Capítulo 8

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Rachel

Tomé las suficientes ganas para detener el sangrado con la esperanza de que se recuperara, su semblante era de un hombre que colgaba de un hilo colgante, estaba debatiéndose entre la vida y la muerte, deseaba tener un poco de magia curativa, en este momento hacía falta Estela.

—Es en vano, voy a morir — cerró sus ojos y lo empecé a abofetear evitando que se durmiera.

—Mantente despierto, todavía tenemos tiempo, tengo una idea — miré hacia a mi alrededor.

Las ventanas estaban cerradas así que las abrí y empecé a invocar con mi mente aquella planta curativa que había aprendido en el campamento, una rama atravesó la ventana con las hojas que serían la salvación de Mark, sólo tenía que colocarlas en su herida. Hice que levantara su camisa y coloqué un par de hojas en la herida para luego colocar de nuevo las gasas y posteriormente el esparadrapo, sí todo resultaba como pensaba pronto estaría bien.

—Vas a estar bien, te lo prometo— me senté al borde de la cama y le di unas palmaditas en la pierna derecha—. Ahora dime quien te hizo esto.

Mark dudó un instante y luego soltó un suspiro adolorido, le debía estar doliendo bastante.

—Los sangre azul rebeldes.

—¿Qué?...Pero sí

—¿Murieron todos quemados?, bien sabes que no es así hay personas como Miller y tú, que no parecían peligrosos al igual que tú y controlados que buscan apoderarse de Heims el día de luna azul.

Recordaba la leyenda de como todos los fuego azul habían llegado, por la luna azul, que era como una diosa para todos los fuego azul, sabía que se decía que cada 100 años que había un evento de estos los poderes aumentaban, por consiguiente los sangre azul se volverían el doble de un fuego azul normal, querían aprovechar aquello para tener a la tierra Heims. Y yo que pensaba que mis únicos problemas por ahora era una chica caprichosa que me había arrebatado a mi esposo, cuando un problema más grande se estaba formando. Alcancé la jarra con agua y serví agua en un vaso y se lo di a Mark de manera gentil.

—¿Dónde fue?

—En el valle de las gardenias.

Recordaba haber ido a ese lugar con Miller, sentí nostalgia al recordar aquellos momentos donde nuestra relación iba mejor que nunca, éramos felices juntos, nos amábamos, yo aún lo amaba pero no sabía si él aún lo hacía. Se había ido con Evelen, la había besado creo que definitivamente estaba harto de mí.

—Es un bello lugar— carraspeo.

Mark suelta una carcajada y luego se queja adolorido, tocándose la herida. Desde luego que no era un bello lugar para él.

—Tenemos que parar esto, debes avisarle a la corte azul.

—¿Lo harías por mí? — se mira la gasa en señal de que está muy débil como para ir hasta allá.

—Por supuesto.

...

He vuelto después de tantos años al campamento Heims y casi me estrello contra el gran matorral que oculta la gran montaña, golpeó mi frente por lo estúpida que soy y sacó una pequeña navaja de mi bolsillo que utilizo a veces que no encuentro tijeras para cortar, hago un pequeño corte en mi mano y dejó caer la sangre sobre el árbol, dándome paso al campamento, el matorral vuelve a cerrarse cuando estoy completamente adentro.

Miles de chicos corren y ríen, son jóvenes llenos de ilusiones, yo fui una de ellos. Entre este grupo de chicos distingo a alguien que pensé que estaría muy lejos de Texas. Me acerco hasta ella agarrándola por el brazo no de manera brusca.

—¿Qué haces aquí Raquel? — digo con una sonrisa y ella me abraza fuertemente.

—Vine a recibir entrenamiento y de paso ver a mi hermano aunque él no quiera, por cierto ¿cómo está él?

—Feliz con otra persona— digo amargamente y ella quita su expresión de felicidad y me acaricia el hombro en señal de que se compadece de mí.

—Lo siento Rachel, de verdad pensé que te amaba, si está con otra tuvieron que embrujarlo porque estoy segura de que te amaba— hace un chiste que no resulta del todo ficticio.

—¿Embrujado?

Raquel se encoje de hombros y es llamada por unos chicos para que vayan a jugar baloncesto y ella me sonríe y se despide con la mano. Lo que me ha dicho Raquel, me deja dudosa, quizás Miller esté embrujado, quizás.

Llegó hasta la corte azul, dando repetidos giros incorrectos que me han llevado a cabañas de chicos del campamento, diciendo varias veces lo siento, hasta que doy con la majestuosa cabaña, que lleva un letrero a la afueras, toco el timbre y esperó unos minutos hasta que abren la puerta y me doy cara a cara con un hombre con el cabello canoso y las gafas al punto de caérsele. Le sonrió y él me recorre de pies a cabeza hasta que sonríe y sé que me ha reconocido.

—Es un gusto verte por aquí, eres como una heroína para los fuego azul— me hace entrar y cierra la puerta con una llave de oro.

Observo la cabaña decorada con pinturas que me retratan en la batalla contra los sangre azul y contra la madre de Estela, una bruja muy poderosa. Me siento apenada y siento que se me hincha el corazón de orgullo.

—Vaya no es para tanto, yo solamente hice lo que debía hacer, cuidar nuestra raza— dije con firmeza y él me sonrió.

—Ahora tengo que preguntar ¿a qué se debe tu venida?, espero que no sea para nada malo— sonríe y yo no le devuelvo la sonrisa al contrario le muestro una expresión seria demostrándole que las cosas no andan bien.

— Mark lo han herido un grupo sangre azules rebeldes que quieren tomar a Heims como forma de recuperar a la Mortem que le arrebataron.

El líder aprieta la boca y toma el teléfono para hacer una llamada, sé que su expresión indica nada bueno. Antes de que pueda preguntarle qué va a hacer veo a aquella intolerante cabellera rubia hablando con un chico con un ligero parecido a Miller, no me puedo detener y voy hasta allá para agarrarla por sus baratas extensiones.

—¿Qué haces con mí... — me quedo callada al ver que no se trataba de Miller sino de un chico completamente desconocido. — Vaya buscas a otro parecido a Miller, que gran obsesión enfermiza tienes, deberías conformarte con uno sólo, zorra.

Suena en altavoz una voz gruesa y señorial, es el líder de la corte azul y está haciendo un llamado. "Todos los sangre azul, los quiero ver en la corte, es obligatorio, vengan lo más pronto, es urgente", dice el hombre con voz disgustada. Mi venida no ha sido de lo más beneficiosa y me arrepiento de haber traído aquella noticia, ahora sé que los sangre azul peligran.

Cenizas Azules (Libro #2 De Fuego Azul)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora