Capítulo 4

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Evelen


Observaba el reloj continuamente a medida que golpeaba la mesa con el tenedor, tenía apuro, el tiempo se agotaba. Estela hablaba sin parar de su experiencia en el hospital y "lo hermoso que era salvar vidas", lo que me ponía más a pensar en lo irónico que era cuando ella había arrebatado tantas vidas. En mi cabeza se formaban miles de excusas para escapar de esta estúpida cena familiar y se me vino a la cabeza la más convincente.

-Lo siento pero debo retirarme, esta chica tiene que ir a correr para estar en forma- Sonreí falsamente y tomé mi chaqueta.

-Ten cuidado hay asesinos en serie en las calles- se burló Estela.

-Creo que yo soy más peligrosa que ellos. Dame tus llaves - extendí la mano para que me diera las llaves del carro con una sonrisa pícara.

Estela sacó de su bolsillo las llaves y me las entregó totalmente confiada. Salí disparada de la casa para ir hacia el cementerio. Tomé el auto de Estela y conduje hasta él lo más rápido que pude para poder continuar con el hechizo incompleto. Debía completarlo o toda aquella magia de Rachel sería extraviada y no podría traer de vuelta a mi madre. Hice aparecer en el cementerio todo lo que había pedido ella, excepto el cuerpo de una chica joven recién muerto, eso sería pan comido, sólo tenía que buscar alguien corriendo en medio del bosque en solitario. Y sería muy fácil, gracias a mi oído agudo.

No tienes que hacer mucho esfuerzo hasta que escuché los latidos de una chica junto con sus zapatos hacer crujir hojas secas bajo sus pies. Seguí aquél sonido como animal que caza su presa y en minutos estaba delante de una chica cabello rubio que ataba sus agujetas, se veía tan vulnerable e inocente, lo que la hacía más deseable. Antes de que se pudiera dar la vuelta mis colmillos afiliados estaban atacando su cuello desnudo y vulnerable, sus gritos eran armonía para mis oídos hasta que su cuerpo desfallece y cayó sobre las botas de cuero. Era un lindo cuerpo, uno perfecto para mi madre. Cargué el cuerpo inerte en mis brazos y desapareció a velocidad de luz para dejar el cuerpo sobre las cenizas de mi madre. Sería un proceso largo.

Comencé a recitar las palabras del libro gordo de brujería que había sido regalado en mi quinceavo cumpleaños. Lo repetía en forma de rezo sosteniendo la sangre de la chica muerta en mis manos junto con el círculo que había formado con ingredientes místicos relacionados con el espíritu de los muertos. Tuve que hacerlo varias veces hasta que las cenizas empezaron a alzarse junto con las chispas de fuego azul y la forma de madre empezaba a formarse, caí de rodillas ante el esfuerzo y el desgaste que producía estar delante de un alma y haber creado una grieta entre el mundo de los muertos y el de los vivos. Los mortales solían pasar desapercibidos esta clase de eventos a veces sentían un simple temblor y los sobrenaturales la sensación de ahogo típica.

El alma de mi madre descendió sobre el cuerpo de aquella chica y este cuerpo empezó a levitar para luego quedar de pie con una mirada pérdida, acariciando su rostro y luego sonriendo.

-Haz hecho un buen trabajo hija, ahora pásame un espejo.

Le hice entrega del espejo y se miró con agrado.

-Es un buen cuerpo, ahora tienes que preparar la historia que te vas a inventar.
...

Mi madre había preparado las lágrimas y el teatro para hacer verse como una víctima de un asalto vampírico. Yo estaba preparando mi fingida preocupación por aquella chica que había atacado sin querer. Toque la puerta con afán y Estela abrió la puerta preocupada.

-¿Qué pasó? - se quedó mirando la chica con la visible herida en el cuello.

-Yo...- tartamudee para hacer ver más mi nerviosismo-. Yo no lo quería hacer de verdad pero la ataqué, de verdad no quería hacerlo y pensé que en convertirla sería lo mejor... Pero era una fuego azul.- hice salir unas lágrimas falsas.

Estela tomó a la supuesta víctima y me miró con molestia para entrar juntas a la casa. La chica temblaba de frío y Estela la observaba detenidamente.

-Haz sido poco consecuente- me miró molesta.

-Si lo sé y quiero enmendarlo, por eso necesito que le borres la memoria, yo estoy un poco agotada - fingí cansancio.

-¿Agotada?

-Si, por las voces, nunca han parado, al igual que con Rachel- solté sin más.

-¿Rachel escucha voces?

-Pregúntaselo a ella misma- me fui caminando hacia a mi cuarto, dejando a Estela con la falsa víctima.

Cenizas Azules (Libro #2 De Fuego Azul)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora