El día en que todo cambió.

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"Va a casarse, va a casarse".

Últimamente en su mente y corazón aquello era lo único que daba vueltas, giros y giros que mareaban su mente al por mayor; sin embargo, no era que fuese egoísta, al contrario, Minnie Nicha Yontararak trataba de ser una buena amiga, la mejor consejera y la mayor guía de Lee Minhyuk, pero últimamente y al enterarse de aquella noticia, el delgado que alguna vez fue su brillo y su manera de salir adelante, se estaba convirtiendo en un tedioso problema sin solución. Minhyuk se estaba convirtiendo en alguien callado y solitario, nada expresivo o sonriente, pues según sus propias palabras: la vida que alguna vez tuvo, había cambiado drásticamente gracias a Yoo Kihyun.

Minhyuk parecía un psicótico esos días, y sin exagerar, le daba bastante importancia a un tema que no debería interesarle, aún así, Minnie intentó con todas sus fuerzas ayudar, pero cuando un individuo no desea ser ayudado, los intentos no sirven.

Escaso era el interés por Minhyuk últimamente, esos días iba de la facultad al trabajo y pasaba las noches encerrado en el cuarto que la misma Minnie le había brindado, su familia, su vida, su mundo, todo parecía estar en su contra, cosa que lo hacía sentirse nada, un tipo insignificante con razones nulas para vivir de ahora en adelante, y por supuesto, aquello no era lo único, en Lee Minhyuk esos días crecía un odio, un sentimiento monstruoso por errores que nadie era capaz de enmendar.

En pocas palabras, Minhyuk se había convertido en alguien distinto, en otra persona, en alguien diferente difícil de recuperar.

"Va a casarse, va a casarse".

Minnie no podía escuchar otra frase en esas noches frías que pasaba junto a Minhyuk, mirando las pocas fotos que tenía de pequeña conforme ese era otra vez el maldito tema de conversación, sincerándose estaba cansada, harta, se sentía frágil e impotente al no poderle dar una solución a un problema ajeno que lastimaba de esa manera a Min, se sentía tan extraña, era un sentir singular difícil de explicar, algo que había acostumbrado tragar y evadir, más sin embargo, jamás creyó que aquel tema se le subiría a la cabeza por un puto suceso innecesario.

- ¡Hey, pero cálmate! ¡Lee Minhyuk, cálmate!

Los alaridos eran sonoros, pero aún así, el mencionado no era capaz de controlar ese sentimiento suyo, sus pies le guiaban sin cesar a esa casa que conocía a la perfección, luchando contra sí y contra las manos de la chica que intentaban detenerlo.

- ¡Minhyuk, ya!

Minnie optó por seguirlo, pues estaban a pocos pasos de la casa del chico, y a tales alturas dejarlo solo aumentaría el caos, fue por ello que la pelinegra apresuró el paso, pudiendo parar al desalmado chico que intentó golpear a un Yoo Kihyun distraído en el patio de esa lujosa casa.

- ¡Min, ya!

Minnie logró colocarse frente a Minhyuk, entre los brazos largos y calientes de ese enfurecido chico, deteniéndolo de hacer una estupidez con esa simple acción.

- ¡Aún no he terminado contigo! ¡Lo sabes!

Min parecía un demonio en primera persona, pero aún así, la chica no se quitó del camino, al contrario, tomó las manos del varón de una manera insólita, impidiendo que aquel pudiera golpear a un pelirrojo frente a él.

- Sólo acéptalo, Minhyuk, Miyeon y yo vamos a casarnos en algunos días ¿Es tan difícil de entender?

- ¡Cállate! ¡Por Dios, cállate!

- Es la verdad. —Añadió Kihyun, sonriendo con burla, acomodándose su propio cuello mientras negaba. — Nos amamos, y temo que no puedes hacer nada.

- Mierda, eres un pedazo de mierda ¿Me oyes? No estás enamorado de Miyeon y jamás lo estarás, eres un pedazo de basura, un perdedor, un mentiroso desde que te conocí ¿Comprendes? No vales nada, Yoo Kihyun.

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