Problemas

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¿Qué harías si alguien se adueña de tus cosas más preciadas?
Día 3.

Jung Shiwoo: El ser inalcanzable, lindo, adorable, apuesto, noble, carismático, responsable y de hermosa sonrisa.

O al menos eso era lo que escuchaba el pelinegro de sus queridas primas, las cuales, parecían endiosadas con un tipo al que su progenitora decidió darle asilo por unos días.

Para la familia de Min, tener a Shiwoo era como una bendición, sin embargo, la verdadera cara de la moneda se mostraba con el azabache.
Como un camaleón, como un extraño animal u insecto, aquel tipo lo era todo, menos la verdad de aquellas frases y palabras encantadoras con las que Minhyuk les oía referirse al invitado, Shiwoo era un doble cara, un tipo de esos que llaman hipócritas con gusto.

Acostumbrase seguramente fue fácil, callar también lo fue, fue como un encierro del que Lee Minhyuk no podía salir, como una prisión a la cual estaba destinado, como una condena que debería pagar el loco que adoraba a las ballenas y los colores encendidos, algo terrible hecho en su vida pasada por lo que tendría que pagar.

Acostumbrarse a las mentiras fue quizá el mayor reto, tener que cubrirlas más no decirlas, tener que soportarlas tal vez fue un objetivo, pero a pesar de todo, el encantador Min se acostumbró a esa vida, a esa nueva rutina que tendría a un demonio colorado de por medio.

"Jung Shiwoo.. Jung Shiwoo.. Jung Shiwoo.."

__ Oh, es adorable, ¿No lo crees? Es dulce, alegre, tiene una voz demasiado preciosa, es muy apuesto y su color de cabello va muy bien co...

__ ¡¿Qué?!

Min interrumpió a su queridísima prima, gritando con tanta fuerza, que en Marte los pobladores colocaron quizá millones de quejas.

__ ¡Dime por favor que ese tipo no te gusta!

Los alaridos no pararon, a lo que Miyeon -la prima mayor, inteligente, dulce, exagerada y un poco loca- se tapó los oídos, esperando que aquel chico se dignara a bajar la voz.

__ Shh, basta Minmin.

- ¿Cómo que basta..?

- Shh, puede escucharnos, ahora mismo se encuentra en la habitación vecina, ¿Puedes creer que está tocando el piano y cantando al mismo tiempo?

__ ¿Qué? ¡¿En mi piano!?

Y cuando las personas suelen hablar de días pésimos, seguramente nadie imaginó este.

Una mañana soleada, pacífica, linda y cálida, que pareció oscurecerse gracias a un invitado especial.

Ciertamente, Lee Minhyuk no podía creerse las palabras de aquella chica, así que realizó maravillas, andando a la velocidad de la luz al cuarto vecino, logrando infiltrarse como si de una misión secreta se tratase, entre abriendo la puerta de aquel cuarto lleno de libros y revistas; un cuarto inmenso que le pertenecía solamente a Minhyuk, una biblioteca privada que le heredó su abuelo, en donde también yacía con polvo el bonito piano del mismo familiar, un obsequio, uno preciado que nadie debería tocar.

Algunas personas suelen ser muy apegadas a las cosas materiales, simplemente existen personas locas, un tanto desquiciadas con objetos que fácilmente pueden romperse, suena un poco raro, pero ciertamente Lee Minhyuk era uno de ellos, Min era de aquellos tipos cuidadosos con sus camisas y pantalones, pero el tema justo en ese momento fue diferente, no era lo material lo que dolía, era más bien ese sentimiento, esos celos, esa amargura al divisar que alguien ocupaba el lugar que te pertenece.

El azabache negó para sí, botando sus ojos sobre el suelo y sus entrañas contra este mismo, divisando una y otra vez, tallando sus ojos y mordiendo la viscosa piel de sus labios tan sólo ver la escena que Miyeon le describió.

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