto de explotar al igual que mi cabeza.

"No creo que seas tan fuerte para soportarlo"

"Regresa a casa chica azul"

"Primero muerta"

"Eres la perfecta definición de temeraria corazón"

El dolor se agudizó y de mi nariz comenzó a salir gotas de sangre que luego eran más gruesas, entré en pánico, no pude soportar más el dolor y regresé. Una parte de mí quería sobrevivir sin dolor aunque tuviera que soportar estar al lado de la persona que más odiaba. Después de todo era el instinto de cualquier humano.

— Sabía que volverías ahora vamos a comer.

Me hizo entrar a la casa y sacó una jarra con un liquido color rojo y algo de arroz con camarón servido en los platos. Agarré uno de los platos y comencé a comer con afán, tenía mucha hambre. Luego tomé la jarra y me serví un vaso lleno de jugo y lo tomé sintiendo ese sabor horrible a hierro y esa sensación viscosa.

— Está mierda era sangre.

— No te lo dije porque parecías muy tentada por el jugo.

— Eres una idiota.

Agarró la jarra de sangre helada y se la bebió en un dos por tres. La miraba con horror, no podía creer que alguien podía disfrutar una bebida  tan horrible.

— Por eso odiaría ser vampiro.

—Yo tomo sangre porque quiero, podría dejar de hacerlo por años y no pasa nada mi cuerpo no lo requiere tanto como ustedes requieren el agua o un vampiro normal requiere beber sangre, pero si me provoca en ocasiones después de todo una parte de mí es vampiro. A la mayoría de ustedes les gusta el chocolate, no porque lo necesiten sino porque les gusta y se les antoja.

Alguien comenzó a tocar la puerta con afán, Evelen abrió más sus fosas nasales y se levantó enseguida a abrir.

— Hola Miller, que bueno es verte por aquí— lo detalló de pies a cabeza con lujuria.

— Oye estupida ese hombre es mío.

Salté a la defensiva y ella soltó una carcajada.Miller entró y me rodeó con sus brazos me dio un pequeño beso y escuché el rugido de Evelen desde su parte animal.

— ¡Sufieciente!, es hora que le digas que no te puedes ir Rachel.

Me miró y enseguida el dolor de cabeza comenzó.

No te esfuerces, solo déjalo ser.

Haz lo que digo.

— Miller no puedo regresar— dije con los ojos vidriosos.

— ¿Por qué?

— No quiero hacerlo, es hora de ponerle fin a todo.

— Rachel dime que hice mal, me gustaría arreglarlo— sus ojos se aguaron y agarraba mis manos con firmeza.

Solté sus manos y le dije: — Este es un adiós, entiendelo por favor.

No pude soportar más el hecho de verlo destrozado por mi culpa y me escabullí en aquella casa. Evelen apareció a los pocos minutos.

— Todo sería más fácil si te olvidas de él.

— No sé para qué me quieres aquí.

— No soy yo la que quiero que estés, pero te necesito, no exactamente a ti, pero si a tu fuego y para ello tengo que soportar tu presencia.

Cenizas Azules (Libro #2 De Fuego Azul)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora